lunes, 1 de mayo de 2017

NO ME GUSTA LA UNIVERSIDAD

   La universidad que dejo,  naturalmente.  Soy mayor, estoy jubilado,  conservo en buen estado las neuronas y el cuerpo no se queja en exceso.  Soy un privilegiado.

   He pasado medio siglo en mi universidad y he transitado por todos los escalones posibles: estudiante, ayudante de clases prácticas, encargado de curso, profesor adjunto, profesor agregado... Y catedratico,  al fin,  de Literatura Hispanoamericana.
   Siempre he sido feliz en las aulas, armonizando bien los escasos sinsabores con las innumerables satisfacciones, pues que la falsa felicidad de los tontos siempre contentos, mejor no considerarla.
   AHORA ME  LLEGA  EL MOMENTO DE ABANDONAR EL DESPACHO ,  MEDIO SIGLO OCUPADO POR TODA LA IMPEDIMENTA DOCENTE- DISCENTE,  INCLUÍDO YO MISMO.   QUE SANTA LUCIÁ BENDITA CONSERVE LA VISTA,  Y LA VISIÓN DE PRESENTE Y FUTURO,  A ESTAS NUEVAS GENERACIONES DE DIRIGENTES UNIVERSITARIOS IMPREGNADOS DE BUROCRACIA Y POLÍTICA DE ALDEA,  NO PRECISAMENTE GLOBAL.  NO SON CULPABLES  ´´´  AB ORIGINE´  ,  LES HICIERON CREER QUE EN ESO CONSISTIA SU FUNCIÓN, HACER HORARIOS Y DISTRIBUIR HABITÁCULOS SEGÚN EXIGENCIAS.
   Somos un grupo de ocho eméritos,  que los ocupábamos casi con sentido patrimonial  --error supino, lo reconozco,  en estos tiempos pacatos,  no sólo difíciles para la lírica --  ,  alguno de los cuales continuabamos trabajando como cuando andábamos en activo funcionarial. 
   En mi caso,  continuaré organizando el Archivo descomunal acumulado por  mi Cátedra a lo largo y fecundo de cuarenta años.  
   Nos han adjudicado una sala con cuatro ordenadores y diz que acompañados de cafetera y mesa camilla para leer los periódicos.  Homérica visión de la docencia,  !Per Hercle!,  como diría un afrancesado latino.  Allí podreis encontrarme,  mientras las necesidades del servicio de oficina( sic ),  no exijan también el tal habitáculo para tutorías boloñesas.
   Me irrita esta universidad que dejo.  Al menos en las Facultades de Letras.  Gobernadas por hombres y mujeres con visión menestral y edílica de bajo nivel,  andan sus aulas superpobladas de matriculados sin orden ni concierto.  Muchachos que,  en su mayoría, ignoran qué sean los estudios universitarios,  apenas reducidos a unos apuntes de clase,  repetidos en exámenes sin fuste ,  y atibborados de puestas en común y trabajos  de investigación  ( es un decir ) , con menos fuste todavía,  que avergonzarían a un bacliller antiguo, de los de seis años coronados por difícil curso preuniversitario.
   A ello se añade una legión de profesores repentizados cuando el boom de las matriculaciones.  Ni los dirigentes ni estos profesores tienen culpa remota.  Les dijeron que gobernar era administrar,  como mucho,  y que dar clase consistía en preparar temas,  leerlos y organizar exámenes complicados, a ser posible tipo  test.
   Por una parte,  Shakespeare tenía razón:  "! Palabras,  palabras,  palabras...!".  Casi todas vacías de significado humanista.  Como también la tenía otro de sus personajes inquietantes y modélicos :  " !El resto es silencio!".  A lo que cabe añadir la pincelada medieval de nuestro gran elegíaco: "Verdura de las eras".

No hay comentarios:

Publicar un comentario