sábado, 1 de julio de 2017

HISTORIAS DE MEDIANOCHE. EL ARCHIVO Y LA MEMORIA ( 8 )

LA  HORA  DE  LOS  MAESTROS


La hora de los maestros es cualquier hora en todo tiempo y lugar.  Benditos los pueblos que disponen de muchos y buenos maestros,  porque de ellos serán los reinos de los cielos aquí en la tierra.  Un buen maestro crea buenos discípulos,  que terminarán siendo buenos ciudadanos,  todos en parigual de condiciones, así sean obreros manuales o ingenieros de caminos,  pues que todos alcanzarán a ser probos componentes de una sociedad equilibrada, que margina la guerra y la opresión en beneficio del entendimiento y la solidaridad desprendida,  horra de maledicencias y actitudes egoístas,  sin complejos de campanario.

   Esta sociedad es posible y sólo llegará por los amplios caminos de la educación,  aunque a veces sean veredas de difícil tránsito,  incluso encrucijadas provocadoras de perplejidad.  Una buena educación todo lo vence,  sabedora de que tras la tempestad viene la calma.
   El problema está en el poder y sus maleficios a lomos de la ambición personal y colectiva.  Por eso,  en la práctica,  ningún poder individual o colectivo se ha mostrado,  nunca,  propicio a la educación superadora de la enseñanza como base de sustentación.  La ignorancia suele ser la madre de todos los vicios,  incluído el miedo que propicia la manipulación, incluso la tortura física y psicológica,  esa gran fábrica de inhumanas actitudes y perversos resultados.  Que las revoluciones jamás se hicieron de arriba abajo, sino al revés.  Y pues que existen caínes para nuestra desgracia,  siempre será necesaria la presencia y lucha de numerosos abeles para lograr la paz,  el equilibrio y una vida digna de ser humano.
   Los maestros propician casi todo lo bueno,  sin mezcla de mal que trastorne. Por eso mismo son perseguidos a traves de la historia y el tiempo apresurado.  Hasta llegar al descubrimiento de la cuadratura del círculo actual:  ya no es necesario perseguirlos por sus ideas y actitudes y pŕedicas de perfección posible.  Basta con titularlos deficientemente,  una preparación desorientada en las correspondientes escuelas o universidades, y el éxito de los malvados asegurado está.  Con malos maestros de pomposos títulos y curriculums absurdos,  todo va sobre ruedas, pues que de su trabajo saldrán discípulos ramplones.
   Semejante reflexión elemental me viene dada por el Archivo, como siempre. Revisaba unos anaqueles de grandes libros,  incluídas las dimensiones físicas,  para ordenarlos como conviene.  Y allá, en un extremo,  justo entre Van Gogh y las Pirámedes de Egipto,  grandes volúmenes de tapas duras y notable peso, diviso un pequeño volumen practicamente aplastado entre tan poderosos vecinos.
   Humilde y modesto en todas sus facetas físicas,  libro casi de bolsillo.  Papel de estraza de suavizado gramaje y color indefinible,  entre sepia y marrón desvaído.  Tapas de papel un poco más grueso, aunque no mucho.  En la contraportada, el logotipo de la editorial,  un galeón rampante y unas siglas. En el ángulo inferior izquierda, el habitual Printed in Spain, amén del precio :  2, 50  pesetas.
   En la portada, una greca de color azul celeste que enmarca el título , " La poesía española contemporánea",  bajo el nombre de su autor ,  Angel Valbuena Prat. Y al fondo, casi imperceptible, la figura de don Quijote lanza en ristre pintada de verde.  ¿ Puede haber algo más entrañable ?  Conservo el volumen como oro en paño.
   Porque debo decir,  con santo orgullo,  que don Angel fue mi profesor en la Facultad de Filosofía y Letras,  universidad de Murcia.  Felices tiempos aquellos en que mucho y bien se estudiaba, desde la filosofía hasta la literatura,  pasando por la lengua en sus múltiples,  difíciles y compensadores vericuetos.
   El libro está editado por la Compañía Iberoamericana de Publicaciones y es el primer volumen de la colección " Las cien obras educadoras ",  toda una referencia y declaración de principios. Es del año 1930 y,  naturalmente,  no lleva el ominoso Nihil obstat represor.
Al frente,  lleva un prólogo esclarecedor de Concha Meléndez, de la universidad de Puerto Rico,  donde a la sazón también enseñaba el profesor Valbuena,  catedrático en España,  que los intercambios universitarios no han sido descubiertos ayer.  Y a continuación,  el corpus doctrinal e histórico,  El Modernismo,  Los poetas de la generación del 98,  Juan Ramón o la introducción al novecentismo ,  y  Las últimas tendencias. 
    Al cabo, todo termina con el siguiente párrafo:  "También debe citarse la abundante floración de poetisas,  entre las que recordamos a Josefina de la Torre  -- fina, depurada, al estilo de Pedro Salinas -- ,  Ernestina de Champourcín y Concha Méndez Cuesta".  ¿ Reivindicación de la mujer como fenómeno de hoy ?
   En fin, amigos del blog y la literatura,  amantes de la poesía,  no quiero extenderme más esta noche.  Prometo completar esta historia la semana que viene.  La figura magistral de don Angel Valbuena lo merece.  Fue mi maestro y eso lo dice todo.

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