lunes, 11 de mayo de 2015

"Zaguán del cielo", barrio cuzqueño trocado en poesía

   Cuando tropiezas con versos consentidos, con alquitaradas palabras que hablan de vida y apuntan a las estrellas sin señalarlas, que recogen los innumerables pecios de la vida alrededor y alcanzan a constituír y proyectar la misma esencia de esa vida, adviertes que la poesía te ha salido al encuentro "para cambiar, no inultilmente, el mundo". Y compruebas, una vez más, que Hölderlin tenía razón:"Pleno de méritos, pero es poeticamente como el hombre habita esta tierra".
   Esa es la historia y, en gran parte, la vida de Gontzal Díez, de cuyo libro "Zaguán del cielo" incorporé un pequeño comentario en facebook. Hoy elevo el ángulo azimutal para contemplar una más amplia relación. Para el libro, léanse el prólogo de Amalia Iglesias, que descifra claves y pretensiones. Breve y muy revelador.
   Lo cierto es que conocí a Gontzal hace muchos años y desde el primer momento se produjo corriente de auténtica simpatía. Yo andaba bastante azacaneado con escritores de aquende y allende,con el claro propósito de traerlos a la universidad como espejo que proyectara su imagen fuera de las aulas. Literatura viva. Ël era un gran periodista de cultura y xcelente escritor. Establecimos clara corriente de ósmosis: por una parte, realizaba magnificas entrevistas a los escritores, pefectamente preparadas, habiendo leído su obra con atención, de modo que su conjunto, pues fueron muchas, podría constituír un gran libro a manera de testimonio de lo mucho y bueno que por entonces se escribía; por otra, colaboraba en los congresos, encuentros y conferencias que organizábamos, siempre con textos formidables, tanto por el contenido cuanto por el continente: tecnicamente impecables, literariamente muy creativos, pues insisto en el buen escritor que era.
   Pasamos ratos interesantes y divertidos, porque además hacía gala de un estupendo sentido del humor, quizá no muy asequible al mundo mediterráneo que nos rodeaba. Un vasco, un castellano transplantados a tierras de levante, buena y no poco explosiva combinación.
   Me gustaba verlo en mi mesa de despacho, con su grabadora, pero también con libreta de gusanillo y hojas cuadriculadas, donde apuntaba lo esencial con bolígrafo bic, de los de siempre. El resultado en el periódico siempre aparecía riguroso y conmovedor. Como ejemplo, la entrevista que le hizo a Roa Bastos ,con fotografía bajo el gran ficus de nuestro pequeño Campus de La Merced.
   Fueron años estimulantes y prometedores, muchos años. Pero un mal día, todavía joven, el destino determinó su fín, se nos fué y nos dejó una extraña sensación de acabamiento y presencia misteriosa. Todavía hoy,casi todo vencido por la edad, las crisis y las carencias literarias, cuando sucede algo, no por espaciado menos interesante, digo a los colaboradores que lo llamen. Sin duda, el saludable y unamuniano efecto de la amistad, que permanece.                 
   Termino por hoy con una de sus citas preferidas:"El muro es un mudo vigía, un guardián gélido, que encierra en su callada verdad el dramatismo oscuro de un inmóvil combate".( Ciro Alegría, "El mundo es ancho y ajeno". Y otra más personal aún: "La palabra, pues, tiene que desmenuzar el mundo". J. M. Arguedas, "El zorro de arriba y el zorro de abajo". Para que el mundo quede, finalmente, bien hecho.

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