Hoy lo traigo a colación para decir que , con las dos mujeres clave en la vida de un hombre , yo he tenido una inmensa suerte . De la esposa , Carmen , algo vais coonociendo a lo largo de estos escritos . De la madre cabe decir lo mismo y , si cabe , algo más .
Se llamaba Lydia y fué una mujer y una madre que supera todos los esquemas posibles . Educada de manera exquisita , era muy inteligente , culta , y se preocupaba por todo y por todos . Generosa y solidaria como no se puede imaginar . Firme como una madre espartana cuando la ocasión lo requería . Dulce y encantadora toda su vida .
Murió cuando yo tenía trenta y cinco años , y estuve tres largos años sin poder hacer vida normal , con un luto interno que superó con creces el duelo natural . Hasta hoy , la recuerdo todos los días , porque siempre hay motivos para ello .
Pero en esta ocasión no la recuerdo por nada nostálgico o añorante . Lo hago por el nombre , Lydia .
Cómo sería la huella que dejó en los hijos , que la mayor de cada uno se llama Lydia . Sin ninguna duda .
Tanto los hijos como las nueras y el yerno estuvimos de acuerdo desde el principio , sin considerar ninguna otra posibilidad . Y así , tiene tres nietas llamadas Lydia . Y una bisnieta , la primogénita de mi hija mayor , que también se llama Lydia .
Ahora viene otra bisnieta . Y pues que los tiempos cambian , sus padres la van a bautizar con el nombre de la embarazada , también precioso .
Pues bien , durante la última reunión familiar les ofrecí una solución salomónica de compromiso , para que los homenajes no se interrumpan . Les propuse que le pusieran Lydia de segundo nombre .
El padre me dijo que lo pensarían . Espero que lo piensen bien , porque son inteligentes y cultos .
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