martes, 2 de junio de 2015

Elogio sentimental del Quijote traducido

   Como introito a la interpretación justa, y muy subjetiva, de lo que voy a continuar escribiendo, aquí os afrezco un pequeño juego machadiano
                      El ojo que ves no es
                      ojo porque tú lo miras,
                      es ojo porque te ve.

   Y ahora cedo el paso a Baroja. ¿Recordáis su emocionante y conmovedor "Elogio sentimental del acordeón", tan leído por nuestra generación de bachilleres, allá en los tiempos de Maricastaña, cuando tan pocos jóvenes podíamos estudiar más allá de la enseñanza primaria? Me ha venido al recuerdo por unas imágenes de televisión anunciando que un, por otra parte buen escritor, hombre de letras ha perpetrado  traducción del Quijote sin advertir, creo, que los molinos pudieren tornarse gigantes y viceversa.
   ¿Una traducción del gran libro? He retenido dos ejemplos. No se debe decir ´lanza en astillero´, sino ´lanza ya olvidada´. Tampoco ´adarga antigua´, sino ´escudo viejo´. Maravillado quedo aguardando su presencia en todas las librerías del páis y las de allende las montañas y los mares.
   Diz que se ha previsto, y culminado, la obra para facilitar su entendimiento, actualizar su lenguaje y modernizar su vejez. Tres ideas muy hermosas: facilitar, actualizar y modernizar. Quizá en eso consista la contemplación de nuestra historia global, que no están los tiempos para el ímprobo trabajo de niños y jóvenes españoles (sabido es que los viejos ya no leen), maltratados, agobiados por tantos deberes como impone lo que otrora se llamaba instituto y escuela.
   También recuerdo la hermosa, y nada fácil, traducción del "Polifemo" (Góngora), llevada a cabo por el maestro Dámaso Alonso para facilitar su acceso a los universitarios de letras, que ya entonces, y muy gratamente sorprendidos, leíamos un escaso número de estudiantes, sin duda los que más necesitábamos dedicar tiempo y esfuerzo al estudio, dadas nuestras no brillantes capacidades intelectuales. !Oh tempora, oh mores!
   Esta moderna traducción, sin duda, correrá en socorro de los vencedores intelectuales. Ofrecerá el campo allanado, bien regado, sin trampas orográficas, sin Agramantes molestos, sin follones y malandrines que distraigan de lo importante, del meollo esencial y comprimido de la cuestión. Como sábana de cesped inglés rodeando el castillo y las cabañas de caza.
   No puede ser verdad que semejante empresa comprima, todavía más, el elemental vocabulario medio de los jóvenes entorno. Tampoco será cierto que reduzca sus capacidades críticas y de pensamiento, así como no parece previsible que aminore emocionales despertares, incluso que los horizontes se acerquen cada vez más, ocultando montañas y mares por descubrir.
   En justa, y beneficiosa, contrapartida, puede constituír floreciente negocio por mor del centenario, a cuya consecución ofrezco hipótesis amistosa. Negóciese con el Ministerio de Educación llevar los ejemplares precisos a todos los centros educativos primarios y medios y hágase de manera gratuita, con dinero público que, como bien dijo aquella ministra, no es de nadie. Y entonces estará bien asegurada la ´sustancia esencial´ de fray Gerundio de Campazas, alias Zotes, buen predicador por mejor teólogo.
   En un lugar cercano a la Mancha, de cuyo nombre ya declaro y deseo no acordarme, parece que verá la luz este nuevo libro referido a don Quijote, ya sin lanza en astillero, adarga antigua y galgo corredor. y termino con palabras agoreras que ahora no recuerdo donde habré leído, tan lejana está mi niñez cuando las descubrí: "Vámonos poco a poco, amigo Sancho, que ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño".   Y disculpadme, amigos lectores, por la ocasión que os he dado de... Pero esta es ya otra historia. Quédese para mañana, como en la conocida "Cena jocosa".


                  

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