martes, 18 de julio de 2017

VIDA DE UN PROFESOR

AQUELLOS  LEJANOS  ORÍGENES


   Ha llegado el verano en plenitud.  Y con él,  los habituales calores que,  junto al Mediterráneo donde tengo mi casa,  se manifiestan un tanto atemperados,  aveces con la brisa de levante,  otras con los vientos no demasiado ardorosos que nos vienen de Africa.


   Como bien sabéis,  he terminado todas las esferas de lo académico oficial,  de manera que dispongo de  tiempo libre para organizar las tareas y dedicaciones que más y mejor me apetezcan.  En principio,  dos fundamentales sobre las que declino mis complacencias compensadores.
   De una parte,  continuar las Memorias hace años comenzadas,  que van engrosando volúmenes de holandesas manuscritas,  pues que muchas tareas emprendimos a lo largo de muchos y fecundos años,  tanto en el plano individual cuanto en el colectivo,  pues tambien os he participado a menudo que,  la dimensión individual asegurada,  soy hombre de trabajo en equipo,  con tareas perfectamente organizadas,  ensambladas y distribuídas.  En tal sentido,  me siento satisfecho y feliz por los ópimos resultados,  de manera que todo ello va quedando bien reflejado en las Memorias.
   La otra tarea viene dada por el conocido Archivo de la Cátedra de Literatura Hispanoamericana,  acumulado a lo largo y ancho de muchas décadas bastante febriles de ideas,  proyectos y realizaciones.  Más de quinientas personas nos hemos visto implicadas en los trabajos y los días,  desde que todavía éramos muy jóvenes y aquilinos,  hasta estos días donde la mayor parte vivimos otoños e inviernos , para recoger los frutos y ordenarlos cara a quienes nos van a heredar y sustituir,  por razones de edad y reconocida vocación.
   Son dos tareas que ocupan bastante tiempo y las llevo a cabo con gusto,  incluso con claro placer no exento de nostalgia en ocasiones,  aunque bien lejos de la añoranza que suele adormecer ensueños.
   Pues bien,  dentro del cañamazo común,  todavía quedan horas no solo para la holganza y el bien ganado descanso.  Horas que me han llevado a pensar en algo más reducido,  si que también oportuno, incluso necesario desde mi perspectiva.  Me refiero a una especie de Testamento Intelectual,  Profesional,  Educativo,  Emocional y Literario,  que pudiere ser útil a quienes, en el futuro,  elijan la hermosa profesión educativa de la enseñanza para llenar sus vidas y las de muchos con los que habrán de coincidir en las aulas,  pero también en las calles y plazas de la ciudad,  pues que las ideas para el conocimiento,  y las emociones para el equilibrio sentimental,  pueden y deben llegar a todos los rincones donde se produzca un encuentro de "maestros e escolares para aprender los saberes".
   Dicho y hecho.  He decidido llevarlo a cabo al sesgo y circunstancias de mi propia vida,  la que mejor conozco y que se ha ido desarrollando a través de circunstancias muy diversas y todas enriquecedoras,  tanto las que apuntan a los muchos errores humanos cometidos con propósito de enmienda,  cuanto las que constituyeron base de los posible aciertos en tiempo y lugar oportunos.
   Tal que un espejo desplazado a lo largo de un camino,
Stendhal al fondo.  
   A veces, los reflejos se produjeron como imagen cierta de la realidad.  Otras, elongando la dimensión horizontal.  Otras en vertical crecimiento hacia la idealidad amada y perseguida.  Formas de don Quijote y Sancho que se necesitan mutuamente para producir el equilibrio psicosomático de la persona humana.
   Esta nueva dedicación y apertura no supone abandonar las HISTORIAS DE MEDIANOCHE,  aunque sí las presentaré menos a menudo y más circunstanciadas,  mezclando como siempre lo dulce con lo útil,  que la clasicidad siempre me atrajo y subyugó.
   Como final de propósito,  voy a redactar esta VIDA DE UN PROFESOR  en tercera persona,  pues que una cierta distancia proporciona mejor perspectiva y mayor libertad a la hora de las afinidades electivas y su cristalización en palabras conformadoras.
   En el principio era el verbo.  Ciertamente,  todo comienza y termina con la palabra,  para la que fuimos hechos y con la que nos manifestamos personas en la tierra.  Espero y confÍo en que estas mis palabras nuevas,  y que ahora nacen,  os convenzan en la medida necesaria para la aceptación y el gozo comprensivo.  Nada más,  pero tambin nada menos,  con esa pretensión nacen y con alegría notoria os las voy a ofrecer,  parábola del sembrador al fondo.  VALE.

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