viernes, 10 de abril de 2020

JUEVES SANTO , VIERNES SANTO , PEREGRINACIÓN

   


He cumplido el ritual ,  Carmen .  Mejor dicho ,  hemos cumplido el ritual ,  porque me acompañas siempre .  Lo hemos cumplido como siempre desde que vivimos en Murcia.
   Tú siempre fuiste muy religiosa y practicante .  Te viene desde la niñez ,  impronta familiar y de tu colegio de monjas para bien .
   Verás ,  en el sentido de religosidad practicada retengo dos imágenes móviles . La primera se refiere a la catedral ,  cuando vivíamos cebe el río ye llevábamos a la misa dominical a los tres hijos pequeños ,  la menor todavía en la silleta .  Nos colocábamos al final de la sillería ,  madre previsora tú ,  para que los niños pudieran moverse un tanto por las grandes naves ,  madre ordenada y amantísima tú .
   La segunda se refiere a jueves y viernes santo ,  doble a su vez ,  tarde de jueves y mañana de viernes .  Recuerdo los dos últimos en que ya estabas un poco cansada .  Reposabas un poco de siesta y ,  dinámica y animosa siempre , dedicabas un tiempo a tu cuidado personal .  Elegante siempre ,  bien vestida para la ocasión como de costumbre ,  luciendo las tres entrañables joyas que te acompañaron tantísimos años ,  vinculadas a los miembros de tu familia más circular .  Y peinada como recién salida de la peluquería .  Al acceder a la calle te colgabas de mi brazo ,  cuyo peso amoroso sentía yo camino de la iglesia ,  de vez en cuando me decías que aminorara un poco el paso .  Y así llegábamos a la iglesia de los Franciscanos ,  donde elegiste casarte y que ,  además ,  era la parroquia de la universidad .  Luego llegábamos a la de San Lorenzo .  Y al cabo ,  a la impresionante catedral ,  siguiendo un itinerario .  Tres visitas a los Monumentos ,  apenas sin hablar ,  en ungido recogimiento tal que exigía la vigilia cuaresmal .  Y cuando terminaba la peregrinación religiosa de dos en compañía ,  la colación humana y reparadora de energías ,  un caliente chocolate con churros frente al palacio episcopal .
   El viernes era distinto .  Te acostabas y levanbas muy temprano .  Tiempo para tu acicalamiento minucioso y para dejar preparada la comida familiar ,  la tradicional paella que los nietos no se cansaban de alabar al grito aguerrido y victorioso de !el arroz de la abuela es el mejor del mundo! .  Si es que hasta eras una cocinera excepcional .
  En determinado momento llamabas a tu amiga Elisa y os encaminábais a la Plaza del Ayuntamiento para ver la procesión de los salzillos ente la algarabía del pueblo por las calles .  Sabías que no me gustaban las procesiones y por eso nunca presionaste para que os acompañara .   Yo me asomaba a la terraza de casa fumando un habano ,  mientras os contemplaba caminar hasta rirar el edificio de las Oblatas en la Plaza de la universidad .  El resto era vuestra fiesta de obligado cumplimiento placentero .
   Pasado que era el tiempo preciso ,  varias horas ,  llamabas por teléfono para decirme que ya estábais sentadas en la Plaza de Santo Domingo .  Y yo acudía y nos tomábamos una colación o tentempié ligero ,  hasta que súbito decías invariablemente : " ! Oh ,  qué tarde se nos ha hecho !  Vámonos ,  que tengo que hacer la paella y ya sabes cómo son los nietos " .  La verdad es que nunca supe como eran en tales circunstancias ,  pero lo cierto es que nos íbamos camino del buen yantar .

No hay comentarios:

Publicar un comentario