lunes, 30 de noviembre de 2015

" A LA SOMBRA DE LA CATEDRAL"

   Buen título para un artículo religioso, para un ensayo doctrinal, para un libro de poesía, cual es el caso que nos ocupa. Con ello se cumple uno de los requisitos de la escritura: intentar que los títulos sean un anticipo sintético y estimulante de los contenidos del libro. En esta ocasión se cumple por completo. Máxime, si le añadimos el subtítulo, "Poemas viejos y nuevos", que incluye el concepto, y también la praxis adecuada, del tiempo, uno de los grandes temas y problemas que han acuciado al hombre desde su aparición en la tierra, como ser vivo que piensa y razona.
  El autor se llama Manuel López López y es persona culta, plurititulada y catedrático de latín durante muchos años. Todo ello hace que, desde la perspectiva formal, el libro y pos poemas respondan a la más estricta y adecuada teoría literaria, de modo que versos, estrofas, rimas posible, imágenes y música siempre, están troquelados como cabía esperar. Nada que decir en tal sentido.
  Ello no obstante, estimo que el libro se salva mucho más por los elementos emocionales, desde el hondón del alma del poeta, hasta las más delicadas fibras receptivas de los lectores, que siempre será legión en proteico abanico de caracteres y capacidades receptivas.
  El prólogo de Juan Antonio López Delgado, antiguo y brillante alumno mío, compañero del autor en la docencia, revela y clarifica las claves de la poesía encerrada en este libro. A él os remito, aunque tengo dudas acerca del momento en que el lector debe abordar, antes de leer los poemas o después de haberlos leído.
  La cuestión la vengo arrastrando décadas. Siempre he predicado a los alumnos que los grandes libros, en la Facultad, deben leerse de manera virginal, sin mediatizadores trastornantes e inhibidores del propio pensamiento y la personal sensibilidad: ni prólogos, ni notas a pie de página ni nada parecido, para lo cual tiempo habrá después de la primera impresión lectora, que la erudición nunca debiera sustituir al conocimiento limpio y previo, sino complementarlo a posteriori.
  En todo caso, estas cuatrocientas cincuenta páginas de poesía en verso constituyen "un florilegio poético de recuerdos entrañables, un ramillete de perfumes, melodía de canciones dedicadas a Murcia, a sus fiestas populares, a sus monumentos y a sus gentes", como rezan las palabras que las introducen. Totalmente de acuerdo.
  El libro lo vamos a presentar mañana, lo que me congratula. Lo celebro por cuanto es un hermoso libro de poesía viva plena de homeneje. Y también, porque el autor haya tenido la deferencia de convidarme a la presentación, delicadeza que le agradezco. Allí nos veremos para hablar de poesía y de lo divino y lo humano, a la sombra de la Catedral, buena sombra para que se cumpla el vaticinio de Hölderlin, el poeta loco a fuer de cuerdo: "Pleno de méritos, pero es poéticamente como el hombre habita esta tierra". 

viernes, 27 de noviembre de 2015

DOS LIBROS, CUATRO AMIGOS


        Son dos libros de reciente aparición, que han llegado esta mañana a mis manos. El primero me ha sido entregado en la escalinata de la Facultad de Letras, cuando yo salía de mi despacho para el café matutino. El segundo, me lo ha entregado el autor justo cuando me disponía, ya en el velador de la terraza otoñal, a los primeros sorbos del humeante café sin azúcar, bien cargado según tradición inveterada en mí, que debería cambiar a tenor de la edad que voy atesorando y pese a la genética excelente que me vino en herencia. Pero, ya se sabe, "video meliora, provoque, peiora sequor".  Los romanos ya eran así de prevenidos y meditadores.
   Las matemáticas no fallan en el título. Un libro puede ser un amigo o un réprobo para el resto. Pero también pueden ser dos amigos, si el autor hizo méritos humanos amén de profesionales: el propio libro y sus bondades, más el autor cristalizado en buena persona, que lo cortés nunca estuvo reñido con lo valiente.
   Esta mañana son dos libros y cuatro amigos, con el rizo añadido de la amistad previa a la escritura, por lo que la aritmética emocional se transmuta en matemáticas fractales sin mayores averiguaciones intelectuales.
  Carmen Pérez Ballesteros es autora del primer libro, "Esperanza", palabra-título que anticipa bien y sintetiza el mensaje múltiple acogido y expresado en todos y cada uno de sus poemas. La dedicatoria y los agradecimiento ya constituyen todo un programa de vida y poesía. El prólogo de Juan Tomás de Frutos capta el meollo de la cuestión con palabras adecuadas: "Carmen versifica como pocos y nos atiende con pretensiones que nos invitan a ver el mar y el cielo con sellos de pura garantía de felicidad... Nos habla, como sólo ella es capaz, de golondrinas, de su abuelo, de la sociedad toda, de los sueños, del alma, de la extensa y genuína Fe y de la luz que alumbra donde debe".
  Todo lo comparto y ratifico después de leer tan sentidos versos. Y sólo me resta invitaros a su lectura, que no os defraudará.

          "EL  HOMBRE  Y  SU  DESEO"
 El otro libro responde al título que acabo de incorporar. Su autor es un maestro de larga trayectoria profesional, muy prestigiado en su mundo, que siempre anduvo interesado por la cultura, por las letras, escritor vocacional y gran lector. Lo conozco muchos años y venimos desarrollando una amistad bien fundamentada.
  De entrada, dos cosas hay que decir del libro: la "fermosa cobertura" (Marqués de Santillana dixit) de la edición material, desde el diseño hasta la calidad del papel y la cartulina, mate, de las portadas; rasgo muy de agradecer en estos tiempos un tanto ramplones a la hora de conformar un libro. La otra viene dada por la cantidad y, sobre todo, por la calidad de los poemas incorporados, al extremo que bien pudiera decirse que se trata de una obra completa, pues abarca largo tiempo vivido y escrito.
   Como entrada, incorpora unas paginas autobiográficas, esclarecedoras de lo que sea la escritura, la lectura y, sobre todo, la elucidación que el autor hace de su propia esencia y vivencia, de manera que nos quede claro a los lectores el conocimiento que de sí mismo tiene el poeta y cómo lo transmite a los demás, con una única y fuerte ambición, de modo que el final pueda ser el previsto y deseado: "El conocimiento de nosotros mismos, de nuestro yo más desconocido, auténtico y humano, de nuestro Espíritu. Por eso me he permitido escribir estas líneas a modo de reflexión previa. Ahora sóis vosotros quienes tenéis que juzgar. Si lo he conseguido será un acierto, si no un rotundo fracaso".
  Nada de fracaso. Todo un acierto el empeño de explicarse. 
  Después viene lo decisivo, los poemas. Abarcan toda una vida, desde los grandes temas de siempre  -amor, muerte, esperanza, transcendencia, etc.-- hasta los, en apariencia, más insignificantes o domésticos, convencido el autor de que no importan tanto los temas como el tratamiento poético que se les da. A través de las citas y dedicatorias, queda claro el alto acompañamiento elegido.
  El título es ambicioso; y los logros, adecuados. Aquí hay clara inapiración, conocimiento de los resortes que atañen a los versos y la poesía, convicción de que las vivencia y observaciones deben ser transformadas, atendiendo a los deseos de Mallarmé, cuando decía que los poemas se hacen con palabras, no con sentimientos ni con ideas. Pero Francisco Martínez Merino sabe que ideas y sentimientos constituyen la base de la buena poesía. Aquí está, también, la música de las esferas pitagóricas, que es tanto como decir la música del universo, que es tanto como afirmar que la música, condensada y bien temperada es la que informa toda la poesía que se precie, que ya lo decía Fray Luis de León:"Salinas, cuando suena / la música acordada,/ por vuestra sabia mano gobernada". Música que siempre termina en las palabras que forman los versos, para que la poesía logre las alturas a las que está destinada.
  Es un muy buen libo "El hombre y su deseo", que responde a la idea del clásico: "Homo sum, humani nihil a me alienum puto". A nuestro autor nada de lo humano se le escapa, bien porque lo ha vivido directamente, bien porque ha sido capaz de asimilarlo a través de la observación profunda de las circunstancias vitales, que le fueron llegando con los trabajos y los días.
  Libro excelente, cuya lectura recomiendo, para que los lectores reciban los mensajes compensadores que yo he recibido leyéndolo. Una experiencia gratificante y placentera.