Volveremos a ellos , que es nuestro camino habitual . Pero hoy he recibido la llamada de un alcalde soriano , compañero de pupitre en la escuela de mi padre . Gran amigo . Cuando tuvimos que elegir cara al futuro , yo preferí los libros y el estudio ; él se decantó por los negocios , campo mucho más rentable .
Hemos conversado y ello me ha removido viejos y queridos recuerdos , emociones y sentimientos que se afianzan en la niñez y adolescencia y que permanecen toda la vida , un tanto aletargados , pero cualquier motivo basta para rememorar y revivir .
Recuerda , Carmen , nuestro primer viaje a Catilla . Tú querías conocer la tierra que tanto amo y de la que te hablaba con frecuencia . A mí me apetecía cumplir tu deseo , sabedor de que estas elecciones unen mucho y afianzan raíces de amor y compañerismo .
Tú , veintiocho años ; yo , treinta . Buena edad . Recién casados , recibimos quince día de permiso oficial para el viaje de novios habitual . Parte del tiempo lo pasamos allí , nieve y cierzo incluídos , para tu susto , pues eres eres mujer eminentemente mediterránea .
Llegamos a la capital , Hotel Comercio con carruajes , amplias habitaciones y calefacción a tope , que agradeciste contenta . En el desayuno sirvieron mantequella de Soria dulce , otra sorpresa para tí .
Visita al Duero , a la ermita de San Saturio pasando por el Arco de San Polo , recuerdos de Machado que ibas identificando muy bien , consecuencia de tus lecturas .
Paseo por El Collado y descubrimiento el peculiar templete de la Alameda de Cervantes .
Alquilamos un seat 600 y por la tarde viajamos al pueblo . Te presenté a las gentes conocidas , que se hacían lenguas del gran maestro que fué mi padre y de la estupenda señora maestra , que enseñó a las jóvenes a bordar y pintura , y que les leía novelas en el taller .
Llegamos a casa de don Fidel y doña Tere , dos maestros un poco mayor que nosotros y amigos de mis padres . Alegría inmensa . Ella estaba embarazada de su quinto hijo , lo que no fué obstáculo para recorrer medio pueblo para las breves y reconfortantes visitas a varias personas , todas con especial significado por los buenos tiempos vividos quince años atrás .
Casi todos querían que nos quedásemos a cenar , pero don Fidel impuso amistosamente su papel de padre de familia y anfitrión esa primera vez .
Regresamos a su casa , se acostaron los niños y nos dispusimos ante una opípara cena . La cecina y la morcilla dulce llamaron especialmente tu atención .
Hablamos hasta la madrugada , recuérdalo . Y cuando de allí salimos camino del único hotel , acertaste a decirme :"! Qué personas tan extraordinarias y qué diferentes de las mediterráneas . Me he sentido muy a gusto , integrada desde el principio , creo que tendremos una buena amistad".
Acertaste por completo . Y Tere y Fidel han sido dos de los más grandes amigos que siempre tendremos .
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