Recuérdalo bien , Carmen , porque aquella experiencia te marcó bastante . Mucho te emocionó conocer al gran poeta del ´27 , y más lo que te sucedió después .
Resulta que me habían invitado a participar en un curso para homenajear a Rafael Alberti , ya viejito pero con sus camisas floreadas . En El Escorial , pues andaban comenzando los famosos cursos de verano , en los que dirigí después diez años seguidos un encuentro anual con escritores de aquende y allende , los mismos que solían venir por Murcia .
Viajamos a Madrid , fuimos al teatro que tanto te gustaba y aparecimos en El Escorial , justo en la misma planta que los Alberti , en el famoso hotel Felipe II , de tanta resonancia en la Belle Epoque , y que guardaba todo su encanto en un paisaje impresionante de bosque y montaña .
Desayunábamos con él , muy divertidos por su excelente sentido del humor , realicé mi comprmetida intervención y , a mediados de semana , fuimos todos a Segovia en desvencijado autobús , Rafael incluído , porque la Diputación le ofrecía una medalla .
El presidente de la institución nos espetó un discurso digno de Castelar . Se produjo la imposición y le llegó el turno al poeta .
Se puso de pié , miró y remiró el salón lleno hasta la bandera y , con su parsimonia y placidez habituales , comenzó un discurso bonito , florido y emocionante por los pertinente recuerdos .
Todo marchaba bien . Pero cual no sería nuestra sorpresa , cuando empezó a decir que esa tarde se encontraba muy a gusto en Argentina , país hermano que lo acogió paternal y al que tanto debía , y que esta era la ocasión de reconocerlo en su propia tierra , a la que no viajaba desde hace años . Trastocó la geografía y así terminó el discurso , con atronador aplauso .
Fuiste la primera en detectarlo , me diste con el codo y unas palabras al oído . Advertido por todos , fuimos amistosos cómplices comprensivos .
Por la noche , tomando infusiones en la hermosa terraza , dijo que te sentaras a su lado , que te quería preguntar tu opinión sobre el acto y discurso .
Estuvísteis hablando más de una hora . Cuando nos quedamos solos te brillaban los ojos . Y me dijiste haber vivido una de las mejores y más emocionantes experiencias de tu vida . Me sentí feliz .
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