martes, 25 de julio de 2017

VIDA DE UN PROFESOR ( 2 )

DE  LOS  APENINOS  A  LOS  ANDES
  Cuento emocionante leído y vivido cuando entonces,  en plena infancia y en la escuela rural de un gran maestro que formaba cuerpos y espíritus de niños , como si de la más alta misión se tratara.  Algunos maestros entonces,  y siempre,  se comportaban así,  marginando la época de miedo y escasez que les tocaba vivir.  Gracias a ellos,  en grandísima medida,  este nuestro país es lo que ha llegado a ser en sus capítulos buenos,  pese a los filisteos de siempre que todavía intentan regresar a las cavernas nuevamente pintadas.

   Leíamos el libro  "Corazón "  ( E.  D´  Amicis )  en todas las escuelas,  hasta que un malhadado arzobispo hizo que se prohibiera  "porque no se nombraba a Dios en sus páginas ",  qué barbaridad de ignorante y culpable actitud prepotente.
   Recordais que el niño Marco viaja de los Apeninos (Europa)  a los  Andes (América)  en busca de su madre,  con todas las peripecias que tal aventura supone.  Pues bien,  mutatis mutandi ,  el futuro profesor viaje en plena niñez del Cerro del Pino (Castilla la Nueva)  a la montaña de Urbión (Castilla la Vieja),  de una tierra en llanura fértil a otra donde lo montaraz predomina.
   periodo de los diez a los quince años ,  clave cronológica en la que su carácter ,  basado en muy definido temperamento ,  adquirirá los rasgos y características predominantes para el resto de su vida y que,  miel sobre hojuelas ,  troquelarán todo lo necesario para la trayectoria intelectual que le acompañará siempre.
   Primero un pueblo pequeño ,  Montaves ,  apenas quince vecinos y media docena de niños para una pequeñita escuela entre montañas ,  que reservaba dos sorpresas llamativas ya de entrada :  la bandera y la fotografia con texto de Ramón y Cajal.  Buena fotografía y excelente texto sobre la educación de los pueblos.  La bandera era la tricolor republicana.  Pasados diez años de dictadura,  todavía permanecían estos símbolos obsoletos,  lo que demuestra la lentitud con la que se producen los cambios en la sociedad.  Y es que la España profunda....
   Traslado del señor maestro.  Nuevo pueblo,  Chavaler,  junto a las ruínas de Numancia,  realidad que despertó la curiosidad histórica del muchacho.  Muchas veces viajó con su padre a la capital,  por mor de circunstancias familiares y falangistas,  pues que el poder exigía determinadas actitudes y prácticas de los educadores. Nada importante que reseñar,  justo lo contrario que la población siguiente,  Duruelo de la Sierra,  a orillas del Duero,  a los piés del Urbión y próximo a la Laguna Negra, de tantas resonancias machadianas.
   Aquí se produce un hito. Determinados signos auguraban un futuro más prometedor y esperanzado.  El joven llega con diez años y lo abandona justo a los quince,  tras una serie de experiencias vividas que lo marcarán para siempre.  El pueblo era rico gracias a los pinares de propiedad comunal. Había pan blanco en abundancia, por contraste con el pan negro y las cartillas de racionamiento precedentes.  Auténtica liberación material.
   Aquí vivió el primer amor encarnado,  y no es tópico,  en niñña  rubia de ojos claros,  a la que su madre peinaba con tirabuzones de atractiva ondulación.  Paseos,  conversaciones emocionantes,  baños en el río,  encuentros furtivos compensadores,  bailes exclusivos y dedicados en la plaza...En fín,  todas las emociones propias del caso,  mientras descubrían el mundo como si fueran la primera pareja del universo.
   Aquí estudiaba con voracidad,   mitad por ser hijo de maestro,  mitad por vocación de saber ,  que lo embargaba cada día más.
   Aquí leía todo lo que a sus manos llegaba,  bien orientado por su padre y por el cura del pueblo,  personas cultas que observaban y estimulaban las capacidades intelectuales y,  en menor medida,  artísticas del muchacho.
   Buen jugador de fútbol (interior izquierda),  campeón juvenil de ping-pong,  profundo conocedor del nuevo catecismo,  que modernizaba los tradicionales Astete y Ripalda.  
   Alegre y extrovertido, con buena pandilla de amigos bastante montaraces,  maneja el hacha con soltura,  aunque solo fuera para aportar las carretadas de leña y serrín necesarias para el rudo invierno.
   Le importaba realizar el bachillerato.  Y aquí el gran misterio.  Se le decía que era imposible y que habría de entenderlo cuando fuera mayor. Mientras tanto,  a él y a su más íntimo amigo,  el señor maestro los preparaba para la oposición de contadores de hacienda, que solo requería estudios primarios y la edad de dieciséis años.
   Su futuro estaba ,  pues,  en las finanzas,  y no es ironía.
Pero hete aquí que surgió la más agradable sorpresa,  casi milagrosa. Un buen día,  sus padres le dijeron que podía empezar el bachillerato.  Mes de julio.  Se ajustaron conocimientos, se hicieron los trámites oportunos, se dispuso el conjunto para que a primeros de septiembre ,  y a setecientos kilómetros de distancia,  pudiera realizar el examan de ingreso en el Instituto de Enseñanza Media.
   La felicidad puede adquirir formas muy dispares,  ésta era una de ellas.  Así lo entendió y empezó a vivirlo aquella noche,  mientras terminaba de leer  "Los Héroes",  de Carlyle.  Terminaba un mundo controvertido,  si que de infancia feliz.  Y comenzaba otro,  no menos convulso y cargado de interrogantes,  pero prometedor y esperanzado.
    Aunque muchos años después leyera el conocido aforismo de Amiel con una suave sonrisa nostálgica,  en aquellos momentos andaba convencido de que la la felicidad sí tiene historia.

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