lunes, 22 de agosto de 2016

LAS BICICLETAS NO SON PARA LA UNIVERSIDAD. A VECES, LOS LIBROS TAMPOCO

      Dos asuntos interesantes, lo son y lo parecen. ¿Qué pìntan las bicicletas aquí, para desplazarse por el campus, para ejercitar los músculos, quizá para distraer la mente, sobrecargada de libros y pensamiento?  Difícil respuesta.
   Luego están los libros, otrora importantes para el estudio reglado y malquisto. Había bibliotecas, los estudiantes se compraban algunos manuales (y poco más), los amigos intercambiaban volúmenes; en definitiva, los libros eran útiles y oportunos. No contaban con la red y la nube.  Pero ahora, con esas magníficas herramientas a su disposición, el estudiante troyano (De  "La casa de la Troya", novela muy leída in illo tempore) cargado de ingenio, pincha lo correspndiente y encuentra todas las respuestas a los problemas de examen, sin esfuerzo, tan ricamente. Porque el buen estudiante acabará preparado para la vida, estudio mediante,sean cuales fueren las circunstancias y los contextos.
  Digo esto por dos breves y elocuentes historias, una más objetiva, la otra más personal, que se entrecruzan en el campus a propósito de bicicletas y de libros.
   Las bicicletas.  Un malhadado día se pusieron de moda. Ecologismo, decían; ejercicio físico, decían; salubridad, decían.  Y la universidad, mimética con poca reflexión, decidió incorporarlas. Dispuso un espacio en el pequeño Campus de La Merced. Instalaron un aparcamiendo de docena y media. Obra de manpostería y acero, coronada por una marquesina de diseño. Publicidad. Escaso eco. Y al cabo de dos años, aprovechando el verano, han desmontado el chiringuito.  Dos gastos inútiles y una vergüenza que nunca debió producirse.  ¿Los jerifaltes de algunas universidades conocen la etimología y funciones posibles de tan hermosa palabra? ¿No será que, políticos a la postre, estan conviertiendo el alma mater en un cajón de sastre donde cabe todo?  Dejo la reflexión abierta, para que no vuelvan a producirse tales vergonzantes iniciativas y cierres al tresbolillo.
  Los libros. Ya tiempo que ocupo tiempo y espacio en incorporar poemas propios a estas justas literarias que vengo ejerciendo en la red,  desde mi jubilación oficial. Con repercusión notable, dicho sea de paso.
   Tengo escrito que desde mis elegidos inicios docentes, la escritura literaria (poética, por mejor decir) ha sido para mí un violín de Ingres agradecido, incluso terapéutico. Escribía muchos versos, la mayor parte de los cuales en libros primorosamente encuadernados, que incluían la versión manuscrita y la mecanografiada. Casi veinte volúmenes que no alcanzarán la letra impresa tradicional, pero que ocupan anaquel preferente en mi biblioteca. Algunos ya han sido incorporados a estos medios.
   Ayer concluí el más político y comprometido,  "Pueblo", escrito en los albores de la democracia, cuando teníamos abiertas todas las expectativas y esperanzas, en gran medida frustradas por unos políticos mediocres y un pueblo que repele la cultura como valor negativo.  El  "vivan las cadenas" intelectuales aún tiene vigencia en nuestros campos y plazas.
  Pues bien, esta noche iniciaré la publicación aquí de otro libro, el titulado  "Fugaces cantos de amor", encuadernado en tela de color rojo Burdeos y papel verjurado de buen gramaje y alta calidad.  Escrito en el verano de 1.980 en la tierras altas sorianas, mi otra tierra, al pie el padre Urbión y no lejos de la Laguna Negra, allá donde machado revivió la trágica historia "La tierra de Alvargonzález".




  Escaso compromio político al uso. Mucho compromiso con el hombre "arrojado en el mundo, entre las cosas", como dijera el filósofo oscuro. Y amor en el hondón del alma  (Unamuno) y en la misma superficie de la piel. Amor a todo y a todos, amor sentimental y amor erótico sin estridencias. Amor a todas luces, intentando salir de "esta cárcel, estos hierros en que el alma está encerrada" (Santa Teresa), y manifestarse desde lo más genuinamente humano, que nos corresponde y caracteriza.
   Y aquí un terceto como anticipo y premonición cordial de afectos y emociones

  "Has llegado como los dulces vinos,
para embriagar mi alma sin remedio.
Mi corazón lo tienes en tus manos".


Y recordad que todo este caudal de sentimientos, ideas y vivencias también han germinado en eso tan atractivo que llamamos Universidad.

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