Te digo , Carmen , que me voy quedando solo , pues que los amigos y compañeros y luchadores que fuimos , se van marchando por ley de vida que siempre nos sorprende .
Yo gradezco a Dios una naturaleza fuerte , que ha visto pasar mis años sin grandes dolencias , sin intervenciones quirúrgicas , es decir , con una salud tan sólo afectada por las pequeñas cosas controlables , hipertensión de muchos años , cierto grado de azúcar propio de la edad avanzada , y poco más . Incluso ahora gozo de buen estar , pese a mis provectos ochenta largos años .
Soy consciente del poco tiempo que me queda por razones biológicas . Pero mientras la maquinaria resista discreta , yo agradecido y feliz dentro de lo que cabe .
Por eso me produce tristeza de ausencia la primera foto que ayer subí . Aula de cultura , estupendo encuentro . Modero a Ana María Matute , la gran escritora , a Saúl Yurquievich , gran poeta y ensayista , A Claude Couffón , magnífico hispanista , al compañero de Facultad Jorge Eiroa , y a Luis Sainz de Medrano , catedrático en la Complutense .
Todos excelentes amigos . Y todos ya desaparecidos .
La otra foto es más reconfortante . Similar aula de cultura , parecido encuentro , seis en la mesa , de los cuales solamente se me han muerto dos . Más aceptable la situación .
Todo comenzó por la noticia que me hicieron llegar ayer : muerte del magistrado y gran jurista Bartolomé Rios Salmerón , con el que compartí mesa y mantel en el Colegio Mayor , siendo él joven juez y yo joven profesor .
¿Comprendes , Carmen , por qué me voy quedando solo de los muchos que fuimos y que van desapareciendo irremediablemente ? Es una extraña sensación de supervivencia . No me sobrecoge , pero me afecta el vacío alrededor .
Claro que tengo lo mejor del mundo . Unos hijos generosos y unos nietos cantarines , que me agotan y me hacen feliz .
Todo lo cual , en grandísima medida te lo debo .
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