! AH , LOS CURSOS DE VERANO !
PARECE SER VERDAD QUE LOS TALES CURSOS NACIERON COMO EXTENSIÓN VERANIEGA DE LA UNIVERSIDAD .
Al menos eso creímos quienes por aquel entonces éramos profesores jóvenes . Me parecieron bien por tres razones fundamentales . Una , los rofesores no se anquilosaban en un largo y tedioso verano tostándose a placer en la playa (al menos en nuestra tierra proclive al ferragosto dilatado) , tal que lagartos al sol en hibernación canicular . Dos , los estudiantes no perdían el contacto sagrado con sus amados profesores . Tres , armonización equilibrada del rudo trabajo en aulas y el dolce far niente preconizado hace siglos por Hesiodo el visionario , mezclar lo dulce con lo útil para que el psicosoma no sufra en exceso .
También es cierto que , durante años , estos cursos unicamente los ofertaban las grandes universidades , perfectamente bien dotadas de medios personales , profesionales y materiales , cosa no menor en estos tiempos difíciles y bastante revueltos .
Pero llegó un momento en que las más pequeñas instituciones universitarias se lanzaron a la caza y captura del estudiante en diáspora titubeante , despistado por el cierre invernal y no sabiendo muy bien qué hacer con esos meses calurosos . Basta con que reviséis las paginas de internet para comprobar lo que os digo .
Caso canónico y ejemplar . Una pequeña población playera o de montaña , que tanto dá , tiene un concejal de cultura y festejos bastante avispado , se le ocurre , lo propone al alcalde , negocian con la vecina universidad y montan un curso atractivo : " La vela y los trirremes romanos , pasado , presente y futuro " . Se matriculan los estudiantes , acuden sus padres los fines de semana , se incrementa el turismo y aumentan los beneficios crematísticos en las exhaustas arcas municipales . Queda claro , lo interdisciplinar de cultura y ciencia con repercusiones sociales . ¿No se trataba de agionar ?
Y tras la teoría , la praxis . Volvamos a nuestro caso . Durante quinquénios y pese a las numerosas solicitudes por quien correspondía , me negué a organizar un curso de verano en nuestros lares. La playa nome gustaba , la montaña no existía practicamente , y no veía claro que un grupo de estudiantes cualificados optaran por asistir , ni siquiera con el señuelo tonto y artero de los créditos compensadores .
Por aquellos años , en una gran universidad , me invitaron a participar en un curso de verano dedicado a Rafael Alberti . Acepté complacido , lo celebramos como convenía y todos contentos . Resulta que el director de los Cursos conocía nuestro fenómeno de los escritores en la universidad , y me propuso dirigir uno con los autores que hubieren viajado a Murcia en primavera . Dicho y hecho .
Debo aclarar . Era la Universidad Complutense que , gracias a un inteligente Rector , los había montado en El Escorial , diana certera , primero en la sede de la antigua universidad "María Cristina" , bastante vetusta , luego en edificio especialmente renovado para la tarea , y alcabo en el Hotel Felipe II , reliquia de la Belle Epoque , situado en plena montaña poblada de pinos , hayas y robles por doquier , ubicación que me gustó y acepté sin dudarlo .
Curso de resonancia y éxito extraordinario . Una semana memorable . Curso dirigido por mí con la inestimable e imprescindible ayuda , como secretaria , de la profesora Rosario Hernández , tantos años trabajando conmigo a plena satisfacción . Y sobre todo con los magnícos cinco escritores , uno por día , que llenaron la semana de manera insuperable .
Allí estaban el arte , la ciencia , el don de la palabra , la inteligencia , las emociones , el ingenio y el humor que todo lo amenizaba . Y la sana diversión en los muchos ratos de ocio para disfrutar comme il faut .
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