Nuevo eslabón , Carmen , en la cadena del tiempo que para nosotros transcurría , sin prisas ya , pero también sin pausas , pues que todo detenimiento suele incurrir en franco retroceso .
Ayer nos quedamos en Santa Marina .
Día 18 de julio , de infausto recuerdo , ciertamente , porque "celebrábamos" la fecha del Alzamiento Nacional Libertador . Hay que tener redaños . Una de las peores guerras civiles , que la jerarquía ecclesiástica denominó Cruzada de Liberación . Mejor corro un tupido velo y no insisto .
El caso es que en Duruelo celebrabamos a la santa , ahora sí , con una estupenda romería , que comenzaba a las siete de la mañana y terminaba con el obligado baile en la plaza del pueblo . Y todo ésto también lo viviste tú con regocijo , incluso entusiasmo .
A las nueve de la mañana , Misa Mayor , generalmente la de Perossi , que incluso los niños conocían de memoria . Cantada en latín , por supuesto ,
que propiciaba una mejor religiosidad .
A eso de las once , todo el mundo se disponía para el camino . Primero los heraldos religiosos y los seglares ,
con los estandartes y pendones oportunos . Debo decir que , desde que llegó la democracia , se incorporó el morado Pendón de Castilla , con el recuerdo de los Comuneros muy vivo .
Dos o tres tortuosas calles hasta enfilar el camino de la ermita , entre prados recién segados y bajo los copudos pinos por doquier . Luego venían las mujeres , incluídas algunas "manolas" con sus mantillas y peinetas , muy puestas en su papel , serias y cantando . A continuación los hombres , rompiendo filas y un poco atolondrados . Finalmente , la alcaldesa y el sacerdote que presidía .
Recuerda , Carmen , que la alcaldesa (tu gran amiga Tere ) , te invitaba a que la acompañaras , ella con su bastón de mando y tú con un bolsito distractivo apto para la solemne ocasión , las dos ataviadas con vuestras mejores galas . La primera vez te pusiste bastante nerviosa por la expectación , lo que nos divirtió muchísimo a mí y a mis amigos de la niñez , ahora compinches de cuadrilla .
Llegados que éramos al inmenso prado de la ermita , nueva misa en honor de la Santa . Y el resto de la mañana , bailes y diversiones del caso , bastante rural todo , muy atractivo y estimulante .
Los niños correteando , mozos y mozas buscando el abrigo de algunos pinos discretos , los mozos viejos en grupos mirando a las mozas que se escapaban a su cortejo , las comadres vigilantes y chismosas , los tres o cuatro puestecillos de chucherías y algún helado . Y unos minúsculos caballitos del tiovivo , que me recordaban el precioso texto de Baroja .
A mediodía , el solaz , comida oficial de autoridades e invitados de prestigio . En alguna ocasión , tú sentada junto al señor obispo . La sobremesa se prolongaba hasta bien entrada la tarde , justo cuando empezaba un cierto desmadre controlado , cerca del tonel de vino que el ayuntamiento regalaba a todo el que se sintiera bebedor festivo.
Para no llegar al pueblo de noche , el alguacil tocaba su trompeta de regreso , algo parecido a la ida , pero más cansados y menos expectantes . Por fín , se colocaba a la Santa en su pequeño camarín .
Las mujeres marchaban a casa para acicalarse , pues les esperaba el baile de cierre , sobre todo después de la cena . Por finidades selectivas , se sentaban en los veladores de La Sociedad y , entre baile y baile , eran servidas por los hombre , costumbre y tradición que jamás se rompía .
Y podían ser las dos de la madrugada cuando los pequeños grupos de amigos , por cuadrillas , se juntaban en el habitáculo ad hoc , para continuar hablando hasta que el cuerpo aguantara . Es de justicia reconocer que nuestro grupo era de los últimos en visitar a Morfeo .
De regreso a casa , ya los dos solos frente a las primeras luces del alba , tu comentario solía ser de este tenor :"! Qué bien me lo he pasado . ¿ Y tú ? "
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