sábado, 8 de febrero de 2020

HISTORIA VIVA DE UN PROFESOR ( 2 )

EL  REAL  PARAÍSO  DE  LA  INFANCIA

   El viejo profesor ahora recuerda ,  porque así se lo han contado en más de una ocasión ,  que lo nacieron en una pequeña población de Castilla la Nueva , de cuyo nombre sí quiere acordarse,  donde transcurrieron plácidos sus primeros años de infancia .  Le llaman Fuenteálamo ,  nombre poético con reverberaciones de Naturaleza cuasi virgen ,  sin duda porque alguien instaló una pequeña fuente de agua fresca venida de la próxima y pequeña montaña .  Y otro alguien ,  más imaginativo ,  dió en plantar un álamo ,  por mor del reconocimiento lontano y la sombra amiga que un día pudiere ofrecer .

   De su pueblo natal apenas podía recordar nada ,  pues que salió de allí con unos meses ,  camino de tierras más altas y más altas montañas , que contribuyeron a conformar su fuerte temperamento en carácte r aprueba de resistencias numantinas ,  nunca mejor dicho ,  como apreciará quien siguiere leyendo estos textos bastante propedéuticos .
   Hasta los diez años cumplidos ,  algunas anécdotas que pudieren aportar cierta luz de orientación .
   La pelota de gomaespuma que le robó un compañero de clase a los cinco años ,  lo que le produjo un contradictorio sentimiento entre la amistad frustrada y el desprecio a la torpeza rural de algunos otros que prferían la rapiña infantil y otras hazañas de semejante jaez ,  a la lectura de algunos libros apropidos a su edad ,  amén de frecuentar la escuela con regularidad .  Con los años ,  el ya catedrático de instituto regresó al pueblo ,  reonoció al ladrón de pelotas ,  reconvertido en labrador por cuenta ajena ,  y tuvieron una larga conversación reveladora ,  de manera que acabaron siendo buenos amigos en la madurez .
   El maestro enfadado y acusador .    Toda la enseñanza primaria la cursó con su padre ,  profesional excelente que estuvo un curso académico destinado en Lastras del Pozo ,  Segovia ,  por lo que el niño asistió en Albatana ,  Albacete ,  a la única escuela existente .  
   El maestro no debía ser gran cosa ,  porque suscitó un episodio de infeliz recordación :  le acusó de robar un lápiz de color a otro niño y  ! válgame dios la que se montó ! ,  pues no contaba con la madre del niño ,  híbrido entre Santa Teresa ,  mujer espartana y madraza donde las haya .  Así que , con decisión ,  y sabedora del  "error docente" ,  cogíó al niño  ( que había sido enviado a casa por depredador de lápices ) y se presentó en la escuela .  Pidió al maestro más explicaciones a tono con su exquisita educación .  Y la conversación mediada ,  la buena madre miró los bajos del pupitre en que se cometió el presunto hurto ,  y allí estaba bastante oculto el cuerpo del delito ,  el nunca bien nombrado lápiz .  Se ruborizó el maestro ,  pidió perdón y la buena madre aprovechó para un sermón entre la ética y el humanismo .   Y el infantitito permaneció en la escuela el resto del curso .
   Pero es de saber que la buena y decidida madre se preocupo en aquellos meses ,  ausencia del padre ya indicada ,  de la perfección lectora y escritora del muchachito .  Y a fé que no lo hizo nada mal .
   Y así transcurría la feliz niñez del futuro profesor ,  con el tiempo dividido entre la casona familiar de los abuelos maternos ,  la escuela con sus horarios cumplidos ,  y el ancho tiempo en plena naturaleza montaraz ,  tan necesaria para que la infancia se produzca con gozo y anticipe con aagrado ,  y cierto grado de sacrificio pertinente ,  la juventud y la madurez en pleno equilibrio deseable .

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