Quizá debiera decir extraordinaria y rebajar un tanto el diapasón . Pero la verdad es que nos ocurrieron algunos prodigios personales y familiares dignos de recordación , Carmen .
La década de los años setenta . Crecíamos en edad , sabiduría y gobierno . Década de los treinta años , tú estabas esplendorosa , yo transitaba la edad clave de la fortaleza y la resistencia , los dos con la salud a tope . ¿Qué más podíamos pedir en ete sentido ?
Lo siguiente , la profesión . Fuimos logrando varias cátedras y otras titulaciones aledañas , que nos aseguraban el trabajo y sus compensaciones hasta la previsible jubilación siglos después , como así aconteció para bien de todos los implicados .
A tí te adjudicaron definitiva la plaza en Orihuela , Instituto Gabriel Miró , de especiales resonancias . Madrugabas mucho porque tenías que conducir , ya que vivíamos en Murcia , media hora de carretera antigua hasta que desembocabas en el túnel ante la hermosa vista del palmeral . Buen trabajo de matemáticas , física y química , incluso fuiste jefa de estudios , tenías tiempo para todo y todo lo atendías bien . Como recuerdo imperecedero , el de tantos alumnos buenos y consecuentes .
También los profesores , entre los cuales acertaste a encontrar muy buenos amigos . Al cabo y ausente ya tú del centro, constituisteis la Asociación de Profesores del Instituto , que permanece viva y a cuya última comida de hermandad asistimos allá por Semana Santa .
Ocho años después pudiste trasladarte a Espinardo , justo al lado de Murcia , donde has permanecido hasta la jubilación , incluyendo la etapa de catorce años de Directora , realizando una encomiable labor educativa , sobre todo en lo referente a los alumnos de un barrio maldito por la droga y otros menesteres nada recomendables . No pocas veces , en casa , cogí el teléfono para escuchar : " Buenas noches , soy el sargento de la guardia civil , ¿está la señora directora del instituto ? " .
Encomiable tarea la tuya y la de tu equipo .
" El que no lea , nunca sabrá literatura ."
Por mi parte , todo se había definido y estabilizado . Ya seguro y fijo en la universidad , todo era cuestión de tiempo . Las clases por la mañana , la investigación según temas y programas , lo normal y adecuado a las circunstancias , aunque me quedaba lo más importante y problemático .
Para entonces éramos pobres e inmovilistas en la educación universitaria . La institución parecía un paquidermo ensimismado , aherrojado convenientemente durante muchos años bajo una ideología que incluía odio al saber libre , también temor a que grandes masas de estudiantes descubrieran que había otra manera de recibir y proyectar el saber .
Durante los últimos años de la dictadura todo se relajó bastante . Y aún así , las raíces eran muy profundas , de modo que al avanzar la década casi todo se redujo a protestas a la baja , nunca exigiendo ampliación de horizontes y elevación de miras , que incluía mayor y mejor y mucho más riguroso trabajo. Se intentó copiar el mayo francés del 68 , muy a la española , gritando mucho y trabajando poco . La casi única fórmula parisina que prevalecía fue " lo queremos todo y lo queremos ya " , bajo una foto en la que un estudiante amenazaba con el índice a un gendarme .
Así nos fué y así nos ha ido yendo hasta alcanzar esta universidad mediocre del dibujito , la imagen y los aparatos elctrónicos . Pero esta es otra historia .
El caso es que había que cambiar algunas cosas y a ello apliqué mi modesta colaboración , basada en sólidos principios pedagógicos larga y tenazmente aprendidos y asimilados .
Comencé por revolucionar mis aulas , con grave escándalo de compañeros y bastantes alumnos aletargados . No me importó lo más mínimo . Había que abrir puertas y ventanas y yo lo hice con las de mi despacho .
Esa fué la fórmula de compromiso inicial . Lo demás habría de darse por añadidura , evangélicamente .
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