UNA ESCUELA , UN COLEGIO , UN INSTITUTO
También , y sobre todo , unos niños , unos adolescentes y unos jóvenes en plenitud de hormonas y neuronas , todo un espectáculo en caleidoscopio deslumbrante para un profesor vocacional , entregado y con ganas de cambiar el mundo .
Comencemos por la Escuela . Con 19 años mi padre me preparó la oposición de Magisterio , aunque yo estudiaba segndo curso de Filología Románica en la Universidad . Aprobé y , por ser universitario , el Ministerio nos permitía la excedencia automática para no romper el curso universitario . Apenas dos meses de primaria , junto a las numerosas veces que sustituí a mi padre , coyunturalmente a lo largo de varios años . De todos modos comprendí que no sevía demasiado para los párvulos , me faltaban cualidades que los buenos Maestros siempre tienen .
El Colegio . Mediada la carrera universitaria , comencé a dar clase en el Colegio de los Maristas , por pura coyuntura y azar . Tenía yo tres hermanos maristas como compañeros de curso en la Facultad de Letras . A uno de ellos , el hermano Aurelio , le daba clase por las tardes en el colegio , pues arrastraba una difícil asignatura del curso anterior . Ello permitió que el Director me observara y conociera , con lo que recién terminada la Licenciatura me ofrecieron contrato para dar clase de Latín , Griego , Literatura y Filosofía . La experiencia fué impagable .
Los alumnos me respetaban , con cierto temor todo hay que decirlo , me manifestaban cercanía y bastantes acabaron siendo amigos . Dos sorpresas para ellos . Una , les gustaba que fuera en vaqueros y camisa bastante desabrochada , cuando los demás con traje y corbata . Otra , el orden que establecí desde el primer día , mental , emocional y de trabajo dentro y fuera de clase . Al punto que llegaron a preguntarme por mi exigencia y rigor de trato . Respuesta : "Soy castellano y niño de la postguerra y aquí se viene a estudiar porque es vuestro trabajo". Incluso algún compañero me llegó a decir : "Oye ¿cómo es posible que tus alumnos te quieran tanto , siendo como tú eres de exigente ?" . Respuesta : "Porque aplico la fórmula de Horacio , el poeta latino , como el arte de mezclar lo dulce con lo útil , base de toda pedagogía".
Instituto . Aprobada la oposición , debí incorporarme al instituto de Alcantarilla , donde había obtenido la plaza , elegida por su cercanía a la universidad , lo que me facilitaba la cómoda terminación de la Tesis Doctoral en marcha .
Permanecí solo dos años en el instituto y todo fueron experiencas agradable . Los niños , estupendos y estudiosos ; sus padres , receptivos y agradecidos por lo que estábamos haciendo con sus hijos ; los compañeros , amistosos y entregados a la hermosa tarea de inaugurar un centro importante para la población .
Me dolió pedir el traslado , pero se trataba de incorporarme al Alfonso X , sección delegada que después llamaríamos Floridablanca , con todos los predicamentos favorables . Aquí ya teníamos Bachiller Elemental y Bachiller Superior , jóvenes de los 10 a los 18 años en las aulas , con los notables cambios y mejoras que todo ello comportaba , empezando por el talante urbano de los muchachos , bastante diferente , desenvuelto y gritador .
La experiencia fué distinta , pero igual e compensadora y gratificante . A la sazón , estaba estaba excedente en la cátedra de Santomera , escedencia especial que duraba un máximo de diez años , por lo que tuve que reingresar dos años para fijar la excedencia normal por si algún día deseaba regresar .
Reitero para terminar por hoy . Un tiempo breve en la Escuela Primaria ; un tiempo más extenso y movido en el Instituto . No tuve necesidad de regresar a ninguno de los dos estadios , pues los restantes cuarenta años los pasé disfrutando en las aulas universitarias , cuyas puertas se me abrieron de par en par acogedoras , para ir escalando los últimos y fecundos años en mi particular Escala de Jacob .
Mirando hacia atrás sin ira , bien puedo cerrar esta intrincada y feliz etapa de mi vida profesional y humana con el broche latino : " Pax tecum . Nihil obstat " .
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