viernes, 25 de septiembre de 2015

Una Cátedra que aglutinaba

  La Cátedra de Literatura Hispanoamericana, de la Universidad de Murcia, este pequeño rincón del Mediterráneo, como elde Cela en "Pabellón de reposo", ese texto lírico a fuer de narrativo y emocionante, del que ahora me place recordar: "Me duele el pensamiento, de no volverte a ver, viejo rincón", magnífico alejandrino clausurado con un elongado pentasílabo adónico.
  Me acaban de hacer una pequeña entrevista para periódico de allende los mares, expresión troquelada con éxito por Menéndez y Pelayo, cuando citaba los poetas líricos en castellano como de aquende y allende los mares, todos uno y lo mismo, proyectados por la lengua común. Pues bien, el periodista, joven y culto, me ha planteado, por enésima vez, la pregunta: ¿Por que Hispanoamericana y no Latinoamericana. Y por enésima vez, también, he respondido que por coherencia con la historia, la geografía y, sobre todo, la lengua. Nos referimos alámbito hispanoahablante (no latinohablante, iberohablante, etc.) con el castellano como idioma compartido, muy lejos ya de aquella boutade de Clarín: "Los españoles somos los amos de la lengua". Primerro, porque nadie es amo de ninguna lengua; pero si los hubiere, Rosemblat contestó muy bien en su momento.
  Así que, la tierras americanas al sur de Río Grande, donde se habla y escribe castellao, son hispanas en este sentido. Y por consiguiente, Literatura Hispanoamericana, al menos hasta que se produce la independencia y aparecen los nuevos países. Y aún así, hay literaturas nacionales de veinte repúblicas, todas escritas en castellano (ahora sí, español), de manera que todas aglutinadas siguen constituyendo la gran Literatura Hispanoamericana. Sin complejos, antes al contrario, hermosamente orgullosos de compartir tan esplendorosa lengua.
  Porque todo criterio básico que no surja de la lengua, estará viciado siempre por la coyuntura política y otras coyunturas todavía más perversas y perecederas. Pues que al fín y la postre, la literatura es el cultivo estético de una lengua. Nada más, pero también nada menos.

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