martes, 11 de julio de 2017

HISTORIAS DE MEDIANOCHE. EL ARCHIVO Y LA MEMORIAS ( 6 )

CELEBRACIONES TORPES, CÍNICAS Y EXTEMPORÁNEAS


  Los tres adjetivos convienen a la reflexión de esta mañana,  motivada por los 90 años de la Universidad Complutense.

   Escribí hace unos días que no me gusta la universidad que dejo.  Sigue sin gustarme.  Y cuando leo y escucho los fastos que se organizan par conmemorar cualquier aniversario, el desagrado roza la ira por reacción casi de supervivencia.  Es la conocida y feroz  "aspereza espiritutal ",  de la que hablaba Jaime Balmes.
   Escucho a una vicerrectora por radio.  Grandeza sin límites de la Universidad Complutense.  Y no sienten rubor al afirmar tales enormidades,  teniendo en cuenta cómo se encuentra la universidad española pública, sin excepciones:  arruinada,  falta de talento y gobernadas por unos pintorescos personaje con torpe complejo de campanario y trazas políticas de pedáneos y ediles aldeanos.
   No digo que la Universidad del pasado fuere mejor que la actual.  Hasta ahí podíamos llegar.  ¿ Para qué entonces, la evolución ?  Aquí,  como casi todo en la vida,  si no se avanza se retrocede.  Pero convendría recordar al gran elegíaco español medieval: " Pues a nuestro parescer, /  cualquiera tiempo pasado / fué mejor".  Aunque solo fuere para aplicar su sabiduría y comprensión a estos tiempos modernos tan pacatos, que universitariamente han descubiero la tecnología como ídolo en tanto que fin en sí mismo,  cuando todo el mundo debiera saber que,  una vez más, se trata de un medio poderoso al servicio de la inteligencia y buen hacer del ser humano,  pues que,  según indicios,  se encuentra una vez más  "arrojado en el mundo,  entre las cosas",  como sentenciara el filósofo alemán más oscuro de nuestros tiempos,  tal que lo fuera Heráclito en la clasicidad antigua.
   A nuestra universidad le falta timón y,  mucho más importante,  carece de timonel.  Lo que resulta grave.
    Como la Castilla terrible de Machado,  esta universidad de todos nuestros amores desprecia cuanto ignora.  Y es mucho lo que desconoce,  aunque su soberbia desinformada individual y colectiva lo soslaye.
   Esta noche me quedo con dos o tres ideas elementales, cuyo simple recuerdo y cita insistente produce rubor.  Veamos.
   En primer lugar, los saduceos y  fariseos habituales la han convertido en campo político de Agramante:  lucha feroz por lograr el poder del mando,  que no de la gobernación.   Con todas las excepciones de rigor.
   De modo que unos cuantos arribistas,  desertores de la tiza en general,  se esfuerzan por el sillón de poder,  en general también poder pírrico y transitorio.  Hacen campañas y promesas que no podrán cumplir,  tal los políticos mediocres que aspiran a la poltrona durante unos años.  
   ¿Tienen ellos la culpa?  No del todo,  pues que suelen ser el resultado en frustración de un sistema perverso , que radica en el voto masivo la obtención de los puestos de poder, que debiera ser gobierno.  Y entonces,  los grupos de presión deciden,  por  espurios intereses o de simple y pacato egoísmo, quienes llegan al final de la carrera y lucha.  Y así nos luce la cabellera undosa,  o el pelillo de la dehesa,  que viene a ser lo mismo.
   Si el comienzo es malo,  el final no puede ser bueno.  Y estos pobres evangélicos hacen lo que pueden en sus rectorados,  decanatos,  jefaturas de departamento...Que la mediocridad, hermanada con la ambición,  produce casi el resultado pictórico de Goya.
   Idea siguiente:  de la Universida depende casi todo lo concerniente a la educación de un país.  A ella llegan oleadas de jóvenes para formarse y ofrecer a la sociedad algo que merezca la pena.  Buenos profesionales,  para empezar.  Y excelentes ejemplos,  para continuar.  Pero si esos jóvenes egresan incapaces,  mal preparados y con miras de horizontes reducidos y brumosos,  ¿ qué podremos esperar?.
   De la Universidad debieran salir buenísimos Maestros de Enseñanza Primaria,  excelentes Catedráticos de Enseñanza Media y magníficos Profesores de Enseñanza Superior.   Así de claro.   Y asi de sencillo.
   Y tambien debieran salir vocacionales Investigadores de toda condición,  para establecer la corriente de ósmosis con los profesores,  en aras de pruducir la simbiosis deseable:  Investigación y Docencia como pilares para la ciencia,  el arte  y el desarrolo armónico social de lo individual y colectivo.
   Mientra tanto, los mejores egresados universitarios deben emigrar en busca de un tiempo que no sea perdido,  Proust al fondo.  Aqui gastamos una fortuna para que rindan en otros países más avispados.
   Mientras tanto, las universidades privadas siguen formando,  es un decir,  élites que regirán la vida del país,  élites que proceden,  qué sarcasmo,  de los más poderosos sectores de la sociedad.
   Mientras tanto, la universidad pública continúa navegando al pairo,  como la vieja goleta que,  inerme y sin timón ni timonel, contempla su arboladura bastante desarbolada.
    Y esto es una constatación,  no la desencantada protesta de alguien que ha pasado media vida en las aulas,  vocacional e irreductible.
   Intentando,  con mayor o menor fortuna,  despertar en los alumnos el pensamiento crítico y libre.  Pero agua pasada no mueve molino.  Y como diría el bueno de Alonso Quijano,  "vámonos poco a poco,  amigo Sancho,  que ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño".
   Pues vive Dios que hago los mejores votos para que la legión de jóvenes que lo merecen,  encuentren acogedores  nidos en España cara al porvenir.   Y que el agua de nuevos molinos, redescubiertos, produzca corrientes rumorosas para un claro y prometedor y brillante futuro.

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