jueves, 15 de septiembre de 2022

VIDA BREVE DE UN PROFESOR ( 140 )

 UN  CURSO  DE  LIBROS  PARA  GENTE  MAYOR 



      Ayer escribía sobre un curso universitario para mujerea amas de casa con inquietudes de lectora ,  con el ánimo decidido de leer más y mejor .  Hoy lo hago a propósito de otro grupo humano que siempre atrajo mi atención :  personas heterogénas ,  con diversos grados de cultura ,  si que bien preocupados por incrementar sus campos intelectuales ,  morales y estéticos en esta sociedad que nos toca vivir ,  donde los cotos socioculturales suelen estar bastante cerrados .

     Sucedió una tarde de otoño ya iniciado el nuevo curso escolar .  De regreso a casa ,  me saludan dos personas desconocidas en principio ,  se paran delente de mí y me preguntan si podemos hablar unos minutos .

     Y hablamos más de unos minutos .  "Mire usted ,  profesor ,  mi hijo aquí presente fué alumno suyo en la universidad  ¿usted lo recuerda?  Yo no tuve la suerte de estudiar ,  pero me gusta leer ,  mi hijo me recomienda libros ,  incluso me he leído casi todos los que usted les recomendaba en clase ,  pero añoro la posibilidad de sentarme en un pupitre y recibir clases de buenos profesores . Yo sé que no es posible ,  pero me gustaría" .

     Vayamos por partes .  Primero ,  recuerdo muy bien a su hijo ,  alumno brillante y bien educado en los predios familiares ,  de donde arranca todo .  Yo llevo en el recuerdo a todos y cada uno de los buenos alumnos ,  que me brindaron mañanas y tardes memorables en las aulas .

     Segundo ,  cuandome lanzan un estímulo  (reto dirían los ultramodernos de estos tiempos un tanto desnortados)  no puedo ni quiero evitarlo ,  me sucede como al pez ante un anzuelo atractivo ,  caigo en la tentación de picar .

     Tercero ,  le dije al padre del alumno :  "No se preocupe demasiado ,  si usted añora y es consecuente ,  quizá pueda tener la oportunidad de sentarse en un pupitre universitario ,  tomar apuntes ,  sentirse a gusto y aprender algunas cosas interesantes .  En este punto no importa la edad ,  basta con desear y aprovechar la ocasión si se presenta .  Se la voy a ofrecer " .

     

     Por aquellas calendas yo andaba excogitando una de las muchas ideas que la enseñanza-educación ofrece a los profesores con auténtica vocación :  ofrecer ,  gratis et amore ,  un curso semanal por las tardes ,  una vez a la semana ,  sin otra condición previa que el gusto por la lectura y el ansia de saber un poco más de lo ya aprendido sean cuales fueren sus circunstancias .

     Y pergeñé el curso .  Y lo llevamos a cabo bastantes años a plena satisfacción de ambas partes .  Siempre en plural ,  pues que la enseñanza solamente puede concebirse así ,  en plural ,  salvo error manifiesto ,  casi pecado de lesa educación ,  puesto que los solipsismos ,  vengan de donde vinieren ,  suelen limitar las posibilidades de los profesores que así actúan ,  dicho con suavidad comprensiva .

     Y desde la primera clase de los jueves ,  el padre de mi alumno se sentaba en la primera fila ,  cuaderno y libro de turno en ristre ,  así como bolígrafo incansable .  Tenía dos años más que yo ,  y eso nos congratulaba sobremanera .  A clase asistían más de treinta ,  casi todos hombres por obvias razones sociales y laborales .  Situación que sorprendía mucho a la media docena de jóvenes estudiantes que asistían voluntariosos .

     Y leimos media docena  de libros cada curso .  Y los comentábamos .  Y ellos participaban con sugerencias no siempre acertadas ,  pero siempre aceptables y susceptibles de ser matizadas y complementadas por mí ,  que para eso estaba .

     Reconozco que ,  durante las primeras semanas , me costó trabajo lograr que ellos hablaran .  Natural .  Como dijo uno al principio :  "Las cosas que pudiéramos decir ,  usted se reiría de ellas ,  por tontas e inoportunas ,  cómo     nos vamos a atrever " .  Pero claro que se atrevieron ,  vaya sí  ,  cuando advirtieron y asimilaron que la enseñanza siempre se apoya y sustenta en el diálogo que Sócrates inventara para la humanidad .

      Y ffueron cinco años ,  cinco cursos extraordinarios .  Algunas cosas les enseñé ,  bastantes cosas aprendí yo de ellos ,  esas que no suelen estar en los libros al uso ,  que van tejiendo la vida diaria enriqueciéndola .

     Me manifestaron ,  y aún lo hacen algunos de ellos ,  un agradecimiento quizá exagerado .  Baste decir que algunos repitieron el mismo curso hasta en tres ocasiones ,  pese a que les decía de su seguro aburrimiento por escuchar las mismas cosas del año anterior .  No cejaron .  Lo expresó bien el suscitador inicial :  "Con usted siempre aparecen cosa nuevas interesantes" .

     Como colofón ,  las interesantes conversaciones en el pasillo al finalizar las clases ,  todo un venero de ideas y emociones gratificantes en grado sumo .

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