lunes, 21 de diciembre de 2020

HISTORIA VIVA DE UN PROFESOR ( 25 )

 EXÁMENES  PARA  LA  NEGACIÓN  Y  LA NADA



  Los exámenes académicos ,  en la universidad y en cualquier otro nivel de enseñanza ,  nunca sirvieron para mucho .  Si acaso ,  para satisfacer el poco encomiable empeño del profesor por perseguir lo que ignora el estudiante ,  aunque debiera ser al revés .  Ahora recuerdo el triste ejemplo de un compañero de cátedra en la universidad ,  orgulloso de acopiar más de mil estudiantes suspendidos por él y que arrastraban su asignatura convocatoria tras convocatoria .  La ironía es que se trataba de un profesor preparado ,  que explicaba bien sus lecciones magistrales .

   El examen a la vieja usanza viene a ser el desgraciado hermanastro del conocimiento y la sabiduría ,  lo supe desde siempre ,  aunque la burocracia administrativa me obligó a realizarlos bastante tiempo .

   Pero cuando supe que estaba fijo en la universidad ,  se acabó lo que se daba ,  clausuré la comedia y empezamos todos a caminar por las trochas y veredas machadianas ,  dificultosas ,  pero que culminan en el satisfactorio  "rayo de un camino en la montaña" .

  En la escuela que acogió toda mi enseñanza primaria ,  jamás ví a mi padre realizar examen alguno .  Cuando los colegas le preguntaban les ofrecía la misma respuesta :  "Yo hablo todos los días con los alumnos ,  y ellos también .  Sé perfectamente lo que saben e ignoran .  Entonces ¿para qué la tortura inútil de un examen? Se trata de aprender los alfonsinos  "saberes" ,  no de perseguir la ignorancia" .  Lo aprendí en la escuela y bajo su sabia orientación pedagógica .

   Así que ,  llegado que fuí al instituto como profesor ,  me encuentro con los  ERPAS  (no confundir con los herpes) y debo realizar tiempo y molestias a realizar exámenes escrito y guardarlos para cuando venga el inspector .  Inciso :  a la inspección docente   "hay que echarle de comer aparte" ,  como dice mi amigo el talabartero .  Salvadas las honradísimas excepciones ,  un inspector suele ser un  "desertor de la tiza"  ,  según mi amigo el profesor alemán ,  alguien que prefiere la burocracia de un despacho lleno de papelas ,  antes que la hermosa tarea de abrir cabezas adolescentes para insuflarles conocimiento ,  y menos trabajo ,  menos problemas de convivencia y mejor salario , "qué le vamos a hacer" querido vecino comentarista .  Y perdonad que siga citando al aleccionador Cuarteto de Alejandría ,  con el que sigo aprendiendo .

   En cuento me fué posible ,  eliminé los exámenes ,  sustituídos por una entrevista personal en junio .  Realizada en mi despacho ,  diálogo socrático con el siguiente esquema :

1.- Elige el tema que más te haya costado preparar .  Exposición y subsiguiente coloquio esclarecedor 

2.- De las clases prácticas ,  elige el comentario que más te haya gustado .  Exposición y coloquio .

3.- De los libros leídos ,  elijo yo uno de tu lista y me dices cómo lo fuiste leyendo y anotando .  Gran coloquio .

Al final le preguntaba por la nota que creían merecer ,  la discutíamos y se la llevaban puesta .  Poco a poco lo fueron aceptando con naturalidad .  Y así ,  hasta el final de mis días académicos .  Eppur si muove ...

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