miércoles, 6 de mayo de 2020

CUATRO MUJERES ... Y UNA CODA

   PEQUEÑA  FÁBULA  PARA  HOMBRES  DESPISTADOS ,
INALIENABLE  DERECHO  DE  PRIMOGENITURA .

   Un poco de tranquilidad ,  que al final incluso vais a entender el título ,  aunque de entrada ,  los que gustáis de la música sabéis bien lo que es la  coda .
   Que una pandemia bien entendida dá para mucho ,  al enos para mí que la estoy pasando sólo ,  añorando nietos (lo más duro e insoportable) ,  cafés con amigos ,  alumnos preguntones y otras juntas humanas ,  porque soy hombre activo y muy social .
   Pero vayamos al meollo de esta tarde calurosa primaveral .  No concibo la vida sin mujeres .  Al menos ,  las cuatro imprescindibles sin las cuales yo sería otra cosa bastante irreconocible .
   Vayamos por orden cronológico .  La primera en aparecer (y en todo lo demás) ,  la santa madre .  Con nombrarla sería más que suficiente .  Pero necesito decir algo más .  Cuando nací ella tenía veinticinco años y ,  al revés que en el caso de Gila ,  ella sí estaba en casa ,  lo recuerdo bien .  Aquí una aclaración ,  no lo sé porque me lo hayan contado ,  sino porque lo recuerdo con bastante precisión ,  he aquí los datos fundamentales .
   Nací  gritando ,  no  llorando como la mayoría de los niños .  El médico dijo con convicción:  " Señora ,  ha tenido usted un revolucionario en potencia".  Mi mdre ,  inteligente y diplomática ,  respondió sonriendo : "Gracias ,  doctor ,  habrá que tenerlo muy en cuenta" .  !Y vaya si lo tuvo! .  Debo decir que esta joven feliz tenía un carácter híbrido entre Santa Teresa y las mejores madres espartanas .
   DESDE SIEMPRE FUÍ EL HERMANO MAYOR Y ESTO MARCA PARA EL RESTO DE LA VIDA ,  UN PRIVILEGIO .
   Sin recurrir a Freud ,  me madre lo sabía y ejercía como tal .  Una gloria ,  pues que yo disfrutaba de todas las obligaciones sin mezcla de prebenda posible . Me lo dejó claro desde el principio :  los hermanos pequeños dependen ,  en buena medida ,  del mayor .  Y si alguna vez , con osadía digna de heroicidad ,  me atrevía a insinuar :  "  Pero es que ,  maḿá  ... " ,  ella lozanjaba con todo amor y comprensión : " Con los hijos ,  las madres sabemos muy bien lo que hay que hacer ,  no nos equivocamos nunca ,  no lo olvides para cuando seas padre ".  "  sí ,  mamá , pero ..." .  " Y recuerda que tú
eres siempre el privilegiado hijo mayor .  No puedes imaginar mis emociones cuando te alimenté por primera vez ,  eso una madre no lo olvida nunca ,  con los otros hermanos ya es un poco diferente " .  " Lo comprendo ,  pero ..." .  " Nunca sabrás el gozo de ser el mayor ... Y ahora pon la mesa rápido ,  que tus hermanos están a punto de llagar del colegio y traen hambre de lobos " .
   Con una madre así ,  ¿ qué más se puede pedir al mundo ,  donde todos sufren menos los hermanos mayores ? .
   Y llegó la segunda mujer a mi vida ,  la que sería madre de mis hijos .  Extraordinaria ,  rozando la perfección .  La conocía desde sus quince años , vestida de uniforme de monjas ,  ella la mejor de su colegio .  Hermosa de cuerpo atractivo ,  inteligente a tope ,  bien educada ,  trabajadora ,  segura de sí misma (y del resto del mundo) ,  dulce sin excesos ,  firme sin excesos ,  comprensiva ,  buena conversadora e interesada por el conocimiento sin barreras ni cotos ,  y muy apasionada en todo ,  aunque debo ponerle una pega : el sentido del humor no era lo más fuerte de su personalidad .  Esposa total ,  madraza total ,  independiente y libre como pocas .
   Seis años de novios peritieron conocernos a fondo .  Cincuenta años de vida en común hicieron el resto .  Y cuando llegó el divorcio tras la dictadura ,  alguna vez para "picarla" un poquito le decía : "En estos tiempos libres ... ¿ tú no has pensado que ,  quizá ,  no sé ,  pudiera gustarte otro hmbre ,  en fin ..." . Respuesta categórica : " Si tiene tu misma cara ,  lo pensaré" .
   Ni siquiera un sofisma suave se me ocurre .  Eso sí ,  yo seguía siendo el rimogénito privilegiado y ,  ahora ,  el jefe de familia casi en el Olimpo .  Pedir algo más ,  queda claro ,  sería un atentado contra todas las leyes de la naturaleza ,  humanas y divinas .
   Así vivía yo ,  como un rey seglar favorecido por la dios Fortuna .  Pero faltaban las otras dos mujeres para completar el cuarteto .  Y  llegaron .
   Las dos hermanas con tres años de diferencia .  La mayor ,  delgada ,  poco comedora ,  muy bien dotada para las relaciones públicas ,  perfeccionista ,  inteligente y estudiosa . La menor ,  fuerte ,  gran comedora , ejecutiva ,  con cien amigos ,  espontánea y directa , inteligente y estudiosa (ma non tropo hasta que llegó a la universidad en Pamplona).  
   Muy distintas ,  si que con un denominador común :  la tremenda adolescencia que proporcionaron ,  sobre todo y de manera especial ,  a su madre ,  pues yo lo llevé con bastante resignación .  A tal extremo que ,  en más de una ocasión ,  la madre me decía :  " ¿  Cómo pueden pensar ,  hacer y decir tales cosas ?  Yo recuerdo en mis tiempos ...".  Aquí la colaboració del padre :  "Dices muy bien ,  Carmen ,  tus tiempos no son los de ellas .  Tú vivías en dictadura ,  ellas viven en democracia .  Piensa que las chicas deben cortar el cordón umbilical y hacerse mujeres a costa de la madre ,  que sgue siendo su modelo ,  aunque necesitado de sua variantes personales .  Un poco de paciencia y barajar , que esto pasa y  vienen los tiempos de la templanza identificadora".
   Y llegaron los tiempos buenos ,  después de la tormenta neurohormonal ,  como estaba previsto desde milenios .
    Así que ,  una hermosa tarde de otoño (la estación del año que prefiero) ,  hallábame sentado ,  no en la famosa choluteca pirámide ,  sino en el beato sillón de midespacho en casa cuando escuché la voz de la madre dirigiéndose a la hija menor :  " Mari Carmen ,  dile a tu padre (ojo al sintagma) que nos vamos de compras al Corte Inglés ,  que le dejo preparada la cena só a falta de calentarla un poco ,  todo lo que le gusta en orden y concierto .  Por si nos retrasamos ,  que él ya sabe cómo son estas cosas ". 
   Mensaje recibido ,  con la calma plácida de hombre feliz y satisfecho en su entorno familiar .  Esperé unos minutos y me asomé a l ventana del salón fumando mi olorosa pipa .  Las vi a las tres perfectamente ataviadas ,
las hijas flanqueando a la madre ,  conversación animada con los elocuentes gestos de la menor .
   Cruzaron la calle y ,  cuando dejé de verlas ,  dí en meditar con una sonrisa .  Comprendí una vez más ,  y para siempre ,  que los armonizados gineceos familiares han sido y serán la principal y mejor garantía para la especie humana en supervivencia ,  ad maioren gloriam hominis ,  que diría mi amigo el latinista .

2 comentarios:

  1. //armonizados gineceos familiares han sido y serán la principal y mejor garantía para la especie humana en supervivencia//
    Así ha sido, así es y así será.
    Afortunadas ellas por ser las musas de esta inspiración tuya. Me gustó mucho, Victorino.

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