viernes, 8 de mayo de 2015

Con México en El Escorial


  
     Buenos tiempos, también, aquellos de los Cursos de Verano en El Escorial. Rebosaba el cuerno de la abundancia, de manera que la intelectualidad proveniente del mundo universitario y la inteligente generosidad de las instituciones financieras, propiciaron el florecimiento estival. Allí coincidíamos gentes de las artes y las ciencias con la mayor naturalidad y fluidez del mundo. El hotel Felipe II, renovado, aportaba el espíritu de la belle epoque junto a la modernas técnicas para  estancias donde, horacianamente, mezclábamos lo dulce con lo útil  a la mayor gloria del trabajo y la diversión. Los coloquios en la inmensa terraza sobre los pinos, abajo el Monasterio con su impresionante piedra sillar, se prolongaban hasta bien entrada la noche. Las anécdotas son infinitas; contaré algunas, sobre todo la del Premio Nobel de Química y sus expansiones eróticas un tanto quevedescas.
   Por mi parte, tuve la fortuna de dirigir un Curso literario durante diez años seguidos. Por ellos pasaron los más significativos escritores hispanoamericanos, españoles y algún extranjero. El verano en que coincidieron Saramago, Roa Bastos, Bryce Echenique, Ana María Matute y Fernando Arrabal resultó apoteósico.
  La foto de hoy aporta la presencia mexicana. Sentados en la rotonda, el protagonista es un buen escritor, narrador primordial pero también poeta festivo de vena hilarante. Se llama Ignacio Gómez-Palacio y lo invitamos porque, el año anterior, había ganado la primera edición del Premio de Novela "Vargas Llosa", promovido por la Cátedra de Literatura Hispanoamericana y financiado por la Fundación Cajamurcia, al amparo de la Universidad, con la novela "La arregladora y el panadero sabedor". Excelente libro de tersa escritura y humor cervantino, cuya lectura recomiendo. Hermosos tiempos.

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