jueves, 13 de enero de 2022

VIDA BREVE DE UN PROFESOR ( 24 )

 CAMINO QUE HACÍAMOS AL ANDAR



 Los cimientos estaban bien asentados ,  por parte del profesor y de los muchos ,  y buenos ,  que contribuían para que todo marchara según lo previsto .  Podríamos decir con el poeta clásico :  " La casa sosegada ,  el can dormido ".

   Y pocos ,  quizá muchos ,  buenos libros siempre al alcance de la mano ,  pues que a la manera evangélica ,  la mies era mucha y pocos los segadores .

   Pero no le importó .  El camino estaba trazado y era necesario recorrerlo ,  a la espera de cuantas sorpresas pudieren ir aparaciendo ,  casi todas agradables y compensadoras ,  pues las pocas no aceptables llegan ,  se resuelven y pronto se olvidan , como clama la canción colectiva que apunta campos dispuestos a la feracidad .

   Corrían los años setenta del siglo pasado .  Los maestros del profesor comenzaban a estar cansados  ,  y en modo alguno preparados para los cambios que se avecinaban ,  demasiados años de inercia ,  incluso de rutina diaria y control externo ,  que les parecía normal pues en tal ambiente habían nacido y realizado su trabajo .

   Valgan dos anécdotas significativas :  el Decano derribado en el pasillo  y los primeros periódicos quemados en el campus mínimo .

   En la planta tercera del edificio de Letras estaban los Seminarios y los despachos de los catedráticos .  La distribución era común :  despacho del catedrático y sala-biblioteca para los estudiantes ,  puerta mediante .  En la sala se había reservado un especio para la mesa de trabajo del ayudante de turno ,  en el caso de literatura ,  para el joven profesor .  To sobre los asuntos propios del casodas las tardes ,  maestro y discípulo departían educada y amablemente sobre asuntos de trabajo y personales ,  que iban incrementando cercanía y amistad .  

   Pues bien ,  un mal día el Decano de la facultad ,  profesor Luciano de la Calzada ,  caminaba por el largo pasillo lentamente ,  hacia el despacho del vicedecano ,  profesor Mariano Baquero .  En esto ,  una tromba de estudiantes a la carrera atropelló al Decano arrastrándolo al suelo Ninguno se detuvo.  Oído el estruendo ,  el joven profesor se apresuró a salir y recogió al caído trasladándolo al despacho del profesor Baquero para los primeros auxilios .  Los comentarios de ambos catedráticos hicieron comprender al joven profesor que los tiempos venideros no serían fáciles para esstos maestros acostumbrados a mayor calma y respeto ,  valga la suave ironía .

   La segunda anécdota fué campera y reivindicativa .  El rector Batlle venía gobernando la universidad con amable cara y mano de hierro .  Y un mal día ,  se encontró con que los estudiantes de Letras y Derecho habían realizado una manifestación de protesta ,  todo lo tumultuaria que los tiempos podían permitir . Al final , en el centro del pequeño campus amontonaron docenas de periódicos y les prendieron fuego .

   ! Hic  Troya  fuit !  El rector contemplaba la escena desde la ventana de su despacho ,  tercera planta .  Con calma y decisión ,  ordenó a su secretaria que llamara a los grises (la policía).  Dicho y hecho ,  la entrada al campus tenía dos puertas de hierro y ,  a la media hora ,  dos coches policiales cortaron salida-entrada ,  mientras una docena de enardecidos seguía gritando y saltando en derredor de la hoguera .  Todos fueron llevados a comisaría .  Y dos expedientados y expulsados de la universidad .

   Ciertamente ,  algo estaba cambiando .  Era necesario tomar algunas medidas ,  para que aquello no se desmadrara y fuera gradual y adecuadamente ajustándose .

   El joven profesor ,  en su pequeño territorio ,  tomó dos ,  a cual más extraña y sorprendente ,  que harían reir a los estudiantes de ahora .