domingo, 26 de agosto de 2018

HABLAMOS AL ATARDECER

EL  TIEMPO ,  ESE  IMPOSTOR  IMPLACABLE

   Hoy se cumple un mes de tu ausencia ,  que he vivido como si fuera un siglo ,  tal es la acumulación de sensaciones ,  ideas  ,  emociones a veces encontradas ,  siempre profundas y lapidarias .
   Pero no sufras demasiado por mí ,  lo llevo bastante bien dentro de lo que cabe .  Por ejemplo ,  he asumido que la soledad me acompañará siempre mientras no se produzca el reencuentro contigo .  Me refiero a la soledad interior proyectada por tu ausencia física .  Y también estoy en el camino de reorganizar el tiempo y sus nuevas circunstancias .
   La tribu me ayuda en todo muy bien .  Pero no deseo sobrecargarlos innecesariamente .  Los tres hijos tienen su propia familia y su trabajo ,  es decir ,  necesitan hacer su vida sabiendo que tú ya no estás aquí (con todo lo que ello supone)  y sabiendo que yo estoy bien de salud gracias a Dios ,  y alguna mano puedo echarles en justa compensación por las muchas que me ofrecen . 
    Que también ellos llevan la tremenda carga de la pérdida .  Y así continuaremos aplicando la ley de vida que nos hace sobrevivir y heredarnos ,  generación tras generación .
   Te iré contando los pequeños necesarios cambios .  Insisto en pequeños ,  los imprescindibles que exige tu ausencia física ,  nada más .  Lo importante ,  lo que fué común durante tantos años ,  eso no lo voy a cambiar ,  ni un ápice .  Entre otras razones,  porque a mí noto que me ayuda .  Y por nada del mundo quisiera restringir o marginar aquello que hemos compartido .  
   Algunos amigos me dicen lo contrario ,  que es preciso pasar página .  Si a ellos les va bien ,  por mí encantado ,  pero no es mi caso .  Yo ,  así ,  me siento mucho mejor .
   Empezaré por la casa .  Permanece tal cual .  Y así continuará mientras yo me valga ,  como decimos en Castilla ,  con la cabeza bien .  Si llega el caso contrario ,  los hijos sabrán lo que tienen que hacer ,  porque los educaste rozando la perfección .  Yo quiero abrir un armario ,  cerrar una puerta ,  encontrar unos zapatos ,  coger un llavero .... y sentir y pensar lo mismo que cuando estabas aquí .  Eso de no sé vivir sin tí ,  en mí lo vivo a plenitud .
   Porque es una gloria saber que sigues  " moviéndote entre los pucheros " ,  como decía muy bien Santa Teresa  de Ävila ,  que algo sabía de todo esto que te estoy contando .




No hay comentarios:

Publicar un comentario