viernes, 26 de diciembre de 2014

El recuerdo, siempre




 Dos breves noticias esta mañana. La primera se refiere al post en borrador  sobre los escritores alevines, jóvenes o simplemente deseosos de llegar a escribir no sólo como emanación de las emociones vividas a diario. Lo escribí hace un tiempo y hoy me decido a publicarlo. El hecho de compartir, como dicen los niños en los modernos colegios.
   La otra es de jardín, que me sugirió el título "Las amarillas hojas del granado", endecasílabo sáfico que redondea el hecho de haber encontrado un libro al pié del árbol, levemente oculto bajo una capa de hojas entre amarillas y verdes. Alguien lo dejó allí. Mañana escribiré un comentario más amplio. Esto de los árboles y los libros siempre me pareció fundamental y atractivo, virtudes mediantes.
  La naturaleza , durante lilenios, siempre fué fuente nutricia de la virtud que, con los siglos, cristalizó en forma de libro para bien de la humanidad y su progreso. En esta ocasión, el libro que dejaron bajo el granado era "Corazón", de Edmundo d´Amicis, texto que los niños de mi generación (ominosa postguerra) leíamos en la escuela con toda naturalidad y satisfección, hasta que un obispo protervo de Andalucía dió en prohibirlo "porque no nombra a Dios". Así querían  imponer la religión aquellos mentecatos escasamente ilustrados y con escasísimo amor por los demás: el dogma cardenalicio por encima de los hombres desvalidos en este valle de lágrimas. Dios los haya perdonado, que el infierno tan temido es demasiado largo.
   El libro, como sabéis, cuenta la historia de una escuela en forma de diario casi exclusivo. Y el cuento periódico para la narración de magníficas historias protagonizadas por niños. Os recomiendo su lectura. Váis a sufrir bastante, quizá lloréis algunos, pero resultaréis compensados porque allí están casi todas las virtudes que adornan a la humanidad sufriente y feliz. Como ejemplo, os recuerdo "El pequeño vigía lombardo", que tanto me impresionó a los ocho años y desde entonces.
   Mutatis mutandi, todo lo que allí váis a leer lo estáis viviendo en la actualidad .

Escritura de jóvenes alumnos

   Lo reconozco al cabo de los años. Es duro leer textos de alumnos jóvenes o simplemente de jóvenes que desean converetirse en escritores. Y lo es porque, a veces sin culpa suya inicial, muchos vienen con caminos y por veredas que no debieron transitar todavía. Son jóvenes y, por lo mismo, iconoclastas y apresurados, con evidentes deseos de alcanzar la publicación sin advertir peligros precedentes y a posteriori. Los precedentes se suelen centrar en la muy generalizada falta de preparación técnica: muchos estiman que la emocionalidad inteligente suple muchas cosas, incluídos estudio y trabajo técnico que ayude al cerebro. Otros simplemente desprecian las normas, pues que la libertad de escritura garantiza la modernidad no sujeta a cánones. Algunos estiman que la juventud es un valor en sí miasma. Difícil luchar contra tales vientos y mareas.
   Un antiguo alumno acaba de remitirme algunos poemas, él dice que fronterizos entre el être et le neant. Es cierto el mensaje que los unifica, pero apenas pasa de ahí. ¿Cómo decírselo si ha empezado indicándome que se los van a publicar en una revista importante? ¿Cómo desanimarlo? ¿Cómoadvertirle que debe leer mucho más, que la poesía de tinieblas medieval ya cumplió su ciclo, que el romanticismo realizó su trabajo de renovación expresiva y libertaria? ¿Cómo recordarle que los desahogos personales, incluso los más inquietantes y profundos, quedan bien en un diario elevado, proteico, consultado con amigos de verdad, con o sin compartir, y si en el futuro el soplo poético llega ,entonces será el momento de incorporar y la música y la imaginación, para converetir en poema lo que antes sólo fué pertinente y adecuado ensayo metodológico?
   La poesía es música e imagen, por encima de otras muchas consideraciones. Conviene recordar a Mallarmé:"Los poemas se hacen con palabras". Y cerrar por hoy con Machado:"Ni mármol duro y eterno, ni musica ni pintura, sino palabra en el tiempo". Lo difícil es entender y aceptar qué sea la tal palabra, qué pueda ser el tiempo y, sobre todo, qué pretendió decir Machado con la integración especular de ambas realidades para el resultado último de la nueva unidad itinerante. El ruído con que rueda la ronca tempestad, que dijo el neoclásico casi romántico.

jueves, 25 de diciembre de 2014

La imagen habla sola: Ramón Gaya y Francisco Brines


   Es la primera imagen que incorporo al blog. Probablemente repetiré la experiencia en el futuro, aunque no tengo muy claro eso de mezclar imágenes y palabras. En ocasiones, la imagen apenas necesita breve apoyatura de la palabra. A veces, al revés, las palabras no precisan de la imagen para su entera expresión. Nunca creí aquello del adagio chino: una imagen vale por mil palabras; vale igual lo contrario: una palabra puede despertar mil imágenes. Como en otros muchos aconteceres, en gran medida depende del receptor. Cuanto menos formado, más necesitará de la imagen; y a la inversa, pues que la imagen corresponde al periodo de la niñez, cuando todo se  aprende partiendo desde cero. La palabra supone más edad, mejor capacidad comprensiva, abstracción necesaria para el razonamiento. Del instinto a la razón, de la imagen a la palabra






  En esta fotografía está Ramón Gaya, excelente pintor al margen de las modas, y discreto escritor. También aparece Francisco Brines, excelente poeta. Muy amigos ellos dos. Bastante amigo mío Francisco, un poco menos Ramón, al que traté con afecto que me devolvía con creces. recuerdo una memorable conversación en el hall del hotel Rincón de Pepe, cuando los tiempos eran mejores, entre otras razones porque aún todos estábamos vivos. Casi dos horas de charla dieron para mucho, porque Gaya era hombre culto y hablaba con clásica discreción de temas y asuntos excedentes de su propia pintura. La universidad de Murcia le concedión el título de Doctor honoris causa, nosotros aportamos un pequeño grano de arena y todo resultó impecable. Y bien que me alegro.
   De cuando en vez visito su museo, que me reconforta. De vez en cuando releeo a Brines, que me reconforta igualmente. Y de eso, al cabo, se trata, de recibir imágenes insustituíbles que sean capaces de enriquecernos, de leer palabras que logren alcanzar nuestro corazón conmoviéndolo. Devoción, receptividad y cercanía en los gestos y actitudes de las tres personas que rodeamos al pintor Gaya.
   Los chicos del fondo son alumnos, mayoritarios, que habían asistido a un recital de Brines, una vez más invitado por amistad y con la misma moneda correspondido. Después, los implicados fuímos a modesto yantar nocturno con felicidad psicobiológica, que lo cortés no quita lo valiente y no sólo de belleza poética en palabras vive el hombre. Pero esta es otra historia que habré de narrar en su día.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Concierto de Navidad



   La familiar asociacións e llama Euterpe y trabajan la másica especialmente para niños, donde radican todas las hermosas virtualidades de un mundo mejor cara al futuro no lejano. Y pues me ocupo de libros y virtudes, aquí tenéis una: todos los niños en estas fechas debieran leer "Cuento de Navidad", de Dickens. Allí las virtudes cardinales, allí el vicio de la codicia y el desprecio por lo humano, allí las grandes lecciones de ética que, o se aprenden en la niñez o no se aprenderán jamás.
   Lydia, la nieta de nueve años, y su amiga María llevan tiempo aprendiendo a tocar el violín dentro de la orquesta que la profesora, rubia y todavía joven, dirige y promociona. Colocaron a las dos (las menores y nuevas en esta edició) en el centro para el concierto navuideño. Muy modosas ambas, pendientes con gran devoción de los gestos y palabras de la directora, interpretaron varias piezas clásicas y algunas modernas. A la perfección en sus tiempos y medidas. Los aplausos les producían rubor y satisfacción a la vez.
   Muy hermoso todo con el colofón de las familias en presencia silenciosa, oferente y satisfecha. Las palabras, la música, el afecto creciente, la familiaridad, la devoción, el encanto de vivir creciendo en semejante ambiente. La cabeza, el corazón, la niñez como premonición magnífica de unos hombres y mujeres que se ocuparán de lo humano para no retroceder jamás. Un pequeño Himno a la alegría que se hará gigante, sin duda.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Aquel joven que fué



                El joven despertó y abrió los ojos.
               Imaginó que leía,pero el libro
               dormido estaba en el atril dorado.
               La nebulosa, en fín, rompe sus velos
               y en el desierto aparece la luz.
               Unos pasos pequeños
               y suena la madera dolorida:
               "No me podrán quitar...
               Leer, dormir, vivir, tal vez soñar".

                         De "El viento rojo en la montaña".

Zauma, la maravilla en palabras

  Terminemos hoy. Advertí que hubo una época original de la revista, acogedora de los escritores, en Murcia, más significativos, universitarioso no, aunque todos a la sombra de los claustros, bien amparado, protegidos y estimulados. Los textos diz que fluían con naturalidad espontánea y abundancia de fuente manadora. Poco más puedo aportar, porque lo desconoz, pues que bastante teníamos los estudiantes en agraz con los cursos y exámenes como para ocuparnos de literatura y otros vicios estimulantes.
   Pero pasaron algunos años, con pocos cambios, aunque algunas pequeñas ventanas comenzaban a abrirse. Ya no era necesario editar las cosas a multicopista prehistórica, algún presupuesto se allegaba,determinadas instituciones acogían empresas artísticas y literarias con cierto grado de amor. Posiblemente contemplábamos el otro lado del espejo de Alicia. El caso es que yo había constituído un equipo para ventear la literatura como algo vivo y muchas personas colaboraban, gratis et amore, para que empresa resultara bien dentro de lo posible.
   Volvimos los ojos a ZAUMA y decidimos revivirla para una nueva época renovada, como correspondía a nuestra edad y condición. Convocamos, sin exclusión, a todos cuantos escribían en la tierra,  sobre una base mínima: que escribieran bien, con algo interesante que decir y un poco de estilo personal. Lo dejábamos a criterio y autoexigencia de cada uno. La cosa funcionó porque se mostraron rigurosos, tan distinto de ahora, que cualquier mulatillo palangana de las letras vocea sus mediocres textos tal que obras maestras por descubrir.
   A la convocatoria todos acudieron. Y también los pintores, llamados para el diseño de la portada en cada número. Aquello fue casi la gloria literaria. Con periodicidad reglada, nos reuníamos en el verde Hemiciclo de la Facultad de Letras, con grave escándalo farisáico de algunos colegas y estudiantes, que consideraban profanación académica lo que tan sólo era manifestación libre de unas formas y modos propios de la Universidad digna de tal nombre.
   Decidimos que la Revista fuera oral. A cada sesión vendrían tres escritores complementarios, organizados por un moderador con vistas al coloquio. Suficientes copias para que los asistentes pudieran seguir la lectura comodamente. Los tres escritores leían sus propios textos y, tras los aplausos de aceptación, abríamos el coloquio,que siempre resultó vivo y ágil y había que interrumpirlo porque la hora de cierre nos invadía.
   La colección es preciosa y ocuprá el lugar merecido en el Archivo de la Cátedra de Literatura Hispanoamericana, tan poblado y con tanto amor llevado a cabo por equipos renovados en el tiempo y escritores magníficos que por aquí desearon pasar para dejar su huella imborrable.
   Reseño al final que organizamos una Antología para la permanencia escrita. Doloroso trance, porque tuvimos que elegir pocos textos entre los numerosos apilados, textos que se movían entre la exquisitez sensible de la más diáfana lírica y la humorística chanza del panocho entrañable. Sufrimos, pero se alcanzó el consenso y todo resultó a satisfacción. Quienes deseen lo inmediato esencial, ahí tienen el volumen de lo antologado. Y quienes necesiten más, podrán consultar todos los alquitarados textos de cada sesión en los pertinentes anaqueles y cubetas de madera.
   El recuerdo ya es una celebración compensadora.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Zauma y el poder de la voluntad



   Imaginen los amables y avisados lectores el siguiente comienzo de clase, aula pequeña, veinte alumnos trabajados, profesor de aspecto decimonónico, gafas de concha y grave voz un tanto temblorosa:"Partiendo del poder zaumásico de la voluntad, la filosofía se revela titánico esfuerzo de asimilación universal".
    Semejantes palabras podían encerrar un profundo misterio exigente de árduos trabajos intelectualas para desentrañarlo y asimilar su sentido humano tendente a la fundamentación de la filosofía como principios y como sistemas que, filósofos mediantes, habrían ido constituyendo el devenir del pensamiento humano desde las cavernas hasta nuestros días.
    Hace más de medio siglo, pero reconozco que los alumnos quedamos muy imoresionados y, dados los usos y costumbres de la época, no nos atrevimos a preguntar y sugerir algunas aclaraciones. Buscamos en los correspondientes diccionarios y también es de justicia reconocer que no todo quedó claro y transparente, aunque cierto fuera que la palabra zauma ya permanecería por siempre en la memoria.
   Pero la memoria personal e histórica juega sus bazas y, con cierta ironía, unos meses después descubrimos que una revista de nuestra universidad se llamaba ZAUMA y era literaria con dedicación preferente a la poesía.  Muy agradable sorpresa para los que entonces éramos normales estudiantes de Letras, mucho más preocupados por integrarnos en el curso que por estas exquisiteces literarias. El caso es que participamos poco y desde lejos, que la enseñanza entonces era así, adolecedora de mucho, enriquecedora de poco, incluída la libertad de opinión y escritura, con lo que no me quejo, antes al contrario, creo que no lo hicimos mal del todo y aquí continuamos como si tal cosa, con recuerdos vivos y futuros vivificantes.
   Pasaron los años y acontecieron muchas cosas dignas de recordación, tanto para incrementar lo bueno, cuanto para evitar lo malo. Que vivir sin memoria o con su entidad aletargada es mala conducta en todo caso. Un buen día supe que me quedaba como profesor fijo en la universidad. Otro advertí que la clases intramuros eran importante, pero no más que las extramuros. Y salimos a las calles, a la ciudad, a las plazas recoletas, a los colegios mayores hoy desaparecidos, a las pequeñas residencias, incluso a las casas particulares de los estudiantes con pequeños grupos de aficionados a la lecrura y la escritura.
   Jóvenes, emprendedores y con ganas de hacer justicia educativa, variante discursiva de aquel gran caricato mexicano. Rapidamente junté a mi alrededor un equipo de trabajo renovado cada principio de curso. Estudiantes de todos los cursos a los que daba clase, profesores de instituto, no pocos maestros de primaria, todos vocacionales y con ganas de trabajar en lo que fuere de nuestro campo. Excelentes sembradores, buena semilla y amplísima tierra por roturar, campo abonado para todos nosotros. Otro día os contaré las relaciones amables, los frutos nada tardíos, los conocimientos de grandes escritores, la formidable alegría de vivir que a todos nos embargaba.
    Ahora recuerdo que una tarde de reflexión y abundante café alguien propuso revivir la vieja revista ZAUMA, muchos años en el olvido-recuerdo. Dicho y hecho. Apenas dos meses después, se producía el primer número a bombo y platillo, con precioso programa impreso incluído. En el hemiciclo de la Facultad de Letras, aquel de las cómodas butacas verdes de cuero y estrado elevadísimo de mármol negro veteado en verde y gris. Digo "se producía" y no "se publicaba", por una razón fundamental que descubriréis en el próximo post (horror) o personal escrito de esta serie bloguiana (otro horror) dentro de no muchas horas, muchos días... Como en "Las mil y una noches" o en "La policia montada del Canadá"   Los viejos lectores y visionadores del lugar conocen por qué me permito esta pequeña broma.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Dos anuncios, dos libros


   No quiero cerrar esta nochesin algunas palabras en torno a los libros, siempre territorio virtuoso apetecible. Terminó la tarde con una pequeña charla para hombres curtidos, no bien tratados por la vida, quizá extemporáneos a su época,  ignoro si por personal vocación o arrastrados por las aguas turbulentas de algunos torrestes irreprimibles. No importa mucho la causa o razón, lo cierto es que caminan por la vida muy necesitados. Uno de ellos duerme en los portales, otro hace crucigramas a diario y lee cuantos periódicos llegan a sus manos, un tercero es dueño de un cruce pastor alemán-belga: él me invitó a que les diera una pequeña charla sobre Antonio Machado y Miguel Hernández. Esta tarde lo hice y de allí vengo sorprendido, preocupado y satisfecho, que lo cortés no quita lo valiente.
   La primera nota me llega por mensaje telefónico grabado y que escucho al entrar hace media hora. Una buena amiga me anuncia que tiene un libro para mí. Lo hace siempre que publica alguno y son muchos ya, todos buenos, preferentemente poéticos, porque ella es muy buena escritora, culta y sensible, lo que no suele ser muy habitual y menos en la época que nos toca vivir, tiempos no sólo difíciles para la poesía. El ejercicio de la virtud, vía libros, que de ella viene me conforta y anima en vitalidad, una de tantas formas de ser virtuoso aún sin la pretensión, quizá luciferina, de santo.
,  La segunda también proviene de una amiga, más reciente aunque mayor para su edad, que pretende ser escritora porque, dice, hay pocas y no son muy buenas. Me ha escuchado muchas veces decir que para escribir bien, antes hay que leer bien, estado especial que unicamente se logra frecuentando con asiduidad los muchos buenos libros que en el mundo han sido, así como los pocos que aún pudieren aparecer en los escaparates de las librerías, es un decir en esta época de pantallas, tablets, plasmas y otras estridencias distractoras de la lectura comme il faut.  Me dice que le recomiende otro libro, porque de los dos últimos recomendados en clase, uno le parece un tostón, las "Ficciones" de Borges. Le recomiendo, para evitar discusiones porque es alumna de armas tomar en sus convicciones a menudo arriscadas y siempre firmes, las "Tradiciones peruanas" de Ricardo Palma. Aunque muy distantes entre sí, dos libros excelentes en función del relativismo einsteniano de los posibles lectores. Amigos tengo que han pasado muy bien y han salido instruidos de leer a Palma con gozo y provecho. También dispongo de otros a los  que, sin desdeñar a Palma pues lo leyeron en su momento y coyuntura, les adviene el entusiasmo cuando avanzan en las no fáciles páginas de Borges. Cuestión de pesas y medidas, de meridianos, paralelos y música de las esferas. Para lograr, entre otros, el fín apetecido: poder hablar los unos con los otros en armonía, sin discusiones de animadversión, equilibrados y conformes con lo que uno sabe, enseña y aprende con los diálogos de aspiración socrática. Como suele decir el más entusiasta de todos: "Para eso están los libros, profesor".

martes, 25 de noviembre de 2014

El Cervantes y otros Premios literarios

   Los pemios y sus extrañas virtualidades. Cada vez estoy más convencido que sirven para muy poco, incluso aventuraría que ningún buen ecritor salió de un premio, si acaso la editorial aprovechó para publicitarlo. Y a la contra, sun inconvenientes abundan, de manera especial uno: hacer creer a muchos desventurados que pueden llegar a ser escritores cuando jamás pasarán de honestos amanuenses. Tanto taller de escritura, tanta pequeña editorial avispada publicando libros a cargo del autor, tanto predicador inconsecuente y bastante amoral, tanto "personal" creyendo que puede ser escritor sólo porque cuenta cosas de su vida o de los demás de manera correcta, como hacerlo podría cualquier vecino que algo haya leídodespués de aprender lectura y escritura en la escuela.
   Por mi mesa de trabajo, profesor de literatura en diversos niveles, han pasado centenares de textos "publicables". Siempre procuré la honestidad y la honradez: emitir juicio justo según las elementales normas del oficio. Recomendé pocas publicaciones, sugerí algunas por dubitante y previsor, rechacé muchísimas. Y todo después de una pregunta pertinente: ¿por qué no te dedicas a la escultura, la pintura, la música o la arquitectura? Habitual respuesta:"Es que no tengo dotes". Y entonces les contaba la fçabula de la zorra y las uvas. Ella creía que estaban verdes, pero lo cierto es que estaban altas.
   Con el asunto de los premios me sucede algo parecido. Con los años más descreo de ellos, aunque he participado en numerosos jurados, seis años en el Cervantes. Me parece humillante para muchos que no habrán de lograrlo, claudicante para los rechazadores en juventud y aceptadores en la vejez, falto de caridad y reconocimiento digno en definitiva.
   Entiendo que debe reconiocerle la gran obra del gran escritor, digamos dos o tres por generación. Hágase con elevación de miras, sin miserable competencia con otros, lejos de propiciar banderías y maledicencias, enfrentamientos e inquinas que sólo hacen reír a los demás. El buen escritor es buen artista, vale. Búsquese un método para que la sociedad lo reconozca, respete y valore. Si los responsbles públicos lo entendieren, dispuesto estoy, como siempre gratis et amore, a ejercer de mentor que conoce bien el territorio. Y no me tienen nadie que dar las gracias, salvo que se nuestre exquisitamente educado, porque se trata de mi trabajo secular: la educación de todos y por todos.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Tres libros recientes, importantes

   A mi mesa de trabajo agradable, muy placentera, han llegado tres libros. "Mentiras de pies largos", "El viajero inhóspito" y "Análisis de la educación", de Carmen Arcas, Sergio Macías y Manuel Navarro respectivamente. Muy distintos, como conviene, pero bien escritos, interesantes, con algo que decir y una fermosa cobertura (Marqués de Santillana dixit) traducida en lengua correcta, profunda, denunciadora y poética íntima: quizá sobra este adjetivo pues ¿cuando la poesía no es íntima, incluídas las epopeyas antiguas, los poemas épico-cultos renacentistas o las escrituras de acera y andar por plazas que nos invaden, no inutilmente, ahora mismo y sin prvisible remedio? Escribir bien y escribir consecuente no suele ser habitual: aquí encontraréis ambas realidades.
   Leed los tres textos, lo váis a pasar bien, que es de lo que se trata.

viernes, 7 de noviembre de 2014

La virtud en libros

  Me alegra la cantidad de consultas sobre la posible relación de los libros con la virtud. Y me place ofrecer mi punto de vista, que comienza por una definición apodíctica: todo está en los libros. Y ello por una razón entre tantas otras . Los libros han ido recogiendo la experiencia individual y colectiva de la humanidad, decantándola por mor de la síntesis necesaria y la economía de medios para evitar una carga descomunal, difícil para el  cerebro que debe atender muchas cosas. Desde la hoja de parra paradisíaca, sabiéndose arrojado y condenado al trabajo y la historia de la no felicidad, el hombre aceptó que debía dejar constancia permanante de su huella transitoria en esta tierra de su placer y su desdicha. Por eso aprendió a escribir y luego a leer, de manera que el recorrido desde las cuevas ilustradas, pasando por papiros y tablillas hasta llegar al libro artesanal y manuscrito que desemboca en la genialidad de la imprenta multiplicadora, el hombre ha ido llenando capítulos del magno libro de su historia, para evitar el olvido, fomentar el recuerdo y recordar a la frágil memoria que él, antepasado necesario, estuvo aquí.
  Acontece, por otra parte, que el ser humano aspira siempre al paraíso, aún sabedor de que el infierno tan temido lo acechará incansable. Considera la filosofía y la literatura como consolación para su propia vida. Recurre a la imaginación y al sueño como tablas de salvación para crear cuanto se le permite. Y llegado el caso y momento histórico, se plantea la ética como fuente nutricia de tantas cosas vitales. Descubre la idea de bien y de belleza, que se potencian sin contradecirse sobre la base de la verdad. Y concluye que verdad y bondad son el binomio perfecto para superar los estadios iniciales de la escala zoológica: razón última y definitiva de la ética. Pero la ética, queridos amigos, se basa en la virtud o no pasará los predios de ficción ofensiva para el hombre que la inventa y define. La virtud al modo aristotélico, pero también al platónico, mezclando la medida, la equidistancia y la emocionalidad para que todo quede integrado.
   Aspirar a la virtud debiera ser la gran ambición del hombre arrojado en el mundo, entre las cosas, como pretendía Heidegger. Y esa virtud es la perfección matemática y la pitagórica música de las esferas. El hombre lo sabe, lo reflexiona, lo siente y, por considerarlo su gran descubrimiento, palabra y obra merecedora de presencia y recuerdo, aspira, pretende y logra dejarla escrita después de haberla practicado camino de la perfección. Y así, la duda incentivadora se transforma en certeza salvífica. La virtud conduce a la sabiduría y la transitoriedad vital del tiempo queda hermosamente atrapada en la geografía permanente del libro que habrán de leer, para su provecho y felicidad, las generaciones venideras hasta la consumación de los siglo. Los libros son encarnación de la virtud y virtud ellos mismos por su propia naturaleza. Los pocos y buenos libros que guardaba para su retiro, placentero y devoto, el gran poeta renacentista de la razón ética y la emoción sensible.

martes, 4 de noviembre de 2014

Imagen y reflejo


   Me pidieron unos alumnos que cambiare el diseño del blog en lo que se refiere a colores de fondo y superficie. Decían, con razón, que letra blanca sobre fondo negro dificultaba la lectura, incluso molestaba a los ojos, precisados de achinarse para percibir mejor. Me pareció acertada la petición, así lo indiqué a la persona diseñadora (huelga decir que yo sería incapaz de tales modificaciones, a tenor de mi "extraordinaria destreza" infotelemática) que me miró con sonrisa comprensiva y me dió a elegir entre varias posibilidades. Se produjo el cambi y confío en que resulte más adecuado.
   En todo caso, se me ocurre una pequeña reflexión derivada, a propósito de la disyuntiva comodidad/exigencia y no sólo para cuestiones prácticas de la vida diaria, sino sobre todo cuando de actuaciones menos frecuentes, si que más elevadas, se trata. Primero, una cuestión de facilidad de acceso: no cabe duda, cuanto más desbrozado esté el camino, mas resulta de agradecer por la economía de esfuerezo y ahorro de tiempo. Segundo, una cuestión de afianzar la experiencia como lección de futuro progreso: a menor esfuerzo, mayor volatilidad y prontitud en la desaparición de la huella que pudiere marcar nuevas etapas o singladuras. Tercero, sobre la base de la peculiar naturaleza humana, cuyo asiento en tal sentido viene dado por el adagio latino:"Video meliora, provoque, peiora sequor". No recibir órdenes, ni siquiera sugerencias. Esto valo porque es mío, no por otras razones, se dice. Necesito equivocarme para aprender, se dice; pero entonces ¿para qué los maestros, para qué fué diseñado Mentor como inseparable pareja de Telémaco, aquellos fundacionales personajes creados por Homero para que pudiera existir Sócrates y sus milenarias parejas conceptuales, a fín de que pudiera continuar y crecer la creación dialéctica, sensibilidad incluída?
   Pudiéramos pensar en el trabajo, el esfuerzo personal y colectivo y considerar que el "castigo bíblico" no se estableció como programa negativo, sino todo lo contrario, considerando al hombre como ser libre, cuasi demiurgo capaz de cierto grado de creación no sólo biológica, que no es desdoro la imposibilidad de que pueda producirse "ex nihilo".
   Y una última posibilidad que intento compartir con los otros (digamos alumnos, sobre todo) a lo largo de medio siglo espectacular y sorprendente para mí. Cuestión de belleza, cuestión estética. Sabido es que la novedad forma parte de la creación artística. También la combinatoria matemática de los elementos previos. Incluso la reformulación de lo ya existente, sin grandes variaciones. Cierto que no todo lo nuevo es aceptable, incluso cabría decir que muy poco de eso nuevo proviene del arte y al arte se dirige para perfeccionarlo en milagrosa multiplicidad de lo uno y lo múltiple. Y es lo cierto que lo nuevo exige esfuerzo en variados campos, tendentes a que la novedad creada sea protéica como parte de su misma esencia. Y entonces aparece la creencia popular: para los colores, el gusto, pues nada se ha escrito sobre ellos. Aunque pudiéramos variar la fórmula de Gracián el sintético y condensado:"Lo bueno, si distinto, varias veces bueno".
    Y entonces a tenor de todos estos prenotandos ¿no resultaría más atractivo, incluso seductor, el blanco sobre negro, inversióntotal de la tradición homologada de la escritura es letra negra sobre fondo blanco, juego de antítesis no solo hegelianas, capaces del mistereioartístico creado y recibido como incentivo para la propia creación?

miércoles, 29 de octubre de 2014

Emociones de la tarde

   La clase ha sido larga y fecunda, quizá un poco cansado de la garganta, tan utilizada durante medio siglo. Tarde de poesía, medios técnicos de medida, rima, libertad de verso, música en definitiva. Comenzamos con algo anodino: "Yo vi sobre un tomillo / quejarse un pajarillo". Comentarios elementales, incluída la posible cursilería del texto. Continué recitando: "Viendo su nido amado, / de quien era caudillo, / por un gañán robado". Se hizo el silencioexpectante y brotaron los comentarios jugosos. "Ni mármol duro y eterno, / ni música, ni pintura, / sino palabra en el tiempo". Machado, el tiempo la música, la pintura y, a la pòstre, unpoquito de mármol para que poesía exceda los caminos de lo inane, cotidiano y ramplón.
   Para despejar la cabeza, un pequeño paseo que termina en la iglesia de los franciscanos, adosada a la universidad. Aulas y claustro han sido importantes en mi vida. me siento para una breve visita, recordando viejos tiempos de hace muchoas años. Se reza el santo rosario con procediminto electrónico que no deja de sorprenderma. La melodía monótona me transporta.
   Viejas tardes aquellas. En la universidad discutíamos la consolación por la filosofía, que yo pretendía también para la literatura. Y en el convento, amigos y frailes juntos, discutíamos los problemas de la fé a la luz de las epístolas de San Pablo, con alto grado de racionalidad. Ahora ha terminado la letanía mariana y se alza la música desde el coro elevado. El Ave María. Primero la de Schubert, luego la de Gounod. Alta emoción. Primero un violín solista, luego una trompera sola. Al final, el órgano inquietante y sosegador al propio tiempo. Y allá en el fondo, como perdida en la timidez, el arpa que acompaña la felicidad del equilibrio.

El vulgo es necio

  Quizá sea oportuno recordar las palabras de Lope de Vega en tiempo actual, tan cercano al suyo en disensiones, enfados y luchas profesionales, agudos estiletes de  literatos contra literatos, desconfianza generalizada, social, política y económica, con amistad  fingida y afectos ausentes. Una especie de lucha por la vida mucho más selvática que barojiana. Y con la corrupción galopante al fondo, las arcas del Estado saqueadas y la perversión moral campando por sus respetos.
   En otro lugar he vertido recetas y opiniones, comprensivas y drásticas, para luchar contra tanto fraude y vilipendio de todos los valores que debieran ser permanentes e intocables. Dijo un ruso:"Para alguien que ha leído a Dickens le resulta más difícil disparar sobre su semejante". Según y conforme. Ahora me importa el vulgo y su responsabilidad. Los ladrones deben devolver lo robado y recibir el castigo legal pertinente, amés de pedir perdón y avergonzarse para los restos, sobre todo pensando en sus hijos. Está bien que denunciemos. Está bien que votemos siempre a los mismos "porque son los nuestros". Y ahí comienza la corrupción, consentida y aspirada, con una pregunta inquietante: ¿cuántos harían lo mismo si la ocasión se presentara, a tenor de lo dicho y hecho?
  La ironía feroz de Lope ahora se toma en serio, pues somos así de infradesarrollados y presuntuosos. Al vulgo le hablan en necio por ser justo y correspondiente. El vulgo lo acepta esperando que otros ( a veces el diable) le resuelvan los problemas. Y para ello, ni piensa, ni lee, ni estudia, ni trabaja. Que también lo dijo Shakespeare a través de Julio Cesar:"Casio mucho, es peligroso".

El vulgo es necio

martes, 21 de octubre de 2014

Ultima mínima reflexión vespertina

   Sin duda, la tarde cayendo está. Octubre bien avanzado, temperatura primaveral, cuando no veraniega. Extraña climatología, aunque cabe pensar que vivimos junto al Mediterráneo.
   Ayer escribí sobre mis posibles dolencias de otoño. Numerosas personas se han interesado por mi salud. ¿Cómo no agradecerlo? Ahí radica la pequeña idea: verdad, verosimilitud, imaginación. Una imagen extralógica para traducir el estado de ánimo que aporta el otoño y poder hablar de las otras estaciones. Lo dejó establecido Decroly: centro de atención llamativo para que los otros puedan sentir y expresar con mayor libertad y elevación lo suyo: emociones, ideas, fantasía liberadora, todo lo personal intransferible.
   Ha terminado la tarde. Se acaba la pequeña reflexión. Ha llegado la noche y su misterio.

   Flaubert afirmó:"Escribir es una manera de vivir". Para los que hemos pretendidoser buenos profesores, la escritura es fundamental. Escribes siempre, desde los exámenes hasta los pequeños textos de compromiso, pasando por libros, artículos, conferencias, etc.
   Un buen día te jubilas y continúas escribiendo mucho y hablando un poco menos, de manera que la escritura es al espíritu como la comida al cuerpo. Necesitas encontrarla, compartirla con los demás y, al cabo, deglutirla para el crecimiento, si fuere posible, en perfección. Desde que me recuerdo persona sobre la tierra, ni un día sin lectura creciente, ni un día sin escritura expresiva.
   Hasta que la realidad, contra la que también se escribe en ocasiones, redunda en la idea flaubertian. La escritura es un modo de vivir mejor, para tí y para todos aquellos que quieren compartir tan humano placer.

lunes, 20 de octubre de 2014

Estado de ánimo otoñal

 Hace unos días, en face book, escribí a propósito de Amiel y su estado de ánimo con respecto al paisaje y la vida. Hoy vuelvo a ello pensando en mí.
   El otoño no me deprime, antes al contrario, su temperatura y nubes y lluvia significa un estímulo múltiple que hace de mis ansiones un fuerte hontanar de alegría y equilibrio. Me gusta el otoño porque lo vivo bien, trabajo bien y me siento bien cara a los demás. No me preguntéis las razones pero es así. Lo mismo que no resisto el verano: el calor me degrada en todos los sentidos y la primavera la sobrellevo porque soy disciplinado desde niño. Primavera y verano las considero dos estaciones supérfluas que muy bien pudieran no existir, aunque comprendo que, por razones obvias y manidas, a multitud de gentes les entusiasma y el verano (vacaciones mediantes) supone una peculiar parafernalia de viajes delirantes, playas abarrotadas y ominosas para la salud, noches desenfrenadas, niños perplejos, adolescentes en crecida hormonal, jóvenes en desbandada, adultos un poco patéticos en busca de la eterena juventud y viejos abandonados y sorprendidos. Cuentas onerosas que se pagan con creces en el otoño, cuando se ha terminado el dinero, la tempeatura baja, el trabajo se agiganta y la mínima responsabilidad dice que hay que ser consecuentes.
   Por contra, nunca sentí la depresión postvacacional. Y considero el invierno como la gran estación a la medida y la exigencia humanas. Comprendo  a  los del norte y no me quejo de los del sur y su proclividad a la siesta relajante. Pero yo soy para el invierno y el invierno es para mí, pese a la edad provecta que ya visito. El frío, la necesidad de proteger el cuerpo, la claridad diáfa de las neuronas que se sienten removidas de su natural vagancia para el orden y la creatividad, el sol que calienta sin quemar, las noches estrelladas en tres dimensiones, los largos paseos musicales, la conversación amena, un buen cigarro puro en el salón frente al café humeante. Y un buen libro entre las manos.
   En todo caso y para tranquilidad de muchos, hoy no me siento espcialmente dispuesto para el bien común compartido. Me levanté cansado, la noche fué movida y salpicada de vómitos involuntarios e irrefrenables. Lo digo con el diapasón atemperado: padezco hernia de hiato desde hace cuarenta años. A nadie se la deseo aunque convivo con ella sin mayores sobresaltos y disgustos. Hoy me ha hecho notar su presencia y menos mal que ya pasó el verano. Me invade un mal humor gastroneuronal notable. Dieta suave, obligado reposo, no mucha compañía para eviitarles las posibles tarascadas de fuerte carácter, alguna tisana relajante y mucha música. La terapia me la conozco como si mi sombra fuera. Tres día de intraconfraternidad y pasará el episodio. Como la lluvia en sordina del sur.

sábado, 18 de octubre de 2014

Salutación del optimista
Hoy recuerdo el poema de Rubén Darío autoaplicándomelo. Soy nuevo en estas lides comunicativas. Por razón de edad, pensé que me quedaba en la máquina eléctrica, usoabusivo por mi parte. pero la enseñanza tiene muchas virtudes, entre otras el frescor de trabajar con gente joven que propicia el retraso de nuestra vejez. Y un grupo de ellos me han animada, me han incorporado a face book y me han diseñado este blog, sobre la base de una sugerencia mía: los quiero para escribir como lo hago en periódicos de papel, en clase, dando conferencias, si entrar en discusiones más o menos bizantinas que no podría seguir.
   Convencido que me han, aquí estoy con toda la inquietud estimulante para el trabajo. Debo decir que los medios de comunicación siempre me parecieron pieza clave para nuestro trabajo, pues que la universidad debe trabajar intramuros, pero también orearse y salir al exterior como base fundamental: las calles transitadas, las plazas recoletas, los jardines, los habitáculos ad hoc, toda una geografía espera las voces universitarias para su mejor desarrollo y solidaridad. Lo aprendido debe compartirse, no importa donde. Y, con mayor o menor fortuna, en ello vengo laborando desde que me considero persona sobre la tierra. De ahí mi optimismo personal y ajeno, que poco tiene que ver con la ingenuidad desorientada y pueril.
   Por el momento no deseo mayor cansancio para vosotros. Aquí me tenéis, dispuesto al diálogo y la discusión como siempre. Por palabras no ha de quedar. Confoemos también en las ideas y los sentimientos para que la trilogía sea completa.
  Abrazos matutinos y soleados, porque esta tierra mediterránea es así.

viernes, 17 de octubre de 2014

  La coartada suele ser perfecta para los corruptos y para quienes, buscando a la postre lo mismo, se revisten cuasi de pontifical y dictan sentencias como esta:"El éxito justifica cualquier degradación moral".
  En primer lugar ¿por qué el eufemismo "éxito" cuando se quere decir dinero y poder, por ese orden? Desde Adán, el dinero ha intentado justificar toda inmoralidad. Lo ha conseguido y lo sigue consiguiendo, que los inmorales son más y mejor preparados que los otros. Ejemplo: un camello callejero ingresa en la cárcel, mientras que un gran empresario de la droga recibe medallas y honores sociales.
   En segundo lugar, cállense los fariseos y arribistas con piel de nobleza y altruísmo. Hubo un tiempo  en que movías las ideas. Ese tiempose acabó. Hubo otro en que las palabras movían al mundo. También terminó eso tiempo. Llegó la nueva edad: los ejemplos movían a las gentes. Y en ello estamos. Pero si un personaje público ingresa 1o millones por su trabajo en este mundo, la sociedad que lo permite está corrompida por aprobar leyyes que  tales desmanes permiten. Pero si ese persoja dona 10.000 para los niños de Africa, su corrupción y la de los que aplauden no tiene límites. Fariseísmo a ultranza.
TEXTO PROPICIADO POR LA CONSIÓN DE UN PREMIO LITERARIO