domingo, 20 de marzo de 2016

La tesis doctoral y el horno crematorio


  Entro a la Facultad y, camino de mi despacho, encuentro al sectretario administrativo con un carrito lleno de Tesis Doctorales, algunas con la pátina del tiempo bastante deteriorada, es un   decir.  Desde las más recientes, con gusanillo y huellas de internet, hasta las antiguas, editadas como entonces, con el lomo de piel y el resto de ambas portadas de cartoné forrado de tela, en general del mismo color que el lomo aunque de tono distinto. Viejos tiempos, que vuelven cuando ya no son necesarios, están ampliamente superados, pero que producen emociones retrospectivas dignas de agradecer.
  Todas van destinadas a la cremación por falta de espacio adecuado, pues que todo se va llenando pese a las amenazas dela informática en el sentido de acabar con el papel. Busco y encuentro la mía: lomo de piel verde, tapas delmismo color en tela y título con letras doradas en el lomo: "La soledad en la poesía romántica española". El tema me venía de dos años atrás, cuando terminé la Licenciatura con una Tesina sobre "El sistema narrativo de Camilo J. Cela".  Allí me otorgaron el Premio Extraordinario y me propusieron ser Profesor Auxilrar Gratuito de Clases Prácticas, propuesta que admití y me puse a preparar la Tesis Doctoral ( a la vez que las oposiciones a Cátedras de Instituto), que culminé y presenté dos años después, en el mes de diciembre de 1995. había que trabajar bien, duro y rpido si aspirabas a quedarte en la Universidad. Fueron dos años intensos, enlos que no me olvidé de vivir, que todo puede ser armonizado en función de las dotes y capacidades que, para los creyentes, te dispensan Dis y la Naturaleza, y que a los agnósticos les basta con la Naturaleza.
  Fueron quinientas páginas a máquina de escribie mecánica, con las correspondientes copias a papalcarbón. Mi padre "me pasó" la mayor parte, ayudado al fin por un mecanógrafo profesional, que entonces existía y se ganaban bin la vida. Como pa pobreza era proverbial, nada de pensar en publicarla; pero mi Catedrático director y los otros dos maestros acopiaron pequeños presupuestos y buen hacer, con lo que pudo ser publicada (la parte esencial) bajo loa auspicios de la propia universidad: modesta edición material, con el título en rojo. Al cabo de unos años, un buen amigo visitaba los EEUU y me comunicó,alegre, que había visto un ejemplar en  vitrina de la Bibioteca del Congreso. Aquello era empezar bien un curriculum, nos dijimos. y continuamos laborando.
  Una otra dedica su trabajo a la méwtrica de los poetas del 27. me alegra el encuentro por los recuerdos que despierta. Empezaba yo mi carreta universitaria como profesor. Muchas cosas por cambiar,  demasiada inercia producto de la retención por tantos años de dictadura, pero aún no eran llegados los tiempos del cambio y la mejora, de los trabajos y los días que, sin renegar del pasado (asumiéndolo para no comenzar la hiatoria desde cero) pudieran ofrecer la oportunidad de remover los "diamantrinos ejes de la tierra" sin levantar excesivas resistencias de lo que andaba camino de su terminación.
  El profesor Valbuena Prat me encargó un curso de Métrica del Siglo de Oro, pues çel explicaba la correspondiente asignatura, preferentemente poesía. Para los alumnos, undescubrimiento; para mí, una reafirmación y un gozo. Revisé miles de versos, agrupé medidas, estructuré poemas y estrofas, propuse discusiones y lecturas "en voz alta", para que comprobaran que la loesía era también, y por encima de otras implicaciones, música, sonoridad, donde la intensidad , el tono y el timbre jugaban un papel especial a la hora de escribir los poetas, que no sólo versificadores. Recuerdo que discutimos mucho a propósito de dos endecasílabos, heroico uno, enfático el otro
                 Miré los muros de la patria mía
                 Polvo serán, mas polvo enamorado
Lo pasábamos bien (jóvenes ellos, joven yo) desentrañando misterios de la composición poética. Horacio nos ayudaba, mezcábamos, ya por entonces, lo dulce con lo útil.




  Tres imágenes muy propias de estos días: Religión, turismo y viajes. Graciosa sociedad.


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