Para los dos y para la prole que iba llegando a llenar la casa de felicidad ( y para proporconarte trabajos extras a tí , madre atareadísima y abarcadora ) , no lo olvidemos , pues que la lactancia y los pañales son muy bonitos , y ahí lo dejo .
Vino el mayor , de muy mal venir , y ahí tuviste la mejor escuela (y la más complicada) , que una madre primeriza puede tener . Lo aprendiste todo , lo superaste todo y tan lozana como siempre fuiste . ¿ Que perdiste ocho kilos en la empresa ? Míralo por lo positivo : estabas más guapa y atractiva que nunca .
Dos años después llegó la segunda . Nada que ver con su hermano : parto sin enterarte , niña preciosa , dormía como un lirón , la alimentabas sin necesidad de pelargón ... En fín , una auténtica bendición , que tanto te sorprendía los primeros meses .
Tres años después llegó la tercera , la más fuerte , que desbordó todas las previsiones favorables . Desde que nació , con cuatro kilos y medio , arrasó el mundo . Y así continúa , como un ciclón de la naturaleza .
Se abría una etapa de bonanza y felicidad sobre el torbellino irrefrenable del trabajo . Para tí , un poco más tranquila en cuanto a lo profesional se refiere . Para mí , bastante más complejo . Pero todo visto desde la atalaya de la tranquidad cara al futuro .
Con muchos y favorables cambios . Amén .
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