viernes, 20 de mayo de 2022

VIDA BREVE DE UN PROFESOR ( 54 )

 LA  ESCALA  DE  JACOB ,   CAMINO A  LA  CUMBRE



     Que no solo de pan vive el hombre ,  es cita bíblica con verdad y miles de veces recordada ,  aunque no siempre con la interpretación justa ,  pues muchas suelen ser las verdades apodícticas que ,  también biblicamente ,  a veces no alcanza la tierra mollar y feraz apetecida . 

     A la sazón ,  el muy joven profesor daba clase en colegio de los Maristas y en la Universidad ,  y cumplía el compromiso ,  entre amistoso y familiar ,  con dos o tres alumnos privados en sus propias casas ,  que la enseñanza en aquellos tiempos así solía producirse .

   Los dos alumnos .  A uno lo aistía en el despacho de su padre ,  prestigioso médico vasco afincado en Murcia .  El chico era revoltoso , alegre y poco dado a las matemáticas o la lengua ,  le bastaba el colegio para llevar bien los exámenes .  Y prefería las historias de su mentor para alimentar su curiosidad y su imaginación fértil .  La familia tenía una fámula mayor ,  que les preparaba opíparas meriendas pantagruélicas .  "Y  coma usted ,  preceptor ,  que se le mira muy delgado y algún hueso se le va a romper si no se cuida .  !Estos hombre jóvenes ,  que todo lo echan en la cabeza!" .

     Al otro le daba clase en al palacio de los Marqueses de Rozalejo ,  residencia entonces de una buena familia acomodada ,  que terminaría convertido en hotel pasados los años .  El padre del alumno era coronel de caballería y su rotunda madre hacía gala de fuerte caracter .  También tenía una entrañable abuela de fácil conversación y agradable trato ,  con la que merendaban después de la clase ,  servidos por discreta asistenta con uniforme y cofia blanca .  El caserón tenía un espacio reservado para el Príncipe Juan Carlos , cuando venía los fines de semana ,  pues andaba realizando su etapa en la Academia General del Aire de San Javier .  Ello les permitió vivir sabrosas anécdotas .

     Todo estaba de tal guisa cuando se incorporó el profesor  con las milicias universitarias terminadas y recién aprobada la oposición de instituto .  

     Pequeño conflicto , por tanto ,  pues algunas ocupaciones debían ser abandonadas por mor de la burocracia .  Sobre todo en el caso del colegio .  El director intentó que simultaneara , y movió algunos hilos al repecto ,  si que infructuosamente ,  pues la ley era taxativa ,  no era posible conjugar enseñanza pública como funcionario con enseñanza privada .

     Se despidió de sus alumnos colegiales con sensación agridulce .  Las elocuentes clases de griego ,  las rigurosas clases de latín ,  las divertidas clases de literatura ,  las profundas clases de filosofía ,   todo ese cargamento emocional y de saber creciente debía quedar atrás ,  así sucedió irremediablemente para las remembranzas futuras que habrían de llegar con el tiempo .  Pero también tuvo una parte positiva ,  el grupo de buenos alumnos que al cabo se convertirían en amigos .

   Dejó el colegio del Malecón y marchó al Instituto de Enseñanza media de Alcantarilla ,  recién creado como Sección Delegada del Instituto  Alfonso X de la capital .

     Se incorporaron cinco profesores jóvenes ,  recién convertidos en funcionarios docentes ,  para inuagurar un centro sin historia ni raíces .  No había director específico y el Jefe de Estudios ,  un poco mayor ,  fué nombrado por su experiencia mejor que los recién llegados ,  que venían  llenos de sabiduría teórica ,  pero con la práctica  quam tabulam rasam .

     A diferencia de los Institutos capitalinos ,  aquí había enseñanza mixta ,  niños y niñas juntos en las aulas ,  con  "clara promiscuidad" ,  como no tardó en decir un tridentino sacerdote del entorno .  Situación adelantada ,  que fevoreció mucho las relaciones y el trabajo ,  amén de la naturalidad con que se manifestaban chicos y chicas en común .

     Ello no obstante ,  conviene recordar una curiosa anécdota .  El señor inspector era un adulto atildado y redicho ,  más preocupado por las apariencias que por la realidad tal cual .  Un día nos visitó y quedó sorprendi y espantado (sic) por la imprevisión y permisividad de los jóvenes profesores (sic)  que permitían la mezcla masculino-femenina de los niños .  Y tomó una decisión drástica :  verja geométricamente divisora del patio .  Imaginad el pequeño edificio con un patio cuadrado para los recreos .  Y sí ,  verja de hierro de dos metros de altura para que se pudiera saltar .  Más una profesora vigilaando in sito a las alumnas ,  un profesor vigilando a los alumnos para evitar males mayores provenientes de la tentación inevitable (sic) .  Hoy puede producir hilaridad ,  pero entonces las cosas eran así .

     El joven profesor permaneció en el centro solamente dos cursos académicos ,  por causas y razones que se verán más adelante ,  cuestión de promociones ,  traslados y otras exigencias del diario vivir docente .

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