viernes, 17 de diciembre de 2021

VIDA BREVE DE UN PROFESOR ( 23 )

    UN  DEPARTAMENTO  AVANT  LA  LETTRE


   


Comenzaban a correr buenos tiempos incluso para la poesía ,  al menos así lo sentía en joven profesor .  Empezó a moverse con soltura y decisión a la sombre protectora y amiga de sus tres buenos maestros por entonces ,  don Angel ,  don Mariano y don Manuel ,  que cubrían magistrales el ámbito de la lengua y la literatura .

   Las pequeñas aulas ,  los pasillos interminables ,  el viejo claustro compartido con Derecho ,  el asilvestrado jardín interfacultades ,  el seminario de filología románica ,  el cuadrado huerto del pozo ,  la vecina iglesia de los franciscanos ,  la biblioteca general ,  todo un mundo acogedor y recoleto ,  propicio para el estudio ,  los coloquios y la expensión de ideas y proyectos para un futuro en agraz que se anunciaba .

   Y sobre todo los silenciosos alumnos ,  cuyo número crecía bastante amenazador ,  por la escasez de medios y de espacio debido a los tiempos aún bastante ominosos .  Pero no importaba demasiado ,  pues que la fuerza de la voluntad suplía lo restrictivo del ámbito y la magra economía .  Le preocupaba su silencio y su inercia poco reactiva .  Y ahí fundamentó una de sus iniciales tareas .

   Confeccionó una lista de cien libros imprescindibles ,  de oblida lectura y  comentario personal  ad  libitum y les planteó la cuestion palpitante :  leer  o  no  leer ,  esa era la cuestión .  en los muchachos ,  primero saltó la sorpresa ,  después la preocupación ,  y un cierto remor a los resultados posibles .  ¿ Qué podían aportar ellos con su lectura desordenada y febril a los sabios consejos de los maestros ?  ¿  Qué guías debían seguir para una lectura minimamenta aceptable ?

   Los tranquilizó .  Ahí tenían las ediciones críticas ,  con su prólogo y su aparato conjetural de notas a pié de página .  Y eso estaba muy bien y debían tenerlo en cuenta ,  pero a la hora de leer debían prescndir de todo ello ,  dejar la mente  quam tabulam rasam y emprender la aventura de entender y asimilar a su libre albedrío ,  que ya llegaría el momento de la puesta en común con el profesor al frente .  Ciertamente ,  un pequeño salto en el vacío ,  aunque necesario para el despertar pertinente para que ,  al final ,  el vuelo no excediera el ala .  Como los polluelos de las águilas ,   la madre orienta los iniciales titubeos ,  pero sos los pequeños aprendices quienesss deben desplegar las alas y afrontar con decisión la aventura ,  al principio vacilante y tímida ,  resuelta y libre al final .

   Los cien libros eran el mínimo exigido al final de la carrera .  Pero todo dependía de los deseos y potencias de cada uno .  Y si su voracidad lectora les pedía más ,  no habría problema ,  el profesor les ampliaría el nímero de libros en la medida y petición de cada cual ,  pues que los estudios universitarios se organizan ,  en buena medida ,  según las apetencias y buen hacer de los propios alumnos .

   Luego vinieron las clases prácticas ,  a manera de obligada extensión y cumplimiento ,  los comentarios de texto ,  tan temidos al principio ,  tan compensadores al final .  Pequeños grupos de alumnos y unprofesor ,  con todo abierto sin limitaciones previsibles ,  participación de todos con una norma elemental :  los alumnos hablando mucho y el profesor poco ,  para encauzar y enmendar desvíos lógicos y naturales antes de llegar a las conclusiones finales y establecarlas utiles y necesarias .

   En suma ,  lo que siempre se ha definido como diálogo socrático ,  dentro del cual cada miembro aporta su necesario grano de arena para constituir la playa que todos en común habrán de gozar .

   Y por estas fechas sucedió algo insólito .  Vino un cambio de planes ,  equivocado y negativo como casi todo cambio que se realiza en la enseñanza desde los despachos de gobernantes ineptos ,  sin consultar a los verdaderos protagonistas de la educación .  Se crearon los mal llamados Departamentos ,  burda imitacion de las universidades norteamericanas .  Nosotros no teníamos Cátedra de Literatura Hispanoamericana ,  pero nos adjudicaron el corresondiente Departamento de lo mismo ,  completamente vacío ,  como un marco sin cuadro .  Y fuí su director tres años ,  hasta que por fín  llegó la Catedra .

   Hice las oposiciones ,  las aprobé y todo quedó un poco mejor encajado ,  con vistas a un futuro que se avizoba prometedor ,  como así fué ,  como así descubriréis si me continuáis leyendo .  Os prometo que lo mejor estaba por llegar ,  ciertamente .

   Y aún así ,  mi sueño joven era terminar en una escuelita rural ,  rodeado de pequeños revoltosos que casi todo lo tenían por aprender ,  que hay pocos cosas mejores que un viejo maestro paseando por el campo ,  rodeados de los queridos catecúmenos ,  aprendiendo palabras y descubriendo los mil secretos maravillosos que la Naturaleza ofrece a los ojos ,  al corazón y al insaciable deseo de saber que caracteriza y define al ser humano .

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