lunes, 8 de mayo de 2023

A R S LONGA ( 38 )

 RECUENTO   SORPRENDENTE  Y  SATISFACTORIO



Mirando hacia atrás sin ira ,  sino todo lo contrario . Miro las enormes estanterías de mi archivo milenario en documentos de toda índole .  Y do y en recordar para bien ,  con unos gramos de nostalgia serena ,  pero sin una micra de añoranza ,  pues que hicimos lo que nos correspondió ,  y otros vendrán gloriosamente a heredarnos ,  como corresponde a la historia en tanto que  "magistra  vitae"  y como sucesión de eslabones en una hermosa cadena crecientemente vital ,  científica y creadora .

Por eso ,  en primer lugar las personas que me acompañaron en tan dilatada y fecunda trayectoria :  los estudiantes ,  los colaboradores ,  los escritores ,  y las personas desconocidas que por alguna razón algún día se   "arrimaron a mi cátedra"  ,  como gustaba decir don Diego de Torres y Villarroel  ,  catedrático neoclásico de matemáticas en la hermosa ciudad de Salamanca .

Los estudiantes . Hay que decir que lo fí cuando niño de mi padre ,  magnícomestro procedente de la Institución Libre de Enseñanza ,  que me dió toda la primaria hasta los catorce años y medio ,  momento en que pude inicar el bachillerato , cuando los niños pudientes lo comenzaban a los diez años .  Así que abandoné la escuela con todos los conocimientos que abarcaban los dos primeros cursos de bachiller ,  gracias a la ciencia de mi padre y a los complementos literario-estéticos de mi madre ,  mujer adelantada a su tiempo y a quien su muy autoritariopadre no dejó estudiar ,  para seguir ,  para seguir los usos y costumbres de aquellos tiempos .

Mi padre tenía alumnos infantiles por el día ,  y adultos por la noche  gratis et amore pese a su escuálido sueldo .  Aprendí la vocación auténtica ,  que no es una llamada misteriosa ,  sino un conjunto de valores ,  aptidutes y actitudes ,  que predeterminan a una persona para su trabajo en vida .  Y aprendí a querer y valorar a cada alumno como individualidad que necesita orientación clara y distinta ,  no importa el esfuerzo .

Mi madre daba clase de pintura y  bordados a las jóvenes del lugar .  Y a sus hijos ,  de arte y literatura incitándonos como lectores impenitentes ,  con amor de madre y mujer ,  mucho más complejo y matizado que el de los hombres .

Como he repetido con cierto humor gris ,  de aquel caldo de cultivo solamente podía salir un delincuente juvenil o un declarado vocacional de la enseñanza .  Y así sucedió .

De ahí que los estudiantes hayan sido siempre mi prioridad en estos delicados predios .  Podría contar cientos de anécdotas atestiguadoras ,  pero contaré tan solo una .

Imaginad un estudiante brillantísimo .  Terminó su bachillerato elemental a los catorce años .  Su padre camionero me dice que la familia va muy estrecha y necesita que el chico se ponga a trabajar para ayudar .  Le respondo que por encima de mi cadáver , pero no fué necesario el crimen .  Una tarde hablando con él y su cllada esposa hasta las cuatro de la madrugada .  A la sazón yo tenía  26 años .  Resultado ,  hijo de camionero ingeniero de caminos y economista ,  dirigiendo a los cuarenta años una empresa con más de cinco mil trabajadores .  Y como Carmen le dió clase matemáticas , cada vez que se la encuentra la reverencia y la abraza y le habla como si fuera la Virgen de los Remedios ,  nunca mejor dicho .

Después de los alumnos ,  los colaboradores .  Sin ellos no podría haber realizado de lo mucho y bueno que hice ,  que hicimos .  Más de doscientos a lo largo de treinta años frenéticos y fecundos ,  dominante porcentaje de chicas ,  pero todos inteligentes ,  trabajadores y entusiastas con el trabajo .  Al principio les explicaba bien cual sería su parcela individual y de grupo ,  para dejarlos trabajar después sin que yo estuviera preguntando ,  reconviniendo y   "desfaciendo entuertos" .  Yo me reservaba la visión general ,  ellos cada cual a lo suyo y periódicas puestas en común .  Labor de marquetería y ellos actuando con la precisión y eficacia de un reloj suizo .  Delegar y no vigilar es la tarea de un buen director ,  y siempre procure hacerlo con toda naturalidad .

Los escritores al fin y casi al principio .  Sin ellos ,  las Facultades de Filología no tendrían razón de existir .  Importan sobre todo sus libros ,  que permanecen .  Pero un día dí en pensar que los buenos escritores vivos son el quivalente de los  Virgilio ,  los Shakespeare ,  los Cervantes y otros ,  por lo que se me ocurrió la idea de invitarlos a la universidad ,  pues que mucho podríamos todos aprender de su experiencia de la vida ,  del  arte ,  de la escritura y la pertinente lectura .  Y así lo hicimos de pleno acuerdo con el equipo .  Y vinieron ,  vaya si vinieron ,  más de cien escritore pasaron por nuestras aulas ,  pasearon por nuestras calles y tomaron café charlando en nuestras acogedoras terrazas .  Y ahí los tenemos , en impresionante archivo de la palabra y de la imagen ,  conservados para siempre ,  pues que quienes por razón de edad no pudieron conicidir  ,  consultarán documentos y podrán sentir la cercanía y podrán sentir profundas emociones necesarias ,  insustituibles y bien merecidas .

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