LA ESCALA DE JACOB , CAMINO A LA CUMBRE
Que no solo de pan vive el hombre , es cita bíblica con verdad y miles de veces recordada , aunque no siempre con la interpretación justa , pues muchas suelen ser las verdades apodícticas que , también biblicamente , a veces no alcanza la tierra mollar y feraz apetecida .
A la sazón , el muy joven profesor daba clase en colegio de los Maristas y en la Universidad , y cumplía el compromiso , entre amistoso y familiar , con dos o tres alumnos privados en sus propias casas , que la enseñanza en aquellos tiempos así solía producirse .
Los dos alumnos . A uno lo aistía en el despacho de su padre , prestigioso médico vasco afincado en Murcia . El chico era revoltoso , alegre y poco dado a las matemáticas o la lengua , le bastaba el colegio para llevar bien los exámenes . Y prefería las historias de su mentor para alimentar su curiosidad y su imaginación fértil . La familia tenía una fámula mayor , que les preparaba opíparas meriendas pantagruélicas . "Y coma usted , preceptor , que se le mira muy delgado y algún hueso se le va a romper si no se cuida . !Estos hombre jóvenes , que todo lo echan en la cabeza!" .
Al otro le daba clase en al palacio de los Marqueses de Rozalejo , residencia entonces de una buena familia acomodada , que terminaría convertido en hotel pasados los años . El padre del alumno era coronel de caballería y su rotunda madre hacía gala de fuerte caracter . También tenía una entrañable abuela de fácil conversación y agradable trato , con la que merendaban después de la clase , servidos por discreta asistenta con uniforme y cofia blanca . El caserón tenía un espacio reservado para el Príncipe Juan Carlos , cuando venía los fines de semana , pues andaba realizando su etapa en la Academia General del Aire de San Javier . Ello les permitió vivir sabrosas anécdotas .
Todo estaba de tal guisa cuando se incorporó el profesor con las milicias universitarias terminadas y recién aprobada la oposición de instituto .
Pequeño conflicto , por tanto , pues algunas ocupaciones debían ser abandonadas por mor de la burocracia . Sobre todo en el caso del colegio . El director intentó que simultaneara , y movió algunos hilos al repecto , si que infructuosamente , pues la ley era taxativa , no era posible conjugar enseñanza pública como funcionario con enseñanza privada .
Se despidió de sus alumnos colegiales con sensación agridulce . Las elocuentes clases de griego , las rigurosas clases de latín , las divertidas clases de literatura , las profundas clases de filosofía , todo ese cargamento emocional y de saber creciente debía quedar atrás , así sucedió irremediablemente para las remembranzas futuras que habrían de llegar con el tiempo . Pero también tuvo una parte positiva , el grupo de buenos alumnos que al cabo se convertirían en amigos .
Dejó el colegio del Malecón y marchó al Instituto de Enseñanza media de Alcantarilla , recién creado como Sección Delegada del Instituto Alfonso X de la capital .
Se incorporaron cinco profesores jóvenes , recién convertidos en funcionarios docentes , para inuagurar un centro sin historia ni raíces . No había director específico y el Jefe de Estudios , un poco mayor , fué nombrado por su experiencia mejor que los recién llegados , que venían llenos de sabiduría teórica , pero con la práctica quam tabulam rasam .
A diferencia de los Institutos capitalinos , aquí había enseñanza mixta , niños y niñas juntos en las aulas , con "clara promiscuidad" , como no tardó en decir un tridentino sacerdote del entorno . Situación adelantada , que fevoreció mucho las relaciones y el trabajo , amén de la naturalidad con que se manifestaban chicos y chicas en común .
Ello no obstante , conviene recordar una curiosa anécdota . El señor inspector era un adulto atildado y redicho , más preocupado por las apariencias que por la realidad tal cual . Un día nos visitó y quedó sorprendi y espantado (sic) por la imprevisión y permisividad de los jóvenes profesores (sic) que permitían la mezcla masculino-femenina de los niños . Y tomó una decisión drástica : verja geométricamente divisora del patio . Imaginad el pequeño edificio con un patio cuadrado para los recreos . Y sí , verja de hierro de dos metros de altura para que se pudiera saltar . Más una profesora vigilaando in sito a las alumnas , un profesor vigilando a los alumnos para evitar males mayores provenientes de la tentación inevitable (sic) . Hoy puede producir hilaridad , pero entonces las cosas eran así .
El joven profesor permaneció en el centro solamente dos cursos académicos , por causas y razones que se verán más adelante , cuestión de promociones , traslados y otras exigencias del diario vivir docente .
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