martes, 26 de diciembre de 2017

VIDA DE UN PROFESOR ( 8 )

EL  TREN  EXPRESO ,  CORREO  DE  MADRUGADA

   Era la primera vez que lo cogía para el trayecto Hellín-Murcia ,  que con el tiempo sería el casi obligado medio de comunicación entre ambas ciudades durante los años de universidad y otros muchos que le siguieron ,  de manera que fue creándose una especie de simbiosis entre la máquina y el hombre ,  situación poliédrica de identificación y afecto mutuo que daría (y así se cumplirá)  para importante capítulo en Memorias ,  aunque solo fuera por la variedad de circunstancias sociales ,  económicas y culturales que fueron acumulandose ,  muy reveladoras ,  con el correr del tiempo y la variedad proteica de los personajes que fueron apareciendo.

   La estación de ferrocarril distaba unos quinientos metros de su casa ,  de modo que había un autobus-diligencia que recogía a los viajeros .  Lo llamaban  La Lirio y era famoso por el charlatán conductor y por su propia configuración ,  que incorporaba la correspondiente baca con tres bancos de madera bien asentados , a la que se ascendía por escalerilla volada exterior .
   El tren provenía de Albacete y solía llegar sobre las tres de la madrugada ,  se cargaban las maletas y continuaba viaje a Murcia , en cuya estación solía entrar en torno a las ocho .  Cinco horas para ochenta kilómetros , no era mala marca, de ahí el pretencioso apelativo de expreso.
   Nadie viajaba en primera ,  precios prohibitivos. Los asientos de segunda estaban forrados de un tejido entre hule y plástico prehistórico de color marrón oscuro.  Casi todo el mundo viajaba en el machadiano  vagón de tercera, tan entrañable.
   El panorama humano era todo un espectáculo .  Hombres cargados de aperos ,  mujerucas cargadas de bolsas inverosímiles llenas de nada y de todo ,  ancianos que viajaban en plan cercanías , casi siempre taciturnos y un poco sorprendidos ,  algunos niños correteando por el pasillo central ,  en ocasiones una pareja de monjas en viaje de visitación ,  ciertos ejecutivos de bajo nivel , los unicos vestidos de corbata :  maestros de enseñanza primaria que se desplazaban a los pequeños pueblos y apeaderos para comenzar su tarea justo a las nueve de la mañana.
   Por fin ,  a la hora prescrita con holgura ,  el maquinista hacía sonar la sirena ,  intensificaba la salida del vapor ,  provocaba el metálico sonido de los frenos y el tren triunfante aminoraba la marcha en paralelo al primer andén .  Apresuramiento general , alguna carrera para coger el autobus , caminantes de cercanías y el espectáculo de galeras y simones con sus pacientes caballos en la puerta principal .  Huelga decir que , a la sazón,  no había más que un taxi para inoportuna emergencia. 
   En ocasiones posteriores ,  el estudiante utilizaba los tres medios de transporte de manera aleatoria , sobre todo determinado por el reloj casi nunca fijo. ^Pero esta primera vez prefirió el autobús , por mor de la rapidez y porque le dejaría casi a la puerta de su casa ,  calle Cánovas del Castillo frente a los isócronos buzones de Correos.
     Descarga rápida ,  ducha veloz ,  indumentaria adecuada que incluía la inusual corbata ,  y raudo paseo a la calle de La Merced,  a cuyo final se hallaba el frontis del edificio docente .  Por fin ,  con parsimonia y casi delectación , dejando atrás la plaza de Santo Domingo y el enorme ficus que tanto le sorprendió la vez primera, levantó los ojos y a pocos metros divisó el edificio.  Herreriano en pequeño ,  varias ventanas simétricas a los lados del portón ,  enormes rejas (así se lo parecieron) de hierro en todas las ventanas de la planta suelo, dos plantas arriba con huecos de luz más pequeños y el borde de un tejado totalmente horizontal,  sin tejadillo de protección para la lluvia y otros fenómenos atmosféricos .  Con el tiempo,  alcanzaría a comprender que agua y nieve no eran precisamente notorias por su abundancia en esta tierra mediterránea , donde la Naturaleza solamente se mostraba inclemente en el estío ,  con temperaturas que solían superar los cuarenta grados.
   Por fín ,  el joven estudiante alcanzó a leer ,  casi deletreando ,  la palabra escrita con pintura roja color magenta por hábil artesano :  UNIVERSIDAD .
   Alea jacta erat ,  que dijo el conquistador de la Galia.

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