sábado, 19 de noviembre de 2016

BREVE HISORIA DE MEDIANOCHE....UBI SUNT ?

   Se me desparrama un archivador de los tiempos viejos, cuando vivían y se solazaban aquellas damas de antaño que tantos  ´ regrets´   propiciaron.  Corrían los años ochenta del siglo pasado, tiempos en los que mucho trabajábamos y casi tanto nos divertíamos,  pues conscientes éramos de que estábamos construyendo una democracia,  superación feliz de la ominosa dictadura, aquella de los cuarenta siglos de oscuridad, sacrificio invalorado y studio que, a no pocos (entre ellos me cuento) nos liberó de casi todo lo negro y contribuyó a salvarnos la vida en el más hondo sentido de la expresión.

   Recojo los desperdigados papeles y encuentro un tarjetón color verde desvaído que me atrae.  Paro mientes y observo con atención.  Ängulo superior izquierda impreso en rojo carmesí,  el perfil de César Vallejo que Gargallo fundiera en bronce a maravilla.  En la peana de apoyo, grabadas dos letras mayúsculas,  A - E , con fondo blanco.  Todo muy premonitorio, pues entonces mis estudiantes leían con naturalidad  "Los heraldos negros"  y  "Trilce"  (si hoy pregunto al común de los matriculados en Filología Hispánica, reconocerían con dificultad ambos títulos, agobiados como están por responder a los postulados de Bolonia,  portfolio incluído).
   Ängulo superior derecha,  mi nombre y apellidos en letra inglesa, y debajo Director del Aula, letra mayúscula vertical palo seco.  Ängulo inferior izquierda, el marbete  "Aula de Escritores", en preciosa caligrafía dibujada.  Y ángulo inferior derecha,  "Universidad de Murcia",  también a palo seco.
    A la sazón dirigía yo, por imperativo del afecto, el Departamento de Literatura Española,  coordinaba los Cursos de Extensión Universitaria y explicaba Literatura Hispanoamericana por todos los poros.
   Habéis acertado.  Creamos intramuros un Aula tan importante y esperanzadora.  Y utilizamos el precioso Hemiciclo de la Letras como sede para las numerosas, siempre bien discutidas y, en ocasiones tumultuarias con raciocinio, lecturas y recitales de todos los que algo tenían que escribir.  
   Más de ciento cincuenta escritores pasaron por ella, siempre para bien de la humanidad inquieta y lectora. Como anécdota, diré que afortunadamente me acusaron de todo:  llevar a escritores de derechas,  invitar a escritores de izquierdas,  propiciar lecturan en "panocho",  mezclar hombres con mujeres, dar voz a los jóvenes alevines,  recibir a viejos inveterados (sic), y más etcéteras. Ni que decir tiene que ello me animaba y rejuvenecía.  Ladran,  luego cabalgamos ( traducción exagerada del  "Cogito,  ergo sum", como bien sabéis los que continuáis leyendo por placer).
       Con el correr del tiempo  ¿dónde quedó todo aquello?  "Un lanzón en cuyo hierro  /  se han orinado los años" ( Unamuno - Menéndez Pidal en el recuerdo). Yo lo tengo todo en el Archivo de que os hablo.  Y no me quejo de semejantes desapariciones, que cada generación aporta los habitáculos y filosofías y literaturas que mejor cuadran con sus medidas.
    Recuerdo, sin embardo, uno de los  "topoi" que cuando entonces daban mucho juego para la historia no sólo literaria,  el  "Ubi sunt" tradicional, que hoy suelen ignorar los estudiantes porque nadie se ha ocupado de hacerles estudiar latín.  En el pecado ( vagancia )  llevan la penitencia (ignorancia).
   Y sin embargo, yo tengo una  "esperancia" que debe cumplirse:  cuando haya pasado el diluvio universal de la mediocridad, alguien en alguna isla explicará a unos cuántos náufragos el significado feliz de una feliz palabra: SABIDURÏA.  Y todo volverá a recomenzar, como en el "Cementerio marino" del gran poeta francés (adrede oculto su nombre, para que lo busquéis, un pequeño esfuerzo compensador).

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