sábado, 15 de octubre de 2016

! QUINIENTOS NOVELISTAS EN LEGIÓN !

   Para empezar, una pregunta nada etórica. ¿Hay quinientos escultores,  pintores,  arquitectos  para presentarse a un premio en concurso público dentro del ámbito hispano?  Evidentemente, no.  ¿Y por qué los hay para un concurso de novela?  Os daré, entre otras muchas, dos razones de peso.  Primera, porque los tres primeros citados deben conocer su oficio, herramientas múltiples, trebejos de todo tipo y un cierto sentido del arte.  Segunda, esos mismos tres necesitan dinero abundante para culminar su obra.  Los novelistas ignaros (y la caterva de negociantes que los engañan) nada de eso.  Todo lo contrario, les han hecho creer que un bolígrafo y una resma de folios bastan para escribir una novela y presentarla a un premio.   Y así nos luce el pelo de la dehesa.

   Digo esto porque acabo de escuchar la perorata de un responsable diciendo que su premio es el más prestigioso y mejor dotado: mentira la primera parte del aserto, pues que el prestigio nunca vendrá por el número de soldados que integran un ejército, sino por la preparación y valor que los caracterice.
   Hace unos años, creamos el Premio de Novela  "Vargas Llosa",  en la universidad de Murcia y con el patrocinio de una institución financiera.  Durante los diez años en que fui responsable último, el Premio garantizaba transparencia, anonimato absoluto y exigencia de un mínimo nivel expresivo adecuado.  Dotado con un simbólico millón de pesetas, a la primera convocatoria concurrieron no más de cien originales. A partir de la segunda, andábamos en parigual de concursantes con el Premio mejor dotado entonces, sesenta millones de pesetas.  Aquello propiciaba prestigio y limpieza, si que poco dinero.  Y eso lo explica todo.
   Nota bene. Siempre dije que las empresas privadas pueden organizar sus premios según su saber y entender, pues arriesgan y juegan con su dinero. Nada que objetar.  Pero las Instituciones...otro cantar muy distinto.
  Por otra parte, no es nueva la situación.  A principios del siglo XVII  la ciudad de México convoca un certamen de poesía.  Se presentaron más de trescientos poetas. Sin comentarios, pero sí una coda en verso que circulaba, ya, por entonces: "Pues cualquier mulatillo palangana,/  con décimas sin cuento le remite /  a su padre el marqués una banana".
   Repito una vez más.  La Literatura es una de las Bellas Artes tradicionales.  Y tiene un oficio difícil de asimilar, cuyo control siempre debiera ser previo a la escritura de una novela, un poema, una obra de teatro, etc.  Que un premio bien dotado economicamente reciba más de quinientas novelas, lo único que indica, en pricipio, es que en castellano hay más de quinientos poseedores de un bolígrafo, una resma de folios y alguna experiencia de su propia vida que considera interesante para ser conocida y compartida con miles de lectores ávidos.
   Y que el Premio Nobel de Literatura se le regale a un cantante popular, unicamente indica que hay una Academia ignara y desnortada, amén de la banalidad mediática que casi todo lo controla y proyecta.
   Pero no ay que desesperar, escritores y lectores conspicuos.  Recordad la parábola del sembrador. Os aseguro que la tierra mollar existe, que el agua para el riego no ha desaparecido de las nubes y que, por tanto, se presagian las espigas que anunciarán ópimas cosechas.  Cuestión de tiempo, talento y trabajo.

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