sábado, 25 de febrero de 2017

CURSO DE LIBROS ( 17 )

      Un jueves más, intenso como todos y con más variantes que otras tardes, cosa normal porque al estar bien engastado el proceso, el coloquio suele tomar sus propios derroteros.


    Volvimos sobre la metáfora como fundamento de la literatura,  mucho mas de la poesía.  Conviene insistir en que todo lenguaje literario lo es traslaticio por naturaleza y exigencias de la propia configuración.  Desde el símil o comparación, con todos los elementos reales e inventados presentes,  hasta la mtáfora en plenitud:

LO  DIENTEs SON COMO PERLAS

LAS PERLAS DE SU BOCA

SUS BLANCAS PERLAS EMOCIONARON MI CORAZÓN


   Ejemplos simples, si que reveladores para ir entendiendo configuraciones progresivamente complejas.
   También insistí en que el lenguaje poético, como el musical,  responde a clara fundamentación matemática,  desde lo cuantitativo a lo más abstracto y sutil.   De manera especial la estadística.  Mucho más complja,  la sustitución creciente,  de manera que el mundo de la percepción sensible va dejando paso a la percepción de palabras  (  flatus vocis inmaterial como base),  las cuales a su vez,  ( y de la manera más libre )  van configurando su propio mundo autónomo.  Al extremo de constituir la unica forma posible de comunicación humana,  y no digamos de expresión.
   Cierta la fórmula de Aristóteles el razonador empírico:  "Nihil est in intellectu quod prius non fuerit in sensu". Pero una vez que, atravesando los umbrales de lo físico ( sensu ) se accede a las neuronas, es precisa la fórmula siguiente en el camino de regreso: las palabras atraviesan de nuevo las fronteras sensitivas y regresan para impresionar emociones y razonamientos. Con lo que el círculo se cierra perfecto.  La geometría incorpora imágenes a la expresión especulativa.  Y del hondón matemático surge la obra de arte literaria. Como de la profundidad matemática bien organizada en planos geniales brota la catedral,  el monasterio o el castillo.
   A la vista de la obra de arte,  convinimos en la irracionalidad aminoradora de las fronteras entre pensamiento y emoción,  como forma perniciosa y maniquea de interpretar,  y vivir,  el mundo humano.
   A lo sumo, emoción y pensamiento son como el haz y el envés de una misma hoja.  Contemplo su perfección, y me emociono;  pero simultaneamente, pienso y razono, incrementando en perfección mi capacidad emocional y mi capacidad de pensamiento, como dos valores inseparables y complementarios,  que van llenado el celemín camino del placer.
   Al cabo,  analizamos algunos ejemplos reveladores y muy pedagógicos  ( "Deleitar aprovechando" )  y nos prometimos comentar los cinco niveles de la obra, perspectivas de autor y lector, que habíamos enunciado el jueves anterior.   Hic Troya fuit,  en el sentido más creador y menos destrutivo del mundo,  antes al contrario.
   Y nos despedimos como en el famoso final del soneto  "Al túmulo de Felipe II en Sevilla".  Satisfechos y expectantes,  con toda certeza y con toda emoción.

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