miércoles, 25 de mayo de 2016

"LA ANTORCHA DE MI VIDA", entrega del día, poética

  El título alude a un libro de versos, escrito por Hipólito Romero Hidalgo, técnico de profesión y poeta por devoción casi vocacional en exclusiva. lo tengo dedicado por el autor, que le agradezco, y me correspondió en un amistoso sorteo, al final de una velada literaria en el Casino de Murcia, llevada a cabo por el Foro Poético. todo muy agradable e ilustrativo. Lo pasé muy bien escuchando a las poetisas (una alumna entre ellas) y viendo bailar a una excelente bailarina y su alumno.Música, danza y versos, buena combinatoria.
  Al final, como digo, me deparó el sorteo la suerte del libro, cuya dedicatoria reza: "Con el deseo que disfrute con los poemas que forman parte de mi vida". Y aquí radican algunos de los misterios de la poesía, en general, y de los versos de Hipólito en particular.
  En efecto, los poemas forman parte de su vida, lo que viene a decir que son elementos consustanciales a su modo de ser y existir, de manera que sería difícil entender su trayectoria vital sin sus versos, y a la inversa, los poemas son manifestaciones entrañables de su propio vivir.
  Como es sabido, este fenómeno corresponde a los primigenios, y permanentes, estadios de la vida humana. El hombre se plantea conocer el mundo y tiene que hallar un lenguaje onomástico para la identificación inicial y el complejo mundo de relaciones intelecto-afectivas que seguirán en su desarrollo: árbol, estrella, luna, león, pan, agua...Los elementos que le rodean, los identifica.
  La etapa siguiente desarrolla las relaciones gramaticales, lógicas, el pensamiento relacional y un complejo mundo de sensaciones. Por ejemplo, contemplar un árbol puede y debe despertar imágenes capaces de proyectar sentimientos y emociones de todo tipo.
  Y al cabo, la metaforización, sin la cual poco es la poesía. El poeta sabe lo que es una perla, mira los dientes de su amada y concluye escribiendo: "Tiene los dientes como perlas". Da un paso más y escribe: "Las perlas de su boca".
  Esto parece sencillo, una vez conocido y practicado, pero necesitó milenios de actividad mental y emocional para encontrar las palabras transcriptoras. Y en ello continuamos con la literatura, igual que sucede con el restode las bellas artes.
  Pues bien, el libro de Hipólito se mueve justo en los momentos que descubren sus relaciones internas, para proyectar a los demás su experiencia vital y capacidad de de compartir mediante la escritura. Basta con repasar el índice de títulos para comprobar que son intercambiables los poemas y sus propias experiencia de vida. Unas palabras de Julián Serrano lo definen bien: "Y como era presumible, ha vuelto a la poesía. le falta oficio, le sobra calidad".
  Importa siempre, en primer lugar, la calidad, porque el oficio se aprende y perefecciona con el tiempo y la práctica. Practicamente hasta la página 135 las formas suelen ser de verso breve y múltiple de sensaciones, ideas y entusiasmos. A partir de ahí, el peta incorpora otras formas más complejas, verso de arte mayor y la forma poemática más difícil del verso español, el soneto, al que se dedica ultimamente según propia declaración.
  Sin duda alguna, recomiendo la lectura de este libro cargado de emociones, de ideas y de experiencias vitales, a la búsqueda cada vez más completas de las formas verbales. Y vuelvo a las palabras de Julián Serrano: "Yo que soy un viejo poeta (por mi parte, diría un viejo profesor) veo en él un magnífico futuro y un muy aceptable presente para entrar con todo dignidad en el maravilloso campo reservado a los poetas".  Campo en el que ya ha entrado por derecho propio y obra bien hecha, como el libro demuestra.

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