EL HEMICICLO Y LA REIVINDICACIÓN RAZONABLE
Lo escribo a menudo , el Hemiciclo de la Facultad de Letras era estupendo . Estrado en semicírculo , mesa elegante de roble , tres entradas y cuatrocientas cómodas butacas de piel verde . Un habitáculo excelente para todo tipo de actuaciones académicas .
Hasta que llegó un Decano que nunca entendió bien lo que es una sede universitaria . Transformó la Facultad en una colmena de celdillas para profesores , totalmente impersonales . Y derribó el Hemiciclo , transmutándolo en sala paralelepipédica en el sótano .
Mi despacho y el Hemiciclo , cuando entonces , estaban puerta con puerta , de modo que yo lo disfrutaba por partida múltiple . Tiempos pasados y ,, en este caso , mucho mejores , sin necesidad de recurrir a la nostalgia ,
aunque sí con unos gramos de añoranza .
El caso es que allí fueron llegando los primeros notables escritores de nuestros Encuentros . Hasta que un buen día dos personajes populares , bastante conocidos en la ciudad y aún en la región , me pidiron audiencia , diz que para manifestarme uns respetuosa protesta seguida de modesta petición .
Dicho y hecho . Vinieron a mi despacho con el mejor ánimo , aunque un poco temerosos y renuentes , todo hay que decirlo .
Lo primero fué su asombro por lo peculiar de mi despacho , tan distinto a otros que conocían , con tantas cosas que lo poblaban y tan diversas .
Les hablé con umor para romper el hielo inicial y les propuse que hablaran con toda libertad . "Es que usted impone mucho respeto , y a lo mejor se va a enfadar por lo que venimos a decirle" . "Si no hablan , nunca lo sabremos con certeza" .
Y hablaron . "Pudiera parecer que usted no valora mucho a los escritores que no son famosos , incluso que no son de la tierra , y nos gustaría que también los llamara" .
Hablamos mucho , aclaramos casi todo , simpatizamos por completo y llegamos al acuerdo necesario y conveniente .
Todos los escritores son aceptables . El hecho de dedicar su vida y trabajo a la escritura , en sí mismo comporta el respeto y el reconocimiento . Luego viene la exigencia de calidad , de aportar nuevas ideas o renovar las viejas , de incorporar sentimientos nuevos y adaptados , capaces de despertar emociones con nevas perspectivas .
Les propuse que me dieran una lista de los que tenían in mente , que conocían mejor que yo . Los estudiaríamos y tendrían abiertas las puertas del Hemiciclo , para sus lecturas y coloquios .
Se fueron satisfechos y agradecidos . No había discriminación , no existían preferencias previas . Bastaba que sus libros y textos fueran buenos , sin importar el origen , la ubicación . Que un escritor sea portugués , alemán o español importa poco . Lo decisivo es que sus textos , actuales o de tiempos pasados , resulten estimulantes para los nuevos y exigentes lectores .