Una buena amiga por estos pagos , que goza de fino humor , me pregunta si aún tengo que hacer cosas en la universidad , al cabo de diez años jubilado , vista mi actitud de ir al despacho casi todos los días . Y añade que sería bueno para mí morir en acto de servicio .
Le respondo que , mientras tenga la cabeza y el cuerpo en adecuada disposición , seguiré haciéndolo , es una cuestión vital yde principios y de convicciones , pues que el magisterio es como el sacerdocio , imprime carácter y nunca se termina la tarea , siempre habrá estudiantes que quieran y necesiten aprender algo .
ˆPor eso no comprendo a bastantes de mis colegas , que están deseando el día de la jubilación para desaparecer de las aulas , quizá porque han considerado su trabajo como algo muy oneroso , tal que la maldición bíblicar ge ganar el sustento con el sudor de la frente .
Lo respeto , pero no lo comparto . Máxime cuando , pasado cierto tiempo los veo vegetar y quejarse del mucho tiempo disponible y nada que hacer .
Yo siempre ando con alguna ocupación , bien de mi propio trabajo personal , bien para dedicar un rato a las varias incitaciones que nos proporciona la vida . La inactividad es un vicio dificilmente perdonable , que también es cierto aquello de la mucha miel y pocos los segadores , igualmente bíblico , evangélico mejor .
Recuerdo , Carmen , la actitud de un viejo maestro al que mucho queríamos los dos . Un día me lo encontré subiendo las escaleras del aulario . Me detuvo con gesto amable y mirada entre nostálgica y triste . Me dijo con expresión apagada : "Ya ves , amigo , es la postrera vez que subo estas escaleras , para dar la última clase . ¿Qué ha de venir después? .
Como lo ví bastante abatido , no quise responderle que tendría muchas cosas por hacer , unas pendientes , tras nuevas y que , dada su sabiduría contrastada , en cuelquier momento encontaría discípulos a la espera de sus necesarias y buenas enseñanzas .
¿Cuántos días nos lo encontramos , Carmen , paseando sólo por nuestras vecinas calles , pues que vivíamos en casas cercanas?
Te repito lo que sabes muy bién , la enseñanza es una bendita y compensadora adicción , compartida por los dos tantos años indudablemente felices .
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