lunes, 26 de octubre de 2015

Complicada historia de un libro

   Un libro que, por fín, se publica, pues está en pleno fragor de máquinas y tinta, según me comunica la persona responsable de la edición. Albricias y las mejores esperanzas compensadas, mucho más de valorar en estos tiempos felices en que lo virtual y las pantallas parecen arrasarlo todo: es un triunfo que las palabras lleguen al papel de buen gramaje con el peculiar olor de la tinta todavía fresca.
  La historia comienza en octubre de 2011, al atardecer, cuando celebrábamos la clausura del Congreso dedicado a la vida y la obra de Mario Vargas Llosa, el brillante Premio Nobel de Literatura, viajero impenitente a nuestra ciudad durante muchos años, para entregar el Premio de Novela que lleva su nombre, de tan feliz trayectoria. El acto resultó eminente, por el fecundo coloquio mantenido entre el autor de "La ciudad y los perros" y el profesor Javier Polo Alba, profundo conocedor de su obra.
  Allí se acordó publicar las conferencias, excelentes trabajos de los participantes, por parte del Rector de la Universidad y el presidente de la Fundación Mediterráneo, institución patrocinadora del evento. Un mes después, el libro estaba dispuesto para entrar en máquinas y ver la luz de la publicación.
  Pero los manes de las crisis y otras circunstancias, dieron al traste con los buenos propósitos. Y los trabajos y los día dieron la conformidad a Hesiodo, mucho más por el transcurso de los días sin amanecer, que por la bondad de los muchos trabajos que componen la peculiar historia.
  Corramos un tupido velo sobre la formidable y espantosa máquina de lo administrativo y burocrático, incluída la universidad, bastante adormecida y anquilosada como institución, que poco valora las humanidades en este mundo tecnificado por la informática que, algunos bobos influyentes, consideran panacea universal sólo por el hecho de existir, desconociendo que es un gran invento sometido a la voluntad humana, como ha sucedido con todos a lo largo de la historia.
  En todo caso, entonemos el gaudeamus adecuado, pues hace unos días la joven responsable de la edición, como digo, me ha comunicado el final feliz de esta historia sorprendente. Espero, con ansiedad de joven profesor, tener el libro entre mis manos. Y en cuanto se produzca el milagro largo tiempo esperado, será un placer ponerlo en vuestro conocimiento.

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