martes, 18 de septiembre de 2018

HABLAMOS AL ATARDECER

CADUNT  ALTIS  DE  MONTIBUS  UMBRAE
    

   Aquel verano de 1.970  aprendiste muchas cosas y viviste otras que realmente te sorprendieron .  Fueron dos meses de nuevos descubrimientos en una tierra escasamente parecida a nuestros predios mediterráneos de tu niñez y juventud .   Y todo a la sombra del padre Urbión y en las riberas del río Duero ,  de dónde el nombre del pueblo ,  Duruelo de la Sierra .
   La gran sorpresa fue una tormenta de montaña con deslumbrante aparato eléctrico ,  descomunales truenos y turbión de agua por trochas y barrancos ,  hasta inundar los prados .  Realmente pasaste miedo .
   Los trabajos y los días  (Hesiodo)  se sucedían con cierto tono de aparente monotonía .
   Por la mañana tú permanecías en la casa que nos cedieron los amigos ,  preparando ,  disponiendo y organizando la intendencia del día .  Mientras ,  yo llevaba a Javier al paraje denominado  Las Peñitas ,  en el recodo del río .  Le extendía una manta de buena lana a cuadros y gateaba y recogía piñas verdes que intentaba morder ,  y se ponía de pié y perdía el equilibrio y se enfadaba en la caída .  Todo muy bucólico .
   Como también lo era que las vacas anduvieran sueltas por las calles ,  sin más averiguaciones ,  o que las ovejas  fueran  arreadas al redil por los niños en vacaciones ,  o que los hombres trabajaran los sábados sin un solo día de vacaciones al año ,  o que el carnicero viniera con vieja furgoneta de otro pueblo ,  o que llevaran alguna vez pescado en camioneta chorreante de lo que semejaba hielo ,  o que la tienda de  La Lucre vendiera las cosas más increíbles y ancestrales .
   O que no hubiera ningún analfabeto en la población .  A tal efecto ,  te informé que todo el curso escolar los maestros daban clases nocturnas a los adultos ,  que nunca dejaban de asistir .  Y el hecho notable de que en todas la casas hubiera una enciclopedia frecuentemente consultada ,  la gente leía los pocos libros de la biblioteca escolar y los que el párroco había logrado para la iglesia por su cuenta.
   Y aquí otra gran sorpresa para tí .  El respeto y devoción con que recibieron al señor maestro y a su esposa ,  la señora maestra ,  que así los nombraban .  Y el agradecimiento de los hombres a mi padre y de las mujeres a mi madre .  Los primeros ,  porque le decían que de él habían aprendido todo cuanto sabían en la vida .  Ellas ,  porque habían aprendido a bordar y a pintar en las sesiones de tarde ,  mientras en voz alta una leía novelas de la colección Pueyo ,  entonces tan en boga .
   Mi padre ,  un excelente maestro .  Mi madre ,  una mujer preparadísima con gran sentido artístico .
   Al propio tiempo ,  trabajábamos .
   Tú preparabas los siguientes cursos de matemáticas y química ,  amén de consultar libros científicos y literarios ,  que siempre fuiste una buena lectora .  Yo daba forma a una asignatura que había diseñado para los nuevos planes de estudio ,  "Literatura española y sus relaciones con la literatura universal" ,  compleja y difícil  ciertamente ,  pero muy atractiva ,  como quedó demostrado con el tiempo .
   Pergeñé una inicial lista de libros imprescindibles ,  comenzando por Virgilio ( de ahí el título de esta tarde ) .
Y es de notar las horas que dedicaste a leer algunos de estos libros no fáciles ,  postura que acrecentaba mi admiración y respeto por tí ,  te lo he dicho muchas veces como sabes .
   Pero lo más compensador ,  quizá ,  fue la pléyade de amigos que yo recobré,  nuevos para tí ,  de manera especial Teresa Altelarrea y  Fidel Sandoval ,  matrimonio pedagógico también como nosotros .

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