miércoles, 21 de diciembre de 2016

LA EDUCACIÓN, ESA MARGINADA SECULAR

     En estos tiempos difíciles para la lírica,  realizar un diagnóstico de la educación es nuestro país resulta fácil y conmovedor:  estamos bajo mínimos.  Y la cuesta abajo se acentúa con rapidez de tormenta.  Pero como siempre fuí optimista,  ésto habrá de ir mejorando,  porque parece imposible descender más.


   Está claro que ningún poder,  jamás,  se interesó realmente por la enseñanza y la educación (dos peldaños de una misma escala).  Los poderosos educan a sus hijos para que hereden cargos y prebendas,  pues que se saben élites,  tendentes a desaparecer si las mayorías resultan enseñadas y educadas.  Son los herederos de los antiguos brujos de la tribu,  que guardaban celosamente sus fórmulas y secretos.  Una tribu llena de brujos sería una república ingobernable.  Una sociedad llena de millonarios,  políticos y filibusteros,  aún sería peor.  Ellos lo saben y actúan en consecuencia.
   Sucede, sin embargo, que periodicamente acontece una revolución.  Cambian algunas cosas,  casi siempre vicarias,  y los muñidores habituales se las arreglan para que permanezca lo esencial.  De ahí que el jefe de la empresa  (y sus imitadores lamelibranquios a todos los niveles y en todos los territorios)  ,  siempre tienen el despacho más suntuoso,  la mejor alfombra, el salario mayor,  etc.).  Y hacen creer a la plebe que todo ello es consecuencia de sus propios méritos,  que les permiten ascender en la escala de Jacob.  Y añaden:  toma ejemplo de mí para llegar a la cumbre,  haz méritos, esfuérzate, trabaja, lucha sin cuartel.  Por consecuencia, encarnizadamente,  los pececillos pican el anzuelo,  asegurando así la despiadada guerra entre inferiores.
    La educación,  entonces,  es el único remedio.  Por eso,  mientras exista el privilegio,  no habrá educación.  Imaginad un pequeño pueblo montaraz donde todos los niños van religiosamente a la escuela con un buen maestro. Todos aprenden mucho y bien (enseñanza)  y todos acaban revestidos de una ética impecable (educación).  Llegado el momento de elegir alcalde,  cualquiera podrá serlo en pariguales condiciones.  Y no serán necesarios los despachos grandes, las explosivas secretarias,  los salarios desajustados... Y todos estarán dispuestos al turno por convencimiento,  pues que llegaron a ser ciudadanos de verdad.  En tal situación,  la barojiana lucha por la vida tendrá sentido y se orientará,  justo, a remediar las carencias de la Naturaleza,  de las que el hombre viene a ser su microcosmos.
    Aquí una nota para pícaros autoengañados y engañabobos a su vez:  ésto es una fábula,  no un programa diseñado por algún alumno del docor Panglóss.
    Pues bien,  ahora parece que los cínicos de siempre quieren hacer un pacto por la educación.  ¿Un pacto?  ¿Entre políticos maleados y por malear dentro de poco? ¿Un ´  do ut des´  ?  ¿Un nuevo parche al vestido ya parcheado hasta la náusea?
   Por si alguna vez alguien con mando en plaza se vuelve loco y decide oír (escuchar es casi imposible)  la voz de los maestros cuando se hable de enseñanza,  os ofrezco mi visión sintética,  embrionaria casi,  como base de sustentación proyectiva.
   En primer lugar, dos ideas básicas:  enseñanza y educación.  Todo el orbe ignorante y opinador cree saber lo que son,  pero no es verdad.  Suprema necedad de especialista:  "Educación no es instrucción".   Pero  ¿cómo puede haber educación sin instrucción sobre la que apoyarse?  Le recuerdo a él y a todos: "Sólo se ama lo que se conoce".  Reflexione el locuaz si es capaz de organizar el pensamiento lógico.
   Segunda plataforma por desarrollar:  los tres niveles de la enseñanza: Primaria,  Media  y  Superior (Universitaria),  sin cambiarle los nombres,  que bien definen desde siempre,  y lo saben los que algo conocen de lengua y enseñanza.  He aquí las tres grandes pretensiones de sustento:


1.-  Que los alumnos de Primaria terminen su ciclo sabiendo  LEER  y  ESCRIBIR.  (Piense el atolondrado antes de  "matizar"  sin fuste).


2.-  Los de Media deben terminar dominando el razonamiento lógico,  apuntando a los primeros atisbos de la ciencia y del arte.  (Sigan pensando).


3.-  Los egresados de la Universidad deben conocer el mapa y cañamazo común de las Ciencias y de las Artes,  iniciados en la investigación y con la mente abierta y receptiva para todos los especialismos y descubrimientos.


    El bobo pretencioso,  que aprendió más en la calle que en las aulas,  pensará  (es un decir) que son frágiles pretensiones.   Pues bien,  si alguien nos reune para fundamentar un sistema simbiótico de enseñanza-educación,  verá que lo aquí apuntado supone una revolución en marcha,  no por abandonada más de un siglo,  menos necesaria de recuperar para seguir laborando.  El envite (no la cursilería de  "reto" )  es fuerte,  pero los futos se revelarán ópimos.  "Que así se escriba y así se haga",  decía el egipcio.  "Así será ,  si así os parece",  sentenció el gran dramaturgo contemporáneo.  Amén.

viernes, 16 de diciembre de 2016

SONETOS CULMINADOS. EXPLICACIÓN PLAUSIBLE

      La Poesía es la culminación y quintaesencia de la Literatura,  de la cual forma parte por naturaleza y derecho propio.  No es un mundo aparte y cerrado,  aunque sí mucho más exigente precisamente por la condensación expresiva,  y porque su lenguaje debe ser,  y estar,  más y mejor alquitarado.  De ahí que pueda decirse lo que apuntaban los barrocos en expresión feliz:  "Jardines abiertos para pocos,  cerrados para muchos".


    En primer lugar, hay que prescindir de considerarla  tarea de exquisitos para exquisitos,  como si se tratara de una secta con sus  misterios casi órficos.
   Tampoco es un trasunto popular,  un canal para que cualquiera pueda manifestar sus emociones mostrencas, sin mayor trabajo,  preparación y conocimientos previos.    Mucho menos como forma de autoconocimiento vulgar y extensivo.  Para eso está la psicología.  Y en absoluto hay que considerarla como desaguadero de llantos y alegrías: el flolklore cumple mejor esta función.
   En consecuencia,  la Poesía necesita estudio, determinados niveles de cultura,  cierto grado de sabiduría y dominio profundo del lenguaje.  Amén,  claro está, de fuerte y adecuada imaginación,  lo que solemos entender como inspiración,  bien acotada y definida desde  Platón y Aristóteles.
   Pues bien, su territorio está plagado de infinitas inflorescencias formales,  que van desde un elemental y sencillo romance popular hasta el soneto como manifestación suprema,  donde poema y estrofa vienen a ser uno y lo mismo  (Parménides dixit),  a través de la magia del cambio perpetuo (Heráclito en complemento).
   Razón,  entre otras muchas, por la que tardé bastante tiempo en decidirme a escribir sonetos.  Lo hice durante diez o quince años;  pero cuando me decidí,  convencido estaba de la dedicación,  tiempo  y esfuerzo que precisaban.  Rompí muchos originales,  llegué a coleccionar unos trescientos (con algunas ráfagas de manierismo, ciertamente)  y publiqué muy pocos.  Hasta que llegó el antiguo buen alumno, excelente editor, y me convenció para publicar el libro.
   Seleccionamos cuarenta y todos los he ido subiendo aquí,  sin clasificación ordenada por temas,  motivos,  tendencias,  etc.  Y lo hice con una doble pretensión : despertar emociones fuertes,  sin las que la Poesía poco aporta;  y configurarlos como camino de conocimiento en busca de una meta.
   El interés con que los habéis seguido y el entusiasmo de la mayoría (bloqueado tengo el messenger,  ya en archivo),  dice mucho en vuestro favor y en el mío: hemos coincidido en el vértice de la aceptación,  la comprensión y la identificación creciente.  Albricias,  pues,  y felicitación para todos.
   Y una nota final a pié de página. Si bien os habéis fijado y recordáis,  los cuarenta son sonetos de amor.  Diferentes las causas y los destinatarios,  pero todos de amor.  Sólo que el amor es el más vivificante y proteico de los sentimientos humanos.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

HISTORIAS DE MEDIANOCHE. HOMENAJE A CAMILO J. CELA

   Historia que también pudiera encajar en las  Memorias amables, pues ingredientes tiene de las dos.  Y es que tantos años en la misma cantera,  dan para mucho y nunca es tarde si la dicha es buena.  Incluso también pudiere venir bien aquella frase que, sin ser suya,  tanto utilizó nuestro Premio Nobel de Literatura: "El que resiste gana".  Que es tanto como afirmar los ópimos resultados del trabajo si la tenacidad bien entendida los avala por los años de los siglos.

   Aconteció ayer por la tarde,  en el Hemiciclo rectangular de la Facultad de Letras,  Universidad de Murcia,  mi segunda casa durante más de medio siglo.
   "Cela en familia"  era el título del encuentro.  Protagonista, claro, el autor de "La colmena".  Invitados,  Jorge Cela (hermano)  y Camilo J. Cela Conde, hijo de quien escribiera  "San Camilo l936"  o  "Cristo versus Arizona".  Me correspondió moderar el coloquio, consecuencia de mi larga y amistosa relación con la famila Cela,  como bien se ocupó en recordar el Rector de la Universidad,  que presidía el acto.
   Tarde brillante, sobre todo por la intervención de tío y sobrino, aunque también por la lectura coral de textos celianos y el acompañamiento de música,  un joven viloncelista que interpretó piezas valiosas.  El hemiciclo estaba lleno de buenos lectores, de varia edad y condición,  si que todos admiradores del escritor cuyo centenario celebramos este año. Y lo repito una vez más,  el mejor homenaje que podemos tributar a un escritor,  es leerlo mucho y bien.  De ahí que, a manera de ejemplo, les recomendé tres libros:  "La colmena",  "Viaje a la Alcarria"  y  "Pabell´ón de reposo",  trilogía que resume y aglutina muy bien lo que el Premio Nobel significa en tanto que gran escritor en castellano.
   Nuestra historia personal se remanta treinta años atrás. Yo había realizado mi Tesis de Licenciatura en Filología Románica el año l962.  Le escribí con audacia y la respuesta fue comprensiva y rápida, me ayudó grandemente y me solicitó dos ejemplares de la investigación  ( "El sistema narrativo de C.J.C." ) para su archivo,  a través del riguroso Fernando Huarte. Las cartas que conservo de entonces las guardo como auténtico tesoro. Allí nació una amistad fructífera, prrolongada con su hijo ( y ahora con su hermano),  con los que tanto comparto y fío.
   Pasaron los años, yo accedí a la  Cátedra de Literatura Hispanoamericana y pensé que estaba  muy bien el trabajo intramuros de la Universidad (labor fundamental) ,   pero había que proyectarlo al exterior,  a la sociedad que nos justificaba.  Y creamos los Ciclos de Literatura Viva, que durante muchos años se desarrollaron con brillantez y provecho,  gracias a los extraordinarios escritores que por aquí pasaron,  así como a los equipos que fui reuniendo,  que aunaban la eficacia del trabajo y la admiración.
   La fórmula era sencilla.  Invitábamos a un escritor,  estudiábamos su obra y, con su presencia entre nosotros, aplicábamos la norma de Horacio: "Mezclar lo dulce con lo útil".  Funcionó muy bien.  Y por nuestras aulas pasaron más de ciento cincuenta escritores,  entre ellos todos los grandes de una época dorada, que se mueve entre  Borges  y  Vargas Llosa.  Por cierto,  ambos Doctores honoris causa de nuestra Universidad, propuesta y logro enmarcados dentro de los trabajos y los días de la citada Cátedra,  cuyo Archivo acopia más de doce mil documentos escritos y audiovisuales.  Archivo que he donado a mi Universidad, extremo que el Rector se ocupó de recordar,  una vez más,  con palabras de reconocmiento quizá excesivas para mi persona y cuantos me han acompañado siempre.
   Pues bien, el apartado correspondiente al autor de  "Pascual Duarte"  lo componen unos doscientos documentos de indudable valor literario,  investigador  y humano.
   Y así culminamos el homenaje,  contentos y felices.  Después del trabajo bien hecho y mejor remunerado (moral y amistosamente) , se entiende, marchamos a reponer fuerzas.  Buen yantar en restaurante muy visitado por el Marqués de Iria Flavia,  amables conversaciones,  humor cervantino a raudales y emplazamiento para próxima reunión de amigos.
   P. S. -  Mañana ,  segundo capítulo: "De cómo don Camilo alcanzó el honroso título de Alumno honoris causa,  encomienda única en toda universidad del ancho mundo, que sólo a él corresponde y pertenece".  Laus  Deo.


viernes, 9 de diciembre de 2016

LOLA CARIDE, PROFESORA DE GRIEGO

   Ha muerto hace unos días y me ha producido profunda conmoción.  La conocí hace sesenta años,  justo cuando yo estudiaba quinto curso de bachillerato.  Llegó al colegio en plena juventud ,   junto a su compañera Rosario Navarro,  profesora de matemáticas, hoy viejecita y de la que voy a escribir en próxima ocasión.  
   Ambas me dieron clase y a  las recuerdo con cariño y ternura,  pues que trascendieron los límites de la docencia para incidir en duradera amistad.  Las dos me quisieron mucho y contribuyeron a mi crecimiento humano y profesional.
   Lola era muy dinámica, extrovertida, con sentido del humor,  exigente y jolgoriosa siempre presta a la carcajada.  Además,  muy atractiva.
    Digo que me dió clase de griego,  siendo como era Licenciada en Filología Románica.  Hay que recordar que por entonces y en los dos cursos comunes de la Facultad, se estudiaba griego y latín a niveles altos, por lo que los filólogos estaban preparados para impartir varias asignaturas.
   Nos correspondió el griego.  Sus clases,  muy activas y cambiantes.  Recuerdo que dede el principio,  me discriminó en positivo.  Me dijo: "Tú eres muy buen estudiante,  un poco mayor que tus compañeros,  así que llevarás un ritmo distinto,  doble trabajo que el resto y ni un solo día sin traer de casa la traducción completa.  Tienes que ir a la Universidad y eso son palabras mayores, ya te explicaré con más detalle".  
   Y así aconteción en quinto y sexto de bachiller superior,  de manera que al acceder a Preu en el Instituto de Albacete,  la nueva profesora se sorprendió de mi preparación.  Recuerdo, por otra parte,  que al realizar la reválida de sexto  (con tribunal controlado por la universidad)  me acompañó al instituto  "para darte ánimos,  aunque no los necesites".  Ella era así.
   Fuí a la universidad.  Ella permaneció varios años más en el colegio (Hellín).  Cada vez que yo viajaba en vacaciones,  me esperaba para comentar cómo había ido el trimestre,  si los profesores respondían al perfil de su diseño, cómo estaban los claustros.  Y todo lo demás,  divino y humano,  pues no quería perderse detalle.
   Con el tiempo,  marchó a Madrid.  Y seguía todos mis "triunfos esperados y naturales" (sic) por carta.  Cada vez que venía a Murcia,  tomábamos café y conversábamos.  Cuando iba yo a Madrid, el mismo protocolo.  La última vez que la ví,  en la Plaza de las Flores,  junto a dos de sus amigas.  Emocionante recuerdo.
   Hoy ha desaparecido de entre nosotros y bien que me duele.  Su recuerdo continuará en mí.  Pero mucho más,  todo lo que contribuyó a conformar mi carácter,  mi concepto y praxis de la enseñanza.  En definitiva,  a la  "imago mundis"  que me acompaña tantos años.




RAZONES EMOTIVAS DEL TIEMPO Y DE LA EDAD

      Tengo un libro en mi mesa de trabajo,  "Abuelos y Nietos",  de José Ängel Castillo Vicente, al que conocí a través de este medio de comunicación.  Nos une la devoción por la lectura y la escritura, es decir, el amor nunca desmedido a los libros.  Ha tenido la gentileza de traérmelo con una sentida dedicatoria, que le agradezco. Y considerados todos los prenotandos,  creo que nos hallamos en el proceso de una hermosa amistad.

   Os adelanto que se trata de un buen libro poético, cuya lectura recomiendo sin paliativos.  En primer lugar, por la materia literaria de la que se ocupa, esencial y creativamente humana:  los abuelos a manera de marco general acogedor, en cuyo cañamazo común se va configurando el individualizado color de cada nieto, unidad incuestionable,  y de todos los reales y posibles,  de ahí el plural expreso ya desde el título.
   Luego está la lengua en redacción y aplicación adecuada para cada uno de los poemas.  Es necesario destacar este aspecto, sobre todo en tiempos como los actuales  en que pudiere parecer que la emoción trastornante no necesita del rigor técnico del lenguaje capaz de traducirla para beneficio y gozo del lector.  Nunca nadie pudo escribir desde la emoción y durante su sentimiento.  Es necesario pasar por los filtros pertinentes para que la expresión no sufra demasiado.
   Y al cabo,  lo principal: la lengua literaria pasada por las alquitaras de la razón y los sentimientos bien atemperados, en busca de la voz propia, que nunca será rechazo de la general admitida con la historia, sino perfección personal de quien escribe.
   Todo ello y bastantes cosas más poséis encontrarlo en el libro que reseño.  Versos de todo tipo, estrofas variadas,  poemas distintos como rayos en dispersión de un sólo centro, a la vez centrífugo y centrípeto.
   Lo he pasado muy bien leyendo,  y viviendo,  a estos abuelos y nietos entrañables.  Experiencia que deseo para los muchos lectores que aguardan.

martes, 6 de diciembre de 2016

EL PREMIO "CERVANTES" Y OTROS PREMIOS LITERARIOS

      Todos los años el mismo ceremonial.  Se concede el Pemio más importante y prestigiado de las Letras en español o castellano,  al que pueden optar todos los escritores notableS de aquende y allende los mares  (Menéndez Pelayo dixit), siempre que sus libros hayan aportado algo significativo.  Es decir,  que hayan escrito buenos libros en la más pura esencia de la expresión.

   Este año lo ha ganado Eduardo Mendoza y no seré yo quien diga algo extemporáneo.  Me parece bien, pues que se trata de un escritor culto, buen narrador y ampliamente reconocido.  Mis parabienes junto al deseo de que vuelva a ser leído como se merece. Por citar uno de sus libros, se me ocurre que  "La verdad sobre el caso Savolta"  sigue siendo paradigmático y en él puede hallar el lector todas las claves de la que será su narrativa, humor cervantino incluído, quizá lo más notable de su correcta y estimulante prosa.  Revisando archivo, encuentro dos amables cartas suyas.
   Por otra parte, debo decir que conozco bien lo concerniente al Premio,  pues no en vano formé parte del Jurado en séis ocasones, coincidentes los años de la gran explosión literaria hispánica que tuvimos el honor y el placer de vivir.  Las imágenes externas,  más o menos oficiales y amables,  pero también las internas,  comida colectiva,  discusiones del Jurado, rueda de prensa con el Ministro de turno,  anécdotas muy sabrosas,  no siempre ejemplares, pero en todo caso dignas de ser tenidas en cuenta,  pues que la cocina no es menos importante que el comedor.
   Mi Cátedra de Literatura Hispanoamericana bastante tiene que decir en este punto. Por entonces todos éramos ricos en sabiduría del conocimiento, creación literaria por parte de los grandes escritores y economía boyante (si que al fiado, como comprobaríamos después), de modo que las instituciones financieras dedicaban dinero abundante a los eventos artísticos. Por lo que nos atañe, nos permitieron encuentros, homenajes, lecturas, edición de libros y otras raíces adventicias dignas de recordación y encomio.  A tal punto, que llevamos a cabo una saga anual bajo el marbete   "Los  Cervantes en la Universidad  (Murcia)",  simbiosis de la Universidad y las instituciones financieras. Los desrrollábamos en el Aula de Cultura de la Fundación Cajamurcia y eran celebraciones anuales llenas de interés y gozo. 
   Venía el escritor premiado el año anterior, vivíamos unos días alegres y,  para la clausura de su homenaje y coloquios, también venía el escritor recién premiado, para iniciar el proceso de su homenaje al año siguiente.
   En este sentido,  dos fotografías para la historia.   Una, en la que aparecen Cabrera Infante y José Hierro, situación casi milagrosa de juntamiento de contrarios,  lograda gracias a los buenos oficios del joven profesor Javier Polo Alba,  gran amigo de ambos.  En la otra, vencidas ya las  "disfunciones ideológicas y personales" de los dos anteriores, aparecen Jorge Edwards, Hierro y Cabrera en el centro del joven equipo de la Cátedra.  Cualquier comentario añadido ahora estropearía el misterio y la excelencia de lo entonces vivido.
   Ello no obstante, se me ocurre que este capítulo de los Premios necesita una reflexión adecuada sobre su oportunidad y permanencia.  Algo puedo aportar, derivado de aquella experiencia en sexenio, por sipudiere ser útil.
   Centremos hoy dos puntos clave:  el número de candidatos posibles y la también posible distribución del dinero dispendiado.
   Si observamos el panorama, resulta evidente que la mies va siendo escasa.  Miro al ámbito español y poco tengo que decir (otros mejor conocedores lo pueden esclarecer ).  Miro al mundo americano y ya va costando trabajo encontrar candidatos con tesitura dilatada y alta. En todo caso, citaré uno a la espera,  Bryce Echenique,  muchos años propuesto y nunca premiado.  Y no estaría de más recurrir a Diogenes por el aporte que su linterna podría permitir.   Pero entonces  ¿qué sentido tiene seguir premiando solo porque la burocracia lo establece?  Medítese bien.
   Coletilla que conduce al segundo punto.  Los dineros del Ministerio parecen abundantes.  Convendría colocarlos en una bolsa y espera de reparto bien ponderado y oportuno.  Y considerar una serie de datos  (IVA incluído) para llegar a la posible solución salomónica:  nada de subvenciones y cheques de premio, sino todo lo contrario.  Preguntemos. ¿Merece la literatura estímulos para su creación y desarrollo?  Pues claro que sí.  Entonces, dispóngase lo necesario para que las individualidades artísticas crezcan en buen caldo de cultivo,  sin burocráticas trabas ni limosnas vergonzantes.  Bien considerado el campo literario de cultivo, convendría dejar que la libertad de creación  (interés,  oportunidad  y originalidad)  campe por sus respetos y, evangélicamente hablando, a quien Dios se la dé,  San Pedro se la bendiga. 
 Los libros y su difusión debieran ser el óptimo resultado,  nunca los ingresos crematísticos para gastos personales.  Y vámonos poco a poco, amigo Sancho, que toda presunción es mala.

domingo, 4 de diciembre de 2016

CURSO DE LIBROS. CRONICA DEL JUEVES (11)

      Mañana de domingo.  El cielo gris plomizo, silencio de naturaleza en calma.  Un suave chirimiri desicende con lentitud y pequeño rumor de agua invisible.  Calma chicha,  en mi otra tierra  (reciedumbre castellana de clima)  ya estará cayendo la nieve,  quizá con algunas ráfagas de cierzo en el Urbión. 

   No me apetece salir y escribo sentado en banco de ruda madera traída de otras tierras más montaraces. Puedo contemplar el jardín delantero de casa, un privilegio.  Las últimas rosas en depedida, las dos acacias que me trajeron de Kenia, las jardineras de manises bien pobladas de flores y de color, un limonero cargado de frutos, el naranjo que avisa de la ultima cosecha.  Y las margaritas amarillas, todo un arriate pobladísimo y terso.
  Abro el ventanal mientras fumo un avergonzado cigarrillo, que me pide disculpas por los buenos tiempos de cachimba y habanos interminables  !oh, tempora!.
  Disculpad este exordio, no he podido resistir la tentación pues que vivo el otoño a plenitud.  Pero vayamos a lo que importa.
  El jueves, como siempre, bien para la experiencia y para el recuerdo. Una pequeña introducci´ón para discernir los buenos libros, a pregunta de unos alumnos por internet.  No hay fórmula y el criterio (siempre personal) adquiere forma con los años, el tiempo lo va perfeccionando y se revela personal e intransferible.  Quizá por eso sea oportuno el texto doctrinal de esta tarde:

   " Pero este conocimiento particular entraña un peligro:  la presencia del gusto en oposición dicotómica.  Quien ostenta gusto literario es hombre culto, mientras que el poseedor unicamente de conocimiento literario es un pedante.  Aclaremos.  Con el conocimiento solo, la realidad captada es unidimensional y parcial.  El gusto aislado incide en el dandysmo  dilletante.  La pretensión debe armonizar los dos términos, poque el gusto sin conocimiento permanece inseguro, ambiguo y caprichoso,, tendente al error,  a la vez que elconocimiento sin gusto proporciona una visión demasiado árida y distante, vacía  del particular  sprit que el arte, en tanto que arte,  debe comportar y despertar, susceptible de ser aprehendido por necesidad.
    El acto de conocimiento sensible, en función del gusto y espoleada po ´él, se revela como el  medio adecuado del especialista (buen lector) en literatura y del simple catecúmeno que se enfrenta con la tarea de adquirir métodos de trabajo y,  por lo mismo,  posibilidades de conocimiento.  El acto crítico ,  entonces ,  será el acto de conocer de manera racional y sensible ".

   Luego llegaron los dos textos narrativos.  De una parte, el capítulo del ciego y la cabeza de toro,  misteriosa y mágica para escuchar raros sonidos.  El pobre Ĺazarillo aprende en cabeza propia (expresión muy adecuada), que la vida no es fácil, aunque siempre remuneradora. 
   Planteamos la posibilidad de que la tal historia fuera un cuento en el marco de la novela.
   En las antípodas narrativas, el capítulo VIII de  "!Absalón,  Absalón!",  la extraordinaria y no muy conocida novela de William  Faulkner.  Párrafo narrativo cerrado:  "No habría aquella noche respiraciones profundas...como un cristal en el aire fiero y tranquilo (había dejado de nevar) ".
   Buena lectura reconfortante hasta el próximo jueves. !Ah, se me olvidaba decir que, mientras escribía, escuchaba la voz prodigiosa de Alfredo Kraus. En esta ocasión,  romanzas de zarzuela. Una delicia.