viernes, 1 de julio de 2016

El último barco a América

   Sobre la mesa de trabajo tengo cinco libros, ya leídos, dispuestos para una reseña, aunque sea breve, porque merecen la pena. Como norma, no suelo distinguir entre amigos, alumnos y descocidos que tienen la delicadeza de enviarme sus libros. A casi todos respondo y, desde que tengo blog, suelo dedicarles un pequeño comentario, nunca complaciente, siempre tratando de que los posibles lectores encuentren algún indicio para buscar el libro, o no.
  El de hoy me vuelve a plantear la intensidad, el tono y el timbre de los textos encuadernados, pues que ya ni en las Facultades de Letras, Departamentos de Filología Hispánica, se acostumbra a leer aquello troquelado como bueno por la historia, con lo que cada vez resulta más difícil organizar un conjunto de libros clasificados de manera exigente y escalar. ¿Todo el mundo tiene que leer  "La Iliada" griega y el "Ulysses" de Joyce?  Evidentemente, no. Pero convendría establecer graduaciones en la misma función de la preparación que aportan los lectores, para evitar la confusión y el "todo vale porque el escritor lo anuncian en la tele". Tres niveles, en mi opinión: popular, medio y culto. Sin que ello suponga devaluación en ningún caso, simplemente se trata de conocer el nivel lector y que cada cual,convenientemente asesorado, elija los libros que van a incentivar, y satisfacer, su imaginación e inteligencia, sobre la base de las ideas y las emociones, ambas a dos.
   El libro de Paco López Mengual estaría en el estadio dos rozando la frontera del tres, con todos los predicamentos positivos. Comenzando, incluso, por la materialidad del volumen y lo que ahora se llamaría diseño. Encuadernado en tela-cartoné con adecuada cubierta que, habilmente, sirve para ofrecer lo fundamental del libro, lo que hallará dentro el lector. En efecto, portada con gran título, arriba el autor, abajo el mar, en el centro el barco (sepia) y un breve texto anticipativo: "Guerras, amores imposibles, traiciones,espectros, leyendas, guardias civiles, maquis...cohabitan en un mundo del que que sólo hay una salida". No hace falta pedir más, pues que el avisado lector ya sabe a qué atenerse. Y por si era poco, la contraportada: sinopsis de la historia contada y un destacado abajo en caligrafía roja y sobre el mar que continúa la portada. Completo el mensaje.

  Falta lo más importante, que también se ofrece. Una arquitectura constructiva excelente, donde encajan bien las numerosas piezas de difícil encaje, que el autor ha organizado de forma estimulante y atractiva, evitando el abigarramiento posible a contar de los múltiples y variados materiales.
  Y sobre todo, la narración, la escritura. Fluída y bien redactada, desde la dominada técnica gramatical (lo que no es poco en estos tiempòs apresurados) hasta la brillante utilización de lo metafórico traslaticio. Buen dominio de la escritura narrativa, con viveza y pulso mantenido. Recomiendo su lectura.
  La novela me llegó a través de una buena amiga. Se lo agradezco porque me ha hecho pasarlo muy bien a lo largo de su agradable lectura.
  

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