miércoles, 8 de marzo de 2023

A R S LONGA ... ( 11 )

EL  CURIOSO  ASUNTO  DE  LAS  OPOSICIONES



El  mundo intelectual-docente discurría por caminos tranquilos y progresivos .  Profesor y alumnos avanzábamos en edad ,  sabiduría y gobierno ,  como reza la doctrina bíblica .  Conocíamos bien el trabajo ,  las aspiraciones y los deseos ,  de modo que la paz universitaria nos envolvía para bien ,  tranquilamente .

En paralelo ,  yo iba completando el personal mundo de las oposiciones ,  porque la trayectoria en la universidad tenía sus ribetes de incertidumbre ,  dados los tiempos que vivíamos con sus acentuadas carencias .

De  modo que fui pensando en realizar las correspondientes a los siguientes niveles de la Enseñanza Media ,  para evitar sorpresas posibles en el futuro .  Había que afianzar el status y mejorarlo en lo posible con vistas al futuro .

Recuerdo que ,  mediada la Licenciatura ,  había realizado con éxito las de Magisterio Primario .  Elegí un colegio de Cieza ,  ciudad  cerca a Murcia .  Mi padre me preparó toda la documentación y  ni siquiera tuve que desplazarme para tomar posesión de la plaza ,  pues un su am igo era el director del colegio y f acilitó las cosas .  Pedí la excedencia el  mismo día y todo quedó archivado y un tanto en el olvido ,  por razones obvias .

Ahora se trataba del Instituto con sus dos  niveles ,  Profesor Adjunto y Catedrático .  Nueva recomendación paterna , que comenzara por Adjunto ,  más fácil e idéntica seguridad en el trabajo .

   Así lo hice después de un ajetreado e intenso primer curso dando clase en la universidad   Esto me coincidió con el segundo plazo de prácticas militares ya como Alférez de Complemento .  Elegí Granada porque me encantaba la ciudad ,  de modo que pasé el mes de julio en tareas de cuartel ,  cuya mejor faceta consistió en enseñar a leer y escribir a numerosos reclutas .

A la sazón todas nuestras oposiciones se realizaban en Madrid ante tribunal único .  Las convocaron el  mes de agosto ,  por lo que mi  generoso coronel me otorgó el consiguiente permiso ,  con la promesa de recuperar el tiempo perdido cuando la oposición terminara .

Consecuencia ,  el ferragosto m adrileño como marco ,  calor intolerable ,  pero con la obligación de asistir a los ejercicios con traje y corbata .

Tres pruebas ,  una escrita y dos orales ante unos jueces implacables ,  dos Catedráticos y un Adjunto ,  que debían discernir y adjudicar las veinticinco plazas convocadas .

Primera anécdota desagradable .  Presidía el tribunal un catedràtico de Sevilla ;  el otro catedrático era mujer ,  una vasca decidida ,  firme y muy amable ;  y un adjunto catalán del que callo el nombre por caridad  ajena .

En un ejercicio escrito había que elegir uno entres temas insaculados al azar , para prepararlo en media hora antes de exponerlo al tribunal .  Elegí la novela en el siglo XX ,  donde aparecía el adjunto como discreto novelista .  Adrede prescindí de su n ombre ,  precisamente porque formaba parte del tribunal  me pareció una deferencia para el persona ,  evitando de paso posibles conflictos de intereses no deseados .  Error supino por mi parte ,  pues que el citado profesor-novelista se ofendió mucho y propuso mi suspenso ante sus dos compañeros de tribunal .

Pero ahí estaba la catedrática Corcuera ,  vasca de pro .  Se negó en redondo  a la propuesta considerando los buenos ejercicios precedentes .  El citado profesor- novelista se neg´a darme su voto ,  pequeña y disculpabe miseria que conocí justo la noche de la cena celebrativa .  Con longanimidad le dí las gracias como l resto del sufrido tribunal .  El hecho de que obtuviera uno de los mejores números de la promoción no añade nada reseñable a la historia .

Al año siguiente realicé la oposición a Cátedras de Instituto de Enseñanza Media .  Pero ya os lo contaré mañana ,  para no cansar demasiado vuestra atención lectora .

 

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