sábado, 18 de octubre de 2014

Salutación del optimista
Hoy recuerdo el poema de Rubén Darío autoaplicándomelo. Soy nuevo en estas lides comunicativas. Por razón de edad, pensé que me quedaba en la máquina eléctrica, usoabusivo por mi parte. pero la enseñanza tiene muchas virtudes, entre otras el frescor de trabajar con gente joven que propicia el retraso de nuestra vejez. Y un grupo de ellos me han animada, me han incorporado a face book y me han diseñado este blog, sobre la base de una sugerencia mía: los quiero para escribir como lo hago en periódicos de papel, en clase, dando conferencias, si entrar en discusiones más o menos bizantinas que no podría seguir.
   Convencido que me han, aquí estoy con toda la inquietud estimulante para el trabajo. Debo decir que los medios de comunicación siempre me parecieron pieza clave para nuestro trabajo, pues que la universidad debe trabajar intramuros, pero también orearse y salir al exterior como base fundamental: las calles transitadas, las plazas recoletas, los jardines, los habitáculos ad hoc, toda una geografía espera las voces universitarias para su mejor desarrollo y solidaridad. Lo aprendido debe compartirse, no importa donde. Y, con mayor o menor fortuna, en ello vengo laborando desde que me considero persona sobre la tierra. De ahí mi optimismo personal y ajeno, que poco tiene que ver con la ingenuidad desorientada y pueril.
   Por el momento no deseo mayor cansancio para vosotros. Aquí me tenéis, dispuesto al diálogo y la discusión como siempre. Por palabras no ha de quedar. Confoemos también en las ideas y los sentimientos para que la trilogía sea completa.
  Abrazos matutinos y soleados, porque esta tierra mediterránea es así.

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