VIAJE DE NOVIOS , INICIÁTICO Y POLAR
Habíamos alcanzado cierto grado de madurez . Los dos ya profesores de Instituto , 30 y 28 años , así que decidimos casarnos , a nuesstras espaldas una notable experiencia familiar . Como sabes y recuerdas .
Te ofrecí una parte del viaje por mi otra tierra castellana , que desconocías . Siempre grande y generosa , decidiste que constituiría la parte central del viaje . Y así lo hicimos . En tren hasta Madrid , temperatura regular. Trasbordo y tren hasta Soria , temperatura de pocos grados , que comenzó a levantar tus sospechas mediterráneas .
En la capital alquilamos un Seat 600 que nos permitió movernos con soltura y libertad , pese a mis escasas dotes de chofer , aunque tú pensaras que era el mejor conductor del mundo , lo que demuestra una vez más que el amor idealiza y perfecciona la vida humana , siempre para bien .
Visitamos Zaragoza , gran ciudad de gigantes y cabezudos , la basílica del Pilar y Francisco de Goya como atractivos centrales . Hotel en la gran plaza y una cena inolvidable en La Cadiera , cabe la chimenea francesa de robustos troncos y llamas reconfortantes .
A la vuelta , te impresionó mucho el Monasterio de Veruela y la presencia de Bécquer , cuyos textos de Rimas y Leyendas leímos ante la sorpresa del padre prior .
Visitamos Logroño , excursión discreta , donde escuchamos la famosa jota : " Dos hombres tiene La Rioja , / que la llenan de ilusión , Pepe Blanco en el flamento ,/ Barberito en el frontón" . Uno cantaba con Gloria Lasso (la de "Noche de bodas" , famosísima canción) , el otro era campeón mundial de las más fuertes competiciones de pelota vasca .
Visitamos Burgos , la eminente capital castellana . Y otras ciudades de León y Castilla , y pueblos pequeños , y paisajes sorprendentes desde los páramos mesetarios a los frondosos bosques que pueblan aquella tierra fuerte y bien asentada , por la que tanto amor he sentido siempre y por la que tanto amor comenzaste a sentir . Al extremo de considerarla idónea para los veranos en familia y otras fechas dignas de recordación y visita .
Pero el centro de todo aquel peregrinar celebrativo estaba en Duruelo de la Sierra , de donde siempre guardo los mejores recuerdos y vivencias .
Llegamos al atardecer , sin avisar a quienes yo conocía y , con el tiempo, acabaron siendo grandes amigos tuyos . Don Fidel Sandoval y doña Teresa Altelarrea , maestros ambos , ella discípula de mi madre y él de mi padre .
Fué una fiesta de tres días . Recorrimos todos los alrededores , Cabeza Alta , Castroviejo , el valle de Santa Marina , Los prados viejos , la Laguna Negra y el nacimiento del Duero .
El denominador común lo constituyó el frío , pues que era noviembre y pronto aprendiste el refrán , nueve meses de invierno y tres de infierno . Frío y más frío , que a mí me estimulaba y tú padecías casi como una de las siete plagas , aunque lo llevabas con buen ánimo de recién casada virtuoso y paciente y sufrida .
Eso sí , el paisaje no podía ser más impresionante . Pinares inmensos , montañas y valles sorprendentes , pequeños ríos , elevados picos , una ciudad natural de rocas encantadas , todo lo imaginable . Y mucho frío .
Como símbolo y recuerdo , la primera noche en el hotel Casablanca , orientado al norte , al lado del rumoroso Duero y debajo de los Picos de Urbión . Doce grados bajo cero . Dormimos sin agobio de calor . Tú con siete mantas , yo con dos .
Al amanecer te despertaron los gallos , inasequibles al frío invernal , y los mugidos de vacas y bueyes camino del trabajo . Ibas de sorpresa en sorpresa .
Y cuando llegó la hora del desayuno , acabaste con todas las reservas del humeante café .
Después y con buena nevada , nos fuimos con los dos amigos a visitar Revenga , el recoleto valle entre montañas que conserva un notable cementerio ibérico , donde las últimas cigüeñas preparan su viaje camino de Africa .