sábado, 12 de noviembre de 2016

CURSO DE LIBROS. CRÓNICA DEL JUEVES ( 8 )

   La tarde comenzó bien, aunque decirlo sea un pleonasmo, pues que todas comienzan bien.  Y lo que es mejor, terminan a la altura de las circunstancias.  En todo caso, lo afirmo una vez más: me encuentro muy a gusto con estos alumnos interesados, para quienes la Literatura supone algo importante.
   Al inicio, alguna pequeña anécdota significativa, determinados comentarios con cierto humor relajante.  Y de inmediato, el texto teórico, que así reza:


  "Habría que definir con precisión los conceptos de Belleza,  Expresión y Palabra, para saber cómo se configura y en qué se concreta la obra de arte literaria, sobre todo ahora que incorporamos la prosa narrativa como referencia y análisis.
   Para filósofos y teóricos de estética, la belleza literaria sólo puede expresarse a través de la poesía, por lo que la literatura es algo distinto, complementario y no creacional (según B. Croce).  A su vez, Alfonso Reyes habla de ´ ´literatura en pureza y literaturaancilar´,  reservando para la primera las artísticas capacidades  creadoras de belleza;  mientras que la segunda, sin dejar de ser literatura, lo sería de orden menor.  La opinión de T. S.  Eliot también resulta interesante, con respecto a las Humanidades y a lo que él define como ´´ ´hombre de letras´´   incidiendo en las ideas de literatura clásica y preceptiva literaria.
   Por extensión, también se llama Literatura al conjunto de obras escritas a través del tiempo,  ´´ historia literaria´,  y a los estudios y análisis que ha suscitado,  ´´ crítica literaria´,  para entendernos mejor".


     Y comenzó la explicación con el consiguiente coloquio.  Les cité la novela  "Teágenes y Clariclea", quizá el más remoto testimonio de narrativa en occidente, ubicada en los griegos.  A su propósito,  insistimos en los romanos, que llevan a sus más altas cotas la prosa doctrinal,  muy tangencialmente relacionada con la narrativa.  Para llegar a la Edad Media y el Renacimiento.

   Aquí, cinco puntos de referencia y lectura.  El Infante don Juan Manuel, con  "El conde Lucanor"  o  "Libro de Patronio"  (no confundir con Petronio, el  ´´ arbiter elegantiarum´,  que también tiene que ver algo con la narrativa, aunque mucho más  Apuleyo, con su hilarante y crítico  "Asno de oro", aunque poco más.
   Luego los preclaros nombres de Bocaccio y su paradigmático "Decamerón", quizá la colección de cuentos más leída y que inicia una tradición ya imparable.  Y Chaucer, menos conocido, pero cuyos  "Cuentos de Canterbury"  repiten el mismo esquema, sobre la base de unos jóvenes reunidos, una peregrinación que les permite las narraciones individuales y colectivas.
   Al cabo, dos mujeres destacadas, no por ser mujeres, sino por su valor literario en este caso.  Nuestra María de Zayas y sus novelas cortas (concordantes con las estupendas  "Novelas ejemplares"  cervantinas),  y Margarita de Navarra, que escribió un original y llamativo  "Heptamerón".
   A estos efectos, el Neoclasicismo pasa sin pena ni gloria.  Y llegamos a la gran explosión del siglo XIX  (Romanticismo,  Realismo  y Naturalismo), donde todo se asienta y ramifica: el Cuento y la Novela adquieren carta de naturaleza definitiva, con presencia de muchos y grandes autores.
   Por último, les cité los tres grandes de nuestra lengua, ya en tiempos modernos:  Borges,  Cortázar  y ,  sobre todo,  Juan Rulfo, el mexicano que con una sóla novela y una breve colección de cuentos,  llevó la narrativa y sus dos grandes géneros a elevación dificilmente superable.  "Pedro Páramo"  y  "El llano en llamas".
   Recomendación de lectura que les dejé, y os dejo, para llenar el tiempo de manera satisfactoria y placentera.
   

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