martes, 29 de octubre de 2019

PRIMERAS ROSAS DE OTOÑO

   Son las rosas de tu jardín ,  Carmen ,  aquellos rosales que con tanto amor plantaste hace veinte años y cuidabas con tanto mimo .  Son tus rosas ,  mitad rojas ,  mitad rosa suave y algunas amarillas porque sabías que también me gustaban .  Nunca te lo agradeceré bastante ,  entre otros miles de amorosos detalles que me hicieron la vida tan agradable junto a tí .
   Ha pasado el tiempo ,  Carmen .  Un año largo desde que te fuiste .  Han pasado los meses tremendos ,  dolorosos hasta la inacción y el pasmo .  Han pasado otros meses de abulis y cardiograma plano .  Y están llegando los tiempos de la aceptación y el recuerdo equilibrado ,  pues que la vida sigue y tú conoces como nadie mis convicciones y creencias .
   Por otra parte ,  los hijos me hacen llevadero el tiempo en desolación .  Y sobre todo los hermosos nietos ,  cuya pujanza y alborozo me llenan y me llevan por estos caminos que recorro con tu ausencia física ,  si que con tu presencia constante y auxiliadora ,  reconfortante siempre ,  tú lo percibes .
   Vivo porque hay que vivir y estos pequeños algo me necesitan como complemento de sus amorosos padres .  Hablo contigo a diario por imperativo del corazón y el cerebro .  Te visito en el pequeño panteón y sonrío (ahora ya sí)  cuando coloco las flores en el jarrón que tanto amabas : lo tuve varios meses sobre la mesa patriarcal donde tú lo dejaste y ,  al cabo ,  decidí traerlo a tu más cercana presencia .
   La vida sigue renaciendo alrededor .  La contemplo con amor agustiniano ,  con fé de catecúmeno y con toda la esperanza puesta en estas nuevas generaciones que siguen construyendo el mundo .
   Como final por hoy ,  te diré que han aparecido las margaritas amarillas del gran arriate que plantó la hija menor. 
   Aunque sea otoño ,  todo tu jardín está en plena inflorescencia .  Como si estuvieras aquí en persona ,  como que está aquí entre nosotros .