martes, 3 de mayo de 2016

A vuelapluma, periódicos, revistas, libros...

  Todos los días, al regreso de mi paseo no solitario en primavera (poeta neoclásico al fondo), suelo hacer un pequeño alto en el camino, a la vista la fachada de la universidad, en una gran librería. Repaso los estantes, agarro algún pequeño enfado, de cuando en vez una pequeña alegría, algo de charla con el librero, quizá un saludo con los habituales viciosos de los libros. Cierro la puerta y enderezo mis pasos al despacho de tantos años.
  Suelo ir meditando sin profundidad y sonriendo al sol, la mucha edad me ha vuelto así, más comprensivo y menos insistentes. Ello no obstante, poca sonrisa esta mañana. No por nada interesante, sino porque iba recordando que todos los día leo los periódicos, paso a la ligera muchas páginas de revistas y suelo leer algunas páginas en la librería, aunque convencido abro los libros de que no habrá de gustarme la letra que los imprime, salvo el agradable olor a tinta que me continua encantando.
  !Cuánto desperdicio, cuánta desfachatez de los plumíferos, cuánto despilfarro de bosques que ninguna culpa tienen, que nunca dieron pábulo a su tala inclemente por parte de estos irredentos escribidores y sus cómplices crematísticos los editores desnortados que aaún consideran negocio imprimir una docenas de páginas, colocarles unas tapas y llamarle, pomposa e ignaramente, libro.
  Cuando paseo por esta ingente cantidad de páginas inanes o directamente embrutecedoras (con aplauso de los embrutecidos a la espera), recuerdo insistente las palabras de Flaubert, tantas veces comentadas: "Por un país desconocido". Pero  ¿qué ha dado en suceder a lo largo de estos últimos años?
  Insistiendo, hace poco escribía Vargas llosa a propósito de la prensa: "Tiempos infames para el periodismo y la cultura". Quizá un poco exagerado el adjetivo, pero razón al fondo y la forma.
  Alguna vez aún discuto para que no se confunda el folklore con la cultura, capítulos distintos, bien diferenciados, complementario en alguna medida, así como digno cada cual en el casillero y estatura que le corresponde.
  Pero cada vez hago más caso a la recomendación de Mark Twain, el de Tom y Huck, entrañables: "No discutas con un estúpido. Te hará descender a su nivel. Y en ese territorio te ganará siempre".


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario